Catalina Noriega
Organización Editorial Mexicana
Cuchillito de Palo
El tlatoani armó la gorda y ahora el resto de las castas divinas nos quieren volver locos, con la encuestitis.
Que si el 34, que si el 39, que si el 17 o el 28, el caso es que la danza de cifras nos baila a todas horas en la cabeza, mientras quienes las fabrican deben estar a carcajadas de esta pobre y mísera humanidad. Será que debido a la veda de la "Intercampaña", el gruesísimo grupo de suspirantes a cualquier hueso, tienen que permanecer más o menos calladitos. Más o menos, porque tampoco se les ha visto mudos y, por el contrario, aprovechan hasta la ida al supermercado -Como la "graciosísima Pina"-, para deslizar comentarios.
Estas "palabrillas", según la insigne normatividad del IFE, no están prohibidas. Habría que sugerir, en cuanto vuelvan a reformar el Código Federal Electoral, un apartado especial para evitar la catarata de imbecilidades, que escupen la y los actuales, elegidos de los dioses.
Sobresalen los dichos de la gesticuladora Vázquez Mota, quien ya les pela los dientes a sus contrincantes, de acuerdo a la línea que le dicta el auténtico peligro para México, el endemoniado Antonio Solá. Peña Nieto y López Obrador, permanecen hieráticos frente a las embestidas de la doña, aunque el Peje le pide moderación, palabra inexistente en la tan echada para delante, fémina.
De todas formas no pueden adelantar propuestas, ni solicitar ese voto, por el que braman. De aquí que las estrategias propagandísticas se sustituyen con las gráficas, los números y las "excelsas opiniones" de quienes las hacen.
Pocas son las casas serias, que se dedican al tema. Serias, objetivas y con apego a la más estricta metodología, además, de permanecer independientes en sus criterios, de quienes les pagan por hacerlas. Pocos son los que se manejan con la debida ética y moral y de este grupúsculo sobresalen tres firmas: Mitovsky, Parametría y BGC, con Roy Campos, Francisco Abundis y Ulises Beltrán. Con esto no quiero decir que no haya otros más, que cuenten con los conocimientos y reitero, la ética, aunque al colocarse al servicio de los partidos suelen sesgar metodología y, por consecuencia, resultados.
Pero, este trío, que se ha ganado la fama a pulso, sostienen que, las encuestas son la "foto" de un momento, sin menoscabo de su utilidad como extraordinaria herramienta. Es decir, la opinión pública es volátil y voluble, lo que implica que puede cambiar de parecer, en un instante. Hay muchas otras variables que inciden en la respuesta, como la del cierto temor a "desnudarse", frente a quien lo cuestiona, ya sea por ignorancia, por no haberse aún decidido o, simplemente porque ni siquiera va a sufragar, en vista de que no cuenta con credencial de elector, o no le interesa. Habría que considerar la millonada de personas, que no cambiaron la mica del 03, o que la extraviaron o se las robaron.
Importante también el conocer la metodología que se utilizó: si son encuestas telefónicas o a domicilio, lo cual modifica al universo entrevistado. El número exacto, el nivel socioeconómico, las edades, el grado de escolaridad, el sexo y las entidades que se abarcaron, o si sólo fueron en ciertas capitales, a grupos de profesionistas u otros círculos restringidos, entre otras especificaciones determinantes.
Cuando se hacen a un lado las normas, no tendríamos por qué sorprendernos de que no coincidan con la realidad, como sucede con frecuencia. De aquí que, habrá que observar con mucho cuidado, la diarrea numérica del momento y comparar a quienes tienen la garantía de la profesionalidad, con los que quieren engañar con el canto de las sirenas. De no hacerlo, más de un azteca se irá en la finta del "encogimiento o ensanchamiento" de las cifras que ofertan, los "nuevos profetas".