Karmelynda Valverde |
Llueve sobre mojado en mi
pozolero estado y le llueve, truena y relampaguea a mi admirado paisano Ángel
Aguirre Rivero. No es para menos,¡dos! fenómenos naturales azotaron a algunos
estados de mi tenochca país pero para mala suerte del Góber, se agandallaron
terrible y gachamente contra mi también chilenero territorio.
Más de tres semanas han
transcurrido desde entonces y mucha agua sigue cayendo, casi al parejo de las
acusaciones y los deslindes de los ‘’tú las tráis y los yo te aseguro que yo no
fui’’, que al igual que el vital líquido caen y salpican los medios y las redes
sociales. Así mismo le han caído a mi paisano torrenciales críticas,
comprobando con ello una vez más que a los mexicanos no nos sienta ningún
fuste. Sí, la solidaridad de muchos guerrerenses ha sido relevante. La
generosidad de miles de ellos, al compartir ropa, enseres y alimentos con la
paisanada damnificada, conmueve. Sin embargo, no faltan los mequetrefes y los
aprendices de políticos bastante chafaltrafas que han aprovechado la desgracia
pa’ andar haciendo caravanas con sombreros federales y estatales., aunque
tengan con ello que soportar las niguas que entre los dedos de sus querreques
patitas seguramente les saldrán, al
haber sumergido sus querreques chincuales en los lodazales.
Que si el Brindis por la
celebración de los Sentimientos de la Nación mientras las ventanas de los
cielos acuíferos fueron abiertas; que si algunos primeros Ediles estaban más
enfocados a lucirse en la ceremonia del Grito de Independencia; que si otros se
hicieron occisos con la alerta dada por Protección Civil, que si Zeferino, Félix o Manuel, uf! ¡Yaaa por Dios!!!.
No son tiempos de andar
armando boruca a lo wei y mucho menos de hacerle al queso que se corta solo (o
sease el queso jete)sino de unirnos como guerrerenses de buena cepa en torno a
nuestros gobernantes, Don Quique Peña Nieto y don Ángel Aguirre y ocuparnos en
lo que nos mandata papá Dios: orar por nuestros gobernantes, haciendo a un lado
las fobias partidistas.
Neta no se qué lacera más:
ver la desgracia de tantos paisanos a los que el agua destruyó no solamente sus
pertenencias materiales, sino sus sueños y hasta su fé…o los agandallamientos
de gente cuya consciencia está cicatrizada.
Manuel e Ingrid, mostraron
no solamente su devastadora fuerza, sino que exhibieron al Góber Aguirre
indefenso y solo. Sus colaboradores verdaderamente leales, se cuentan con los
dedos de las dos manos: Zapata, Espinoza, Villanueva y algunos más. De ahí en
fuera, puro fuego amiguito. Los mismos que lo mantienen casi secuestrado,
porque no les conviene que sus verdaderos amigos le abran los ojos y lo hagan
sabedor de netas.
Menos mal que mi paisano ha
sacado la casta y está demostrando de la madera con la que está hecho: De la mismita madera de roble de la que estaban hechos don Delfino Aguirre López y doña Lolita
Rivero. Por eso no se pandea, por muy fuerte que sean los ventarrones. Contra
viento, marea y harta agua, va recorriendo lo largo y lo ancho de las zonas
devastadas, sin importar los embates del tiempo que han seguido duro y tupido
tundiéndole a mi mezcalero estado. Tiene ya el resultado previo que arrojó el
recuento de los daños. O sease, lo que el agua se llevó: 250 mil hectáreas de
cultivo siniestradas. 40 mil cabezas de ganado que incluye ganado bovino,
caprino, ovino y animales de corral ¡perdidos!; 17 puentes destruidos y tendrá
que reubicar a ¡80 poblados! ´, así como reconstruir 5 mil viviendas en Chilpo.
Y hace bien en enfocarse en ello
antes que andar buscando culpables. Ya habrá tiempo y Dios le de la sabiduría
para hacerlo sin temer a represiones ni vendettas. Urge un correctivo para que
ningún otro alcalde del lunamielero, Acapulco ni ningún otro funcionario
federal vuelvan a sentir la tentación de amañarse para autorizar otro perverso
Plan de Desarrollo Urbano, de la zona metropolitana de Acapulquito como el que se autorizó en el 2002. ¡He
dicho!