jueves, 6 de septiembre de 2018

DON ALEJANDRO MARTÍNEZ CARBAJAL. Cronista de la Ciudad de Acapulco.

Tuve el privilegio de conocer y trabajar de manera conjunta con algunos de los cronistas de la Ciudad de Acapulco, Guerrero. Que por cierto al inculto del presidente Municipal, poco le ha interesado la cultura, lo mismo a sus directores y/o secretarios de ese ramo. Antes de irse a donde deba ir, Evodio Velázquez Aguirre, le debe una disculpa y un reconocimiento a Don Alejandro Martínez Carbajal, único sobreviviente de esa pléyade de hombres de letras en Guerrero.
Hablar de Don Ernesto García Moraga, Don José Pasta Tagliabue, Don Enrique Díaz Clavel, junto con Don Alejandro, es mencionar gran parte de los hombres que han escribo acerca no tan solo de las raíces de Acapulco, sino de sus hombres y de esta tierra suriana.
Con los cuatro compartí momentos de didácticas platicas y llenarme de las anécdotas de sus vidas. Con Don Ernesto García y De Moraga, que así reza en su acta de nacimiento que obra en poder de la viuda Doña Virginia Villalvazo Acevedo, de Efrén, de Ernesto o de Gaby. Sus hazañas en el Arte de amar, cuyas correrías fueron de película. Una mente de muchas ideas, sarcasmo y alegría. Fui su ayudante de carpintero y electricista, en una chambita de medio pelo en su casa. Siempre ingenioso Don Ernesto, se lo llevó el cigarro.
Don Pepe Pasta, nos echábamos a caminar desde el zócalo de la ciudad hasta La Quebrada. Esto lo hacíamos en la empinada calle donde se encuentra Capama. Yo era todo oídos a sus palabras, sus frases y sus correcciones en los hechos y datos acerca de Acapulco. Un hombre alegre, adusto en su momento, un gran conversador y lleno de vitalidad. Grandilocuente en su oratoria acerca del mundo y sus problemas.
Don Enrique Díaz Clavel, narrador preciso e irónico en ocasiones. Salpicaba sus anécdotas de ocurrencias de otros actores en la vida de esa ciudad. Corresponsal de "Excélsior", dio muestras de ser un indagador de la crónica en las voces de los que vivieron en el Acapulco viejo. Fui su subdirector en la Comisión Editorial, de la comuna acapulqueña, Me cedió la oficina donde en alguna vez, despachó Don Ernesto Garcia, Roberto Ceballos Delgado, y el poeta Abel San Román Ortíz. Con Díaz Clavel, hicimos y concretamos muchos trabajos editoriales y de impresión importantes para los niños y niñas.
Con Don Alejandro, que tenía un buen tiempo de no verle, lo vi en el seno de su hogar, acompañado de su esposa, sus hijos y nietos. A sus 84 años, lleno de vitalidad, lúcido, enorme platicador y rememoramos viejos tiempos en las aulas educativas, de los amigos idos, de las amistades presentes y de su largo camino que ha recorrido. Recordó a los dones Ernesto, José y Enrique, bellas palabras hacia ellos.
A don Alex, como le digo, tuve el honor de prologarle tres o cuatro libros de los 74 tomos de su autoría; y, que precisamente me obsequió cuatro tomos de algunos que no tenía: "Miscelánea", "Capitulación del Fuerte de San Carlos de Acapulco", "José María Mercado de Ahualulco, Jalisco" y "Medio geográfico de Acapulco".
Nuestra conversación interminable; pero siempre llena de carcajadas por su perspicacia y agudeza mental. Una tarde espléndida y familiar.

Solo espero que el alcalde Evodio Velázquez Aguirre, ponga en movimiento la última neurona y reconozca en vida a Don Alejandro Martínez, sus aportaciones a los ávidos lectores de sus interesantes libros. Ah, y que recuerde que en las calles donde viven estos cronistas, deben llevar sus nombres, tal como ha sucedido con la única que se ha reconocido, allá en el Fraccionamiento Las Playas, en memoria de Don Ernesto García y de Moraga.