miércoles, 31 de mayo de 2017

VIRTUOSOS DEL SON Por: José Francisco García González*

El disco de "Virtuosos del Son", es la causa por la que estamos aquí reunidos, para gozar los sonidos que nos trasladan a otras épocas. De pronto al escuchar el Gusto de "La Malagueña de la Tierra Caliente" de Don Juan Bartolo Tavira nos invaden los recuerdos de la niñez, así como las rítmicas polkas "Liras Sahuayenses y El Vacilón de Tacámbaro" ( sobre esta composición les contaré al final una anécdota que me platicó Don Juan Reynoso en su casa de Riva palacio Michoacán; pero me lo recuerdan) Don J. Isaías Salmerón Pastenes, uno de los más prolíferos compositores de esta música conocida como de raspa o arrastre y los pasos dobles de don J. Socorro Galván nos invade la melancolía, por el sentimiento implícito que los compositores le agregan a sus melodías.

Yo soy originario de la tierra de Don J. Isaías, Tlapehuala. En su origen formaba parte de Michoacán, Estado del más grande General de la Guerra de Independencia don José María Teclo Morelos Pavón y Pérez, ideólogo de los Sentimientos de la Nación; que sin temor a equivocarme hasta nuestros días tienen vigencia, es un documento lapidario para muchos políticos corruptos que han mal gobernado a esta noble nación.
Por cierto en el disco se incluye una composición de Rafael Álvarez Sánchez y Serafín Ibarra Cortés dedicado al Generalísimo que se titula "El Insurgente".

Algunas personas con cierta curiosidad me han preguntado, el porqué de la zona de Tierra Caliente han salido buenos para la música, la pintura, la poesía y otras aptitudes artísticas. Uno de esos preguntones me atajó, antes de que le diera una respuesta, diciéndome a boca de jarro: "y no me vayas a salir cómo otros, a los que les he preguntado lo mismo. Y me contestan que de por sí, en la Tierra Caliente existe una tradición de compositores y poetas, desde hace muchísimo tiempo, porque eso no explica nada". Le clavé la mirada, sonreí moviendo la cabeza en señal de negativa y le solté dos palabras: la atmosfera. –¡Qué! –Me reviró. –Es por la atmosfera… es el ambiente natural lo que hace que los creadores de cosas grandiosas se inspiren.
No tienes idea de cómo son los amaneceres, viendo correr las aguas verde jade de un río; los anocheceres, cuando la brisa se estrella en tu rostro, dejándote una sensación distinta al calor abrazante que te persiguió sin tregua durante todo el día de un sol radiante. Escuchar a esa gente, cuando te cuenta cosas fantásticas de chanes y otros seres luminosos que habitan en los recovecos del río es para impresionarse.
Saber lo que ellos saben por generaciones te deja pasmado. Te hablan de nahuales, de animales de río que existieron en otros tiempos, de lo que ven y se encuentran en los cerros cuando subían a cortar leña; de árboles y plantas mágicas que lo curan todo hasta a las enfermedades más raras que azotaron a la población, aliviándose sólo con cáscaras de corongoros, cuachalalate, cicuas de bejucos y otras hierbas del campo; de los tiempos cuando casi toda la gente le cayó el mal del pinto, la piel era un mapa de colores pardos, pero el blanco predominaba en los joberos o guacos; de los enfrentamientos cara a cara a machetazos escudándose nada más con el gabán de lana bronca y para acabar el anecdotario de sucesos chuscos, tendrías un sinfín de páginas para escribir. Y de la comida con que se alimentan es otra cosa.

–¡Aaah!… nada más balbució y fin de la explicación.

Después de husmear los textos escritos por mis paisanos y otros autores que recogieron testimonios de gente ya desaparecida, quedé envuelto de pronto en un mundo subliminal, me trasladé a otros tiempos; entre el olor del humo de cigarritos de hoja de tabaco mije, en los vapores del mezcal de Zihuaquio, entre el polvo levantado por la gente bailadora al son de la música de los violines, la guitarra panzona de cuerdas de tripas de gato, el bajo sexto o quinto y los redobles de la tamborita de tronco de parota; y entre las humaredas de los cazos de mole verde, rojo y tamales nejos.
Por eso estamos aquí; imaginémonos ese ambiente para recordar aquellos músicos que sin tener un alto grado de estudio "no letrados" cómo dijeran mis paisanos, se atrevieron a componer música que nos llena los oídos y cuando se trataba de ponerle alegría a sus piezas lo lograban de forma magistral, así como también conseguían hacer reflexionar sobre temas políticos de la época, tal como lo escuchamos en "El Gusto Federal" de Don Vicente Riva Palacio, "La Plata Lucida" de Don Juan Bartolo y el "Tlapehuala Lucido" de Don J. Isaías Salmerón.

Para concluir les comentaré que el CD "Virtuosos del Son" contiene 14 temas, cinco son de J. Isaías Salmerón, uno de Juan Bartolo, tres de Serafín Ibarra Cortés, ejecutante del violín aquí presente y cómo ya lo mencioné anteriormente, uno es en coautoría con Rafael Álvarez Sánchez; dos de Don J. Socorro Galván, otro de Don Remigio Rentería, originario de Cutzamala, músico de la época de J. Isaías Salmerón, así lo escribe Jesús Peredo Flores en el texto incluido en el disco, citando a la etnomusicóloga Raquel Paraíso en su tesis de maestría nos dice que en la primera década del siglo XX tocó con el conjunto de J. Isaías Salmerón; y por último, Jesús Peredo le atribuye los sones: Salomón Trujillo y El Son Guerrerense a Don Juan Reynoso Portillo originario de Santo Domingo, Municipio de Coyuca de Catalán; sin entrar en polémica ni demeritando la grandeza y virtuosidad del "Paganini de la Tierra Caliente" en mi particular punto de vista, creo que el Son Guerrerense pudiera ser de J. Isaías Salmerón, así me suenan los acordes de la guitarra y violín; pero en fin, eso se lo dejamos a los profesionales y estudiosos de esa música… nuestra música, que bien nos puede generar alegría y en ocasiones tristezas cómo los valses tristes y la música fúnebre que también solían componer y tocar, estos extraordinarios músicos del pasado y por qué no, también de nuestro presente.
Por su atención muchísimas gracias

*Texto leído durante la presentación del Cd, Virtuosos del son, de Serafín Ibarra y Jesús Peredo Flores, en el Auditorio Estatal, Sentimientos de la Nación, que dirige Brenda Marquina, el pasado 24 de mayo del presente año, evento organizado