Cuando el PRD se movilizó
con marchas regionales para exigir justicia por el crimen de Armando Chavarría
Barrera, su viuda, Martha Obeso Cázares y sus hijos iban al frente.
Luego del asesinato en
agosto de 2009 hubo varias movilizaciones por todo el estado en las que ellos
estuvieron presentes, lo que legitimaba el clamor de justicia al ir por delante
la genuina demanda de los familiares de la víctima por el esclarecimiento del
caso.
Era la familia y no un
partido político el eje de la movilización contra un gobernador perredista al
que se señalaba como autor del homicidio, Zeferino Torreblanca Galindo.
Con el asesinato de
Demetrio Saldívar ha sido diferente. Fue notoria la ausencia de sus familiares
al frente de la marcha encabezada por los dirigentes nacionales y estatales del
PRD, así como en el templete del mitin instalado en el Zócalo de Chilpancingo.
No hubo ninguna intervención de ellos.
Por alguna razón los
deudos han preferido canalizar su justa demanda por los cauces legales donde se
está procesando judicialmente a un presunto homicida.
Esa razón puede ser que
advierten una perversa manipulación política por parte de los dirigentes
perredistas, misma que quedó plenamente identificada en los discursos que ellos
sí pronunciaron en un acto que parecía más electorero que de dolor y reclamo de
justicia.
Lo dijo muy claro
Alejandra Barrales Magdaleno: “apunten esta fecha por lo que voy a decir: el
PRD regresará para gobernar Guerrero”.
Antes, afirmó a reporteros
que la entrevistaron en un restaurante de Chilpancingo que la marcha era “para
fortalecer a la militancia del PRD”, y… ¡Ah! ¡Sí!, también agregó que para
exigir paz y justicia en el estado.
Otro que fue entrevistado
es el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, quien trató de dejarle
claro a Andrés Manuel López Obrador que estuvo un día antes en la capital de
Guerrero que tendrá que negociar con ellos porque el PRD dijo, será el que
decida quién es presidente de México en 2018.
Las redes sociales, se
tapizaron el sábado de fotos en las que los seguidores de Morena destacaban los
ángulos más nutridos, y los de otros partidos evidenciaban los huecos para
subrayar que no llenó el Zócalo; el domingo, lo mismo pero ahora los perredistas
lucían sus tomas cerradas y otras personas las abiertas, como si se tratase de
una campaña política y no del reclamo social que se simulaba abanderar.
Y mientras Barrales
profetizaba el regreso de su partido al gobierno de Guerrero, Aureoles lo
magnificaba como el gran elector presidencial y la familia de Demetrio Saldívar
evitó ser partícipe del lucro de su asesinato, quedó claro que no es la paz ni
la justicia el objetivo de la marcha, si no la reconquista del poder, y la
promoción del PRD como oferta electoral.
jalepezochoa@gmail.com