miércoles, 25 de abril de 2012

LA RUEDA DE LA FORTUNA. Acosta Chaparro, mano dura del Sistema Político. Por Alfredo Sarabia


El asesinato del general en retiro Mario Arturo Acosta Chaparro, coincide curiosa y sospechosamente con la creación con nombres y apellidos de la Comisión de la Verdad, cuya encomienda es indagar concienzudamente los sucesos ilegales que acaecieron en el periodo de la guerrilla del profesor Lucio Cabañas Barrientos, de 1969 a 1979, y que hasta hoy, mantiene a muchas familias viviendo los peores momentos tormentosos y de angustia  al no saber, al desconocer la situación de sus parientes qué aún permanecen en calidad de desaparecidos,  desconocen por lo tanto, si están vivos o están muertos, aunque se razona que los desaparecidos a guevo, están muertos, sobre todo por el tiempo transcurrido de esas cuestiones. No obstante, sus allegados aún continúan con la esperanza de encontrarlos con vida. Tal vez el crimen del General Acosta Chaparro,  no tenga ninguna relación con la citada Comisión, pero este militar que había estado en la cárcel por más de dos años, acusado de tener nexos con el Narco y que en mayo de 2010 sufrió un intento de homicidio, sabía mucho de este asunto cruel, pero latente, pues en el lapso del tiempo señalado en líneas anteriores, fungió como director de la temida Policía Judicial del estado de Guerrero y por  tanto, estaba señalado justamente como uno de los responsables directos de las detenciones arbitrarias de muchas personas y de varios actos de barbarie homicida, de ambos sexos, jóvenes, señor@s de mediana edad y adultos mayores, señaladas como guerrilleros, fueran o no fueran parte de la Guerrilla, momentos en que vivir o habitar en algún pueblo en la Sierra de Atoyac de Álvarez y además, ser joven y con melena, era suficiente para parecer ante los ojos de los cuerpos policiacos y del Ejército, sospechoso peligroso con posibles nexos con el mencionado profesor guerrillero, se fueron igual al mundo desconocido del Gobierno, llámese federal o estatal y hasta el gobierno municipal participó en menor medida y con discretas actuaciones (Para más información al respecto,  véase el libro de escritor Felipe Fierro: El último disparo o la guerrilla de los 70s). El escenario vivido en esa oscura etapa del “México moderno”, las leyes vigentes fueron  pisoteadas, ninguneadas y no respetadas por las Instituciones gubernamentales, Oficiales, que supuestamente serían las primeras en garantizar el cumplimiento del marco legal que supuestamente regía. En ese contexto social, el hoy asesinado, vivió uno de sus episodios más protagónicos, que lo marcarían de por vida. Siempre cobijado y protegido por las autoridades federales, tanto priístas como panistas. Posteriormente a su estadía criminal y terrorífica en nuestro estado de Guerrero, emigró finalmente al D. F. donde Acosta Chaparro enfrentó las acusaciones agudas de tener ligas con el Narcotráfico, qué lo llevó a pasar poco más de dos años en la cárcel, de donde salió como si nada hubiera pasado, pues la libertad impune de la guerra sucia, siempre permaneció soslayada por la Autoridades federales y estatales aun. Incluso hay un pasaje de la vida del militar muerto, de un paseo muy orondo y tranquilo en el puerto de Acapulco, arropado bajo el manto impune e inmune por el tristemente célebre gobierno estatal, dizque perredista, de Zeferino Torreblanca Galindo, que dicho sea de paso, incluso se dice que hasta llegaron al Compadrazgo entre ellos. El escenario social padecido amargamente en esa época, semejante a la era primitiva y salvaje, determinó sangrientamente el camino rumbo a la democracia que hoy en la actualidad estamos gozando, si no plena, si mejor comparativamente respecto al periodo ampliamente cuestionado y hoy vuelto a brillar intensamente por el asesinato del militar retirado, de triste y terrorífico historial para la gran mayoría ciudadana, pero principalmente para el pueblo de Atoyac de Álvarez…HASTA PRONTO.