El aumento periódico, por no
decir mensual desde hace nueve años del
litro de la gasolina, se ha convertido en una grave carga para la economía de
la clase trabajadora que somos los más en este país, y que hoy la cereza del
pastel del gobierno de Enrique Peña Nieto,
y de sus socios del Pacto por México, “La Cruzada contra el Hambre, y la
solidaridad por los miles de damnificados en Guerrero, por la tormenta
“Manuel”, es sin lugar a dudas una grave contradicción.
Ante el encarecimiento de
los productos básicos, como si estuviéramos en “tiempos de guerra” o algo peor, propiciado principalmente por el
aumento en el precio de los combustibles, la familia mexicana y hoy los guerrerenses
ha tenido que ajustar su presupuesto, a su cada vez más precario salario mínimo
y en Guerrero a la perdida de todos sus bienes por motivos de los desastres naturales, que a últimas
fechas hemos padecido, salario, que cuando se tiene se ha convertido en un “salario del
miedo”, para la adquisición de los productos básicos cada vez de mayor precio y de poco valor nutrimental.
El presidente de la
República desde su visita al municipio de Apango, donde puso en marcha la
“Cruzada contra el hambre”, subrayó hasta el cansancio los grandes beneficios
de sus 75 acciones, y que hoy la tormenta Manuel hecho por tierra, cuando en realidad es otra cosa, porque la
pobreza no se va a combatir con despensas que hoy tanta falta hacen en pueblos
colonias y comunidades que “Manuel” dejó
bajo el agua, el lodo y expuso su gran marginación, en que vivían desde mucho
antes de su paso destructor. Y hoy en un sinsentido de la política
macroeconómica se anuncia un nuevo aumento a la gasolina lo que hace que se
derrumbe de nuevo cualquier programa
social.
Hoy agobiados por los
desastres ocasionados por la tormenta “Manuel”, casi el Armagedón para
Guerrero, parece inadmisible que este nuevo golpe de mano del gobierno federal,
por el aumento del precio del litro de
la gasolina, viene a hundir más no sólo la economía de la entidad sino
cualquier esperanza de un pueblo donde uno de cada tres guerrerenses está
hundido en el lodo, camina entre el agua
o simplemente no puede ni acercarse a su
hogar, desaparecido en el fango o bajo metros de agua. Sí en Guerrero, hoy uno
de cada tres es damnificado, dos de cada
tres viven en la “zona del hambre” y hoy tres de cada tres, es decir al
cien por ciento de los trabajadores
guerrerenses, a todos los perjudica gravemente el aumento mensual, como este último
de once centavos en el costo por litro de la gasolina.
Este décimo aumento bien a
ser un “golpe” no sólo a su economía sino que suma a su desgracia la doble cara que pareciera tener Enrique Peña Nieto: una, la de la solidaridad
ante los despojos que dejo al tormenta “Manuel”, y con la otra nos golpea:
“apriétalos, pareciera decirle a Videgaray”.
Cómo nos preguntamos, la
clase trabajadora va a confiar en el programa
de la “Cruzada contra el hambre” o el día de hoy la aplicación del
Fonden, que pretende aplicarse de manera rigurosa, pero que va a pasar por los mismos trenes de la burocracia, y si
se van a utilizar las mismas manos, y se van a tener los mismos corruptos resultados.