A pesar de que en 1993 la
Organización de las Naciones Unidas lanzó la declaración sobre la eliminación
de la violencia contra las mujeres, es lamentable saber que más de 20 años
después, una de cada tres mujeres en el mundo sufre agresiones sexuales o físicas.
Muchas de ellas han crecido viendo comerciales en la televisión pidiéndoles que
levanten la voz y que, ante cualquier señal de violencia de cualquier tipo,
denuncien.
Sin embargo, el verdadero
problema no es que ellas se queden calladas; en realidad todo el peso recae en
la normalización de la violencia de cualquier tipo. Al ser retratada con tanta
naturalidad, la gente no se percata del verdadero impacto que tiene una
agresión hacia una persona; lo hemos visto tantas veces en el cine y la
televisión que parece algo que no podría afectarnos de ninguna manera.
Pensar que la violencia en
contra de la mujer es algo que sólo ha atacado a este tiempo es otro de los
grandes errores del ser humano; de hecho existen pinturas y esculturas que
datan de hace algunos siglos, mismas que al estar expuestas en las salas de
museos sin ninguna clase de advertencia, han contribuido a pensar que no hay
nada malo en las agresiones.
“El rapto de las Sabinas”
(1579) Juan de Bolonia
Bolonia violencia de
genero en obras de arte
Después de su fundación,
Roma era una ciudad sólo poblada por hombres, lo que era un gran problema
cuando la idea era que creciera. Ante este problema, los hombres romanos
decidieron secuestrar a las mujeres de los sabinos con el fin de tener hijos
para poblar la recién nacida urbe. La razón por la que en la escultura aparecen
dos agresores y sólo una mujer es para ejemplificar el brutal momento de la
captura y de la multitud de personas que llegaron a violentar a las damiselas.
“Susana y los viejos”
(1560-1565) Tintoretto
Viejos violencia de genero
en obras de arte.
La historia que este
cuadro esconde detrás de sí es la de un par de ancianos que, abusando de su
poder, intentaron someter a una joven que se bañaba inadvertida en una de las
fuentes de su propia casa. Los viejos que acosaban a la mujer quedan representados
por dos figuras ocultas pero lascivas que observan desde su escondite a una
voluptuosa joven que no tiene idea de nada.
Cuando incluso el arte ha
retratado con tanta normalidad a la violencia, es preciso ponernos a pensar en
todo lo que está mal con nosotros. Claro que algunos artistas como Goya con sus
grabados, más que retratar, denuncian las agresiones; no obstante, si un
espectador con poco criterio se posa frente a estas obras sin previo aviso de
que se trata de una atrocidad y no de un
acto totalmente natural, la problemática continuará creciendo sobre nosotros
como una especie de sombra que poco a poco nos dejará ciegos.