REPORTAJE:
En la década del 50, uno de cada
10 mil niños presentaba este trastorno, y hoy, lo padece el 12 por ciento del
total de la población, según datos de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM
Por Silvina Brizuela / Luces del Siglo (*)
Un niño se levanta durante la
clase a cada momento. Su maestra lo manda a sentar, pero al rato lo encuentra
otra vez de pie y “molestando” al resto del salón. Los profesores y amigos lo
tildan de inquieto, revoltoso y maleducado, sin conocer la verdadera razón de
su comportamiento: el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e
Hiperactividad), un trastorno neurobiológico que perjudica la calidad de vida
de los pequeños y su relación con el entorno.
Nieves Herrera Conde, maestra en
psicopedagogía clínica, psicóloga educativa, pedagoga y especialista en
diagnóstico e intervención del TDAH, compartió con Luces del Siglo una charla
donde analizó la situación actual de este trastorno en Quintana Roo.
– ¿Qué es el TDAH?
– El TDAH es un trastorno
neurobiológico, probado por la ciencia, lo cual indica que no se adquiere, que
no se debe a malos hábitos. Es un problema de funcionamiento del cerebro. No es
una enfermedad, es un trastorno, que generalmente se diagnostica entre los cinco
y los siete años de edad.
– Este desorden se conoce cada
vez mejor, sin embargo, hay especialistas que dicen que se ha banalizado su
diagnóstico.
– Lamentablemente no existen
cifras por parte de la Secretaría de Salud sobre la cantidad de niños con
Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad en Quintana Roo, sin embargo,
según mi experiencia, si uno analiza un salón de clases con una cantidad
promedio de alumnos, entre 25 y 30 niños, creo que hallaríamos la misma
prevalencia que a nivel mundial: 6.7 por ciento cada 100 niños, o sea, entre 2
y 3 niños con ese trastorno en cada salón o más. Por lo cual, es un problema de
salud pública muy serio.
– Es un trastorno más común de lo
que se cree.
– Existen muchos mitos: que es un
invento de las farmacéuticas, que es un invento de los psicólogos, pero nada de
eso tiene fundamento. El origen del TDAH es neurobiológico y su tratamiento
debe ser multidisciplinario, donde deben estar incluidos los padres,
profesores, médicos, psicólogos y neurólogos.
Durante la década del 50, uno de
cada 10 mil niños presentaba este síndrome, y hoy, lo padece el 12 por ciento
del total de la población, según datos de la Facultad de Psicología (FP) de la
UNAM.
– ¿Qué es lo principal que
debemos comprender de los niños que sufren este trastorno?
– Algo muy importante de entender
es que estos pequeños se desempeñan de manera diferente, por lo tanto, la forma
tradicional de enseñar y de educar no funciona para ellos.
– ¿Estamos rezagados en la forma
de tratar el TDAH en la escuela?
– No creo que estemos rezagados,
sin embargo, aunque los maestros están sensibilizados con el problema, faltan
recursos metodológicos para ayudarlos a educar a sus alumnos con este problema,
ya que muchos de los niños con este trastorno se agravan con el fracaso
escolar.
– ¿Quiénes tienen más
posibilidades de padecer TDAH, los niños o las niñas?
– Con respecto a la relación
entre los sexos, los niños son más propensos que las niñas a sufrir TDAH, en
cifras que varían de 4 a 1.
– ¿El TDAH es hereditario?
– El TDAH tiene un componente
genético importante, que determina hasta el 70 por ciento del trastorno.
Según la especialista, se estima
que más del 80 por ciento de los niños que presentan el trastorno, continuarán
padeciéndolo en la adolescencia, y entre el 30 y el 65 por ciento, lo
presentarán también en la edad adulta. Sólo un buen tratamiento podrá mejorar el
comportamiento hiperactivo.
La experiencia de los padres
El niño sufre cuando sus papás
niegan lo que le está pasando.
“Cuando mi hijo tenía tres años
detectaron en la escuela que tenía problemas de coordinación, que se distraía
fácilmente, que le faltaba maduración y nos sugirieron que consultáramos a una
psicóloga”, comenta Romina Laurenti, la ultradedicada mamá de Luka, un niño de
siete años con trastorno de déficit de atención e hiperactividad, quien a
partir de escuchar de la problemática de su hijo, junto a su esposo Pablo,
pusieron en marcha un plan para ayudar al niño a superar todos sus obstáculos.
“Cuando lo diagnosticaron fue muy
difícil de entender, porque no sabíamos bien de qué se trataba, hubo gente que
nos dijo: ‘no hagas caso, el niño es caprichoso porque tú lo haces así’, y
otros que nos dijeron que lo mejor era hacer el tratamiento y, si era
necesario, medicarlo. Como estábamos confundidos fuimos a un curso de padres, y
ahí se me aclaró todo, cuando me vi reflejada en el sufrimiento de los otros
papás”, confiesa.
– ¿Molesta que piensen que tu
hijo es mal portado?
– A las personas les cuesta
entender que estos niños pueden ser un poco más impulsivos, yo me crié con
hermanos varones, así que para mí no era algo anormal. En la escuela anterior
nos llamaban a cada rato, cualquier cosa que pasaba, era Luka.
– ¿Hay discriminación?
– A veces los chicos no son
entendidos en la escuela, la gente piensa que tu hijo es discapacitado o que es
tonto, pero no es que tenga un retraso mental. Luka está al nivel de todos los
chicos de su edad, no tiene ningún tipo de inmadurez actualmente.
– Según tu opinión, ¿los maestros
y directores están preparados para educar a los niños con TDAH?
– En este momento encontré la
escuela adecuada, aunque no participa en las pláticas que da el centro del
TDAH, pero le dan todo lo que Luka necesita.
Expresándose como una experta en
el tema, la joven madre explica que muchas veces los maestros culpan al niño
con TDAH de ser la causa de desorden en el grupo, pero enfatiza que hoy en día
hay muchos niños que llevan otras problemáticas al salón de clase. “Los chicos
con este trastorno no son problemáticos, sólo necesitan más trabajo. Si uno
reconoce el esfuerzo que hacen, puede haber un cambio muy grande”.
– ¿Cómo es un día en una familia
con un chico con TDAH?
– Hay que ser muy disciplinados,
usar un cronograma de actividades para que sepan que a tal hora se levanta, a
tal hora se hace la tarea, y todos los días deben ser iguales, para que ellos
no tengan que pensar qué tienen que hacer, para que se les haga una costumbre.
Es muy importante la rutina. También es bueno tener en un lugar bien visible,
una lista de las cosas que no se deben hacer, como gritar, empujar, y los
premios que puede tener si se porta bien, siempre cosas relacionadas con la
familia, como una salida al parque o al cine.
– Por lo que cuentas, su
educación requiere de mucho orden y constancia.
– Sí, y todos deben participar,
porque no sirve si lo hace uno y otro no, es un plan que debe seguir toda la
familia.
– ¿Cómo ves a tu hijo en el
futuro?
– Estoy segura que le va a ir bien
en su vida profesional y en su vida personal, siempre y cuando nosotros sigamos
comprometidos con él y no bajemos los brazos.
– ¿Qué le dirías a otros padres
que están en tu situación?
– Yo quisiera que los padres
pierdan el miedo a descubrir qué le pasa a sus hijos. Es mas fácil decir “mi
hijo no tiene nada”, pero el único que sufre en ese caso es el niño, que se
siente poco valorado, porque siente que los padres no lo ven, que no ven lo que
le está pasando.
DATOS SOBRESALIENTES
•El 50% de los niños no
diagnosticados reprueban por lo menos un año escolar.
•El tratamiento adecuado del TDAH
reduce el riesgo de desarrollar problemas de uso y abuso de substancias en la
adolescencia.
•El TDAH sin tratamiento aumenta
el riesgo de accidentes de tránsito en adultos jóvenes.
•Los casos más severos se
presentan a menor edad, hacia los siete años o antes, suelen presentarse con
más síntomas de hiperactividad e impulsividad.
•Los casos menos severos
habitualmente se presentan o se identifican más tarde y suelen presentarse con
más síntomas de inatención.
•La Organización Mundial de la
Salud reporta que a nivel mundial existe una prevalencia del TDAH del 5 por
ciento.
•Sin tener una cifra precisa, se
cree que en México este trastorno afecta a un millón y medio de niños y niñas
menores de 14 años de edad, estas cifras lo revelan como un problema de salud
pública.
•El 70 % de las personas que
sufren TDAH, y reciben cuidados adecuados y oportunos, pueden interactuar de
manera normal, con pocas posibilidades de crear conflictos.
CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES DE LOS NIÑOS CON TDAH
ATENCIÓN
• Lo que más caracteriza al niño
hiperactivo es su falta de atención cercana a detalles.
• Parece que no escucha cuando se
les habla.
• En el colegio comete errores
por no fijarse en los trabajos o en las diferentes actividades.
IMPULSIVIDAD
• Con frecuencia actúa de forma
inmediata, sin pensar en las consecuencias.
• Está inquieto, con las manos o
los pies y no puede sentarse quieto.
• Tiene dificultad para esperar
su turno y frecuentemente interrumpe.
HIPERACTIVIDAD
• Lo más característico de estos
niños es la excesiva actividad motora. Siempre están en continuo movimiento,
corren, saltan por la calle, nunca quieren ir de la mano.
COMPORTAMIENTO
• Su comportamiento es
imprevisible, inmaduro, inapropiado para su edad.
• Se muestran violentos y
agresivos verbal y físicamente.
APRENDIZAJE
• La mayoría de los niños
hiperactivos presentan dificultades en el aprendizaje.
• El 40 ó 50% de estos infantes
tienen un bajo rendimiento escolar.
DESOBEDIENCIA
• Le cuesta seguir las
directrices que se le marcan en casa.
• El niño hace lo contrario de lo
que se dice o pide.
• Los padres tienen especial
dificultad para educarles en adquirir patrones de conducta (hábitos de higiene,
cortesía...).
INESTABILIDAD EMOCIONAL
• Presentan cambios bruscos de
humor, tienen un concepto pobre de sí mismos y no aceptan perder, por lo que no
asumen sus propios fracasos.
¿PASTILLAS, SÍ O NO?
La medicación empleada para el TDAH
no tiene como misión relajar a estos niños, sino ayudarles a centrar su
atención y a controlar su impulsividad. El metilfenidato (un derivado
anfetamínico) incrementa la disponibilidad de la dopamina, un neurotransmisor
relacionado con la concentración y el aprendizaje. Se piensa, además, que los
psicoestimulantes actúan de un modo distinto en los hiperactivos y no potencian
en ellos la excitabilidad, sino la concentración. En este sentido, las bebidas
de cola y el café, sin excesos, se consideran ocasionales ayudas.