Mucho tiempo después, los partidos políticos, los
consejeros electorales, y el IFE, se dieron cuenta de que el “monstro estaba
ahí”, ese “galimatías electoral” que nadie entiende, que nadie quiere entender,
pero que los muy duchos aprobaron, eso que hoy se llama popularmente “veda
electoral”, que nadie acepta, y que además es a todas luces una señal de
“autismo político social” de la contemporaneidad en que este país transcurre,
de violencia, caos, barbarie, y sin razón política.
En tanto los candidatos a la presidencia de la
República se preparan desde sus bunkers, desde los sótanos de la política
nacional, lo mismo tendrán que hacer los candidatos a senadores y diputados
federales, quienes inmediatamente después de tomar protesta ante su partido
correspondiente se tendrán que ir a su casa, oficina o casa de campaña, a
esperar que pase la veda, que puede ser peor que la “influenza” o la gripe asiática,
esto desde el pasado 16 del presente hasta el 31 de marzo.
Nadie sabe el por qué de este mamotreto, del cual por
lo menos se dice que es “confuso”, “arbitrario”, “inútil”, pero de lo que si
estamos seguros es que es el resultado de una sociedad inmadura, a todas luces,
una sociedad que no ha sido capaz de ponerse a la altura de las circunstancias
históricas, ni de su propio devenir, arrinconada por los poderes facticos en
que se han convertido los partidos
políticos, que realmente no representan a nadie, o por lo menos no a más del 70
por ciento de la población que no pertenece a ningún partido político, luego
entonces este gran segmento de la población con credencial de elector el 98 por
ciento, si tiene calidad electoral, por ello ve desde lejos el estira y el
afloja de los partidos, y de sus representantes en “la Mesa Redonda” no la del
Rey Arturo, sino en la de IFE, instituto que ha perdido su oportunidad de
representar realmente los intereses populares, los intereses de los mexicanos,
no simulados en parcelas políticas, cada vez más alejados de los grandes y
profundos intereses sociales.
Ni los más sesudos analistas, investigadores
electorales, ni representantes ante el IFE, nos pueden dar una respuesta
razonable, de este “entrecruzado” denominado “intercampañas”. Qué mamotreto es
esto, se pregunta la mayoría de los ciudadanos, pero todos siguen adelante, que
el tiempo sigue su curso, que aunque absurda, todos dicen que la van a
respetar. Inútil como la “virginidad después de los veinte”, porque aunque
digan eso, nadie pero nadie que se respete en este país de cualquier partido
político que sea, y mucho menos los medios de comunicación, que son también los
grandes afectados por aquello de las millonarias prerrogativas que dejaran de
percibir por la susodicha veda, respetaran esta ley “autista” símbolo de la
necedad, de la mediocridad política de los nulos alcances legislativos en
materia electoral, que cual viles “Torquemada”
de finales del siglo XX, interpusieron su verborrea, su incapacidad y ponerle
candados a la denominada “reforma electoral” que tantas vidas, esfuerzos
políticos titánicos requirió esta sociedad para arrancarle al estado, un estado
casi fascista, arrancarle los procesos electorales, cuyo arbitro era nada menos
que el Secretario de Gobernación, en el “Torquemada del Palacio de Cobián”,
para que en 1997, con toda su locuacidad y falta de criterio, la Legislación en
turno impusiera este candado “virreinal” a los caros avances electorales de
este país.
Pero a nivel local, a nivel de los estados, los
procesos político electorales, se juegan con otra pelota, con otras reglas, y
en este pandemónium como es el caso de Guerrero, tal parece que se juega dos
conceptos diferentes de una misma “pasión” con árbitros y reglas diferentes,
cuan esquizofrenia aguda, no es ya un simple autismo social, “eso de que hago
como que no veo”, en tanto los debates seguirán en tierra estéril, en tierra de
nadie, por lo que se debe de buscar con este ”galimatías” político electoral que
a nadie absolutamente a nadie beneficia y sólo es un dique “estúpido” en la
consecución de mayores y mejores estadios democráticos, dado que la democracia
incluye mayorías, y minorías, no solamente dos o tres partidos, es una
oportunidad de participar con ideas y
propuestas, con nuevas soluciones dado que lo que enriquece la convivencia es
la pluralidad y la diversidad… y encontrar a partir de estas diferencias
aquello que nos es común, una práctica política sin muletas, esas que usan los
partidos políticos –todos sin excepción- para caminar, muy atrás de los
registros del común social. Email:gernestorivera@gmail.com