Isaías Alanis |
A José
Francisco en su cumpleaños
La encrucijada en que se encuentra el primer
mandatario es oscilante y difusa. Por un lado, las reformas a punto de
reventarse por movimientos sociales, la reagrupación de fuerzas opositoras
aunque sea en forma coyuntural, abre otro hoyo a las reformas tan grande como
el provocado al país por una pareja de huracanes. El país está en la lona y sin
toalla, cubierto de barro amarillo, negro y verde. Inundaciones,
infraestructura colapsada, autopistas y puentes construidos con plastilina,
cientos de miles de afectados, cosechas siniestradas, pérdidas humanas en
momentos en que cruza por el cielo de México los cuatro jinetes del Apocalipsis
sonando las trompetas de las reformas que se pueden quedar en el tintero del
evangelio según EPN o pararse ante la ofensiva todavía sin rumbo de AMLO en
forma inmediata con resistencia civil pacífica; de Cuauhtémoc Cárdenas posfechada
para los comicios del 2015 y los venerables chuchos y satélites que los
acompañan que saben para donde jalar y con quién en el supremo caso de que el
PRD recargado abandone el pacto y formar una triple alianza coyuntural en vías
a no perder casi todo en las elecciones intermedias.
Al inicio y final de la encrucijada, el
presidente no sólo tiene que recibir la rechifla por la reforma energética en
la tierra caliente guerrerense a donde asistió a brindar apoyo a los
damnificados por la pareja de huracanes, en una región golpeada por la
violencia del crimen y también por la
fuerza del agua del río Balsas. A la que se suman las críticas por el extremo
cuidado de su hijastra en el “Teatro del Estado, donde Sofía Castro, hija de la
actriz y primera dama Angélica Rivera se presentó para montar la obra El Cartero…”
Cientos de miembros del estado mayor, ejército, policías federales y estatales,
resguardaron el teatro donde la hija se presentó en el mencionado coliseo
veracruzano. Que antes, durante y después de la presentación se convirtió en un
estado blindado por los poderes de México al igual que el blindaje mediático a
Miguel Ángel Osorio Chong, por aquello de que dieron o no la alarma de
contingencia ambiental por los huracanes.
LA RECONSTRUCCIÓN
Tras bambalinas mediáticas y guerra interna
con fuego amigo sobre quién de los gobernadores mencionados por Osorio Chong a
través de su Sub secretario recibieron la alerta por la pareja de siameses que
zarandeaban al país en plena antesala del grito de independencia y si como lo
explicó el presidente les caerá todo el peso de las casas destruidas a los que
otorgaron permisos y demás idem por permitir la construcción de unidades
habitacionales en zonas de alto riesgo, quién o cuántos tuvieron la culpa de
las anegaciones en la zona de humedales de Acapulco, habrán de esperar ser
arraigados o cuando menos avisados de que si vuelven a tener un puesto que ya
no se manchen porque a pesar de la palabra empeñada de Peña Nieto, eso nunca va
a suceder.
El problema my dear President, es que la gente está bien informada y si piensas
que con haberte mojado en Sinaloa, casi comprarte una casa en Acapulco y
recorrer los pueblos arrasados o meterte a la tina de agua oxigenada para
quitarte las pulgas, probables infecciones ya la hiciste. Pues no. Si de verdad
Mr. president quieres salir en las
páginas de la historia no por los hechos de Atenco o por tu sonrisa guapa, es
necesario girar instrucciones y fincarle responsabilidades a ex o todavía
funcionarios públicos de los tres niveles de gobierno involucrados en el
desastre, trátese de quién se trate; porque la gente que lo perdió todo o casi
todo se quedó en cueros. Son miles los patrimonios convertidos en ruinas, además
de la pérdida lamentable de vidas humanas o el estado oprobioso en que se encuentran los hermanos de la Montaña.
Y el camino que sigue ahora y más cardinal es
la reconstrucción. El gobierno federal tiene en sus manos ganar adeptos. Al
gobierno de AAR le va costar lo que resta de su administración dedicarlo a la
reconstrucción como ya lo hace al alimón con el gobierno federal.
Y que nadie saque raja del dolor de los
pobres. Ángel Aguirre tiene en sus manos enderezar la barca pese a la tempestad
que lo ha seguido desde su mandato. Los hechos del 12 de diciembre, la
violencia magisterial, el nacimiento de las policías comunitarias, la violencia
del crimen organizado y ahora esta pareja de huracanes, y los que todavía
faltan por entrar en tierras mexicanas, la alta sismicidad en la costa Grande y
Chica, la falta de alimentos en la Montaña, las cosechas perdidas,
infraestructura de todo tipo y los más importante la sociedad que ha nacido con
los huracanes. Hoy el gobierno de Ángel Aguirre, con empuje, transparencia y
decisión tiene que apuntar sus baterías a la reconstrucción de Guerrero. Y que
nadie se afile las uñas. Peso gastado debe de ser peso comprobado. Tampoco se
lancen las vedetes de moda al ruedo de lo mojado. Hay que conseguir
científicos, técnicos, investigadores que por ejemplo, le digan a la gente y a
los políticos como sacar el agua de Tixtla o como reconstruir la Pintada en un
lugar seguro. O a los habitantes de Ciudad Altamirano donde poner casas y donde
no en las márgenes del Balsas, igual para los habitantes de Chilpancingo. Es un
trabajo enorme pero que ha de paliar la orfandad en la que de por si se
encuentran grandes regiones de Guerrero. Y entrarle todos con el pecho sano. No
sacar raja ni económica ni política. Parece una utopía.
Y para la reconstrucción de Guerrero, Aguirre
Rivero haga un llamado a los guerrerenses de buena fe.
Y que el presidente meta al bote a los causantes de tantas
tragedias humanas como empeñó su palabra públicamente, lástima que le haya
faltado un notario.
DE REOJO
México 2 de octubre, no se olvida