La
crisis política interna que se está viviendo hoy en día en el PRD estatal, amenaza seriamente con desbordarse
catastróficamente y que podría verse reflejada en los resultados de las
elecciones que se tendrán el cercano 1 de julio. Lo que ha detonado esta
situación, ha sido la selección de los candidatos de ese partido del sol
azteca. Las protestas y las inconformidades de los precandidatos que por X o Y
razones no se vieron en las listas de los nominados, no se hicieron esperar.
Precandidatos descalificados por el dedo
flamígero de los jefes de las tribus
perredistas más significativas y por ende con mayor presencia en el PRD: Grupo
Guerrero, que comanda el ex – diputado local, ex – senador de la República, ex
– precandidato a gobernador y ex –director o
Secretario de la SEDEDO, David Jiménez Rumbo; Nueva Izquierda (NI), que
jefatura el ex – secretario general del PRD estatal y diputado local con
licencia Sebastián de la Rosa Peláez; Unidad de Izquierda Guerrerense (UIG),
del ex – subsecretario de gobierno y candidato plurinominal a diputado local
Víctor Aguirre Ureiro y de la neo tribu,
Nueva Mayoría (NM), que dirige el diputado local con licencia Evodio Velásquez.
Esta visibilidad de esos dirigentes perredistas, son lo que de una a otra
manera, mantienen al PRD en el estado de Guerrero, caminando por un sendero
tortuoso en el filo de la navaja;
pero en esta acometida opaca y sinuosa en el partido del sol azteca, se ha
visto involucrado el gobernador del estado Ángel Aguirre Rivero, donde muchos
aseguran que su intervención en esta danza maquiavélica y desgastante para el
PRD, pero otros tantos lo exoneran de esta
ebullición perredista y exaltan la figura gubernamental del oriundo de Ometepec.
Quién sabe, lo cierto de todo esto, solamente algunos lo saben, pero ello, no
debe ser limitante para que opinemos al respecto, pues mientras la verdad no florezca, estaremos en esa
vía analítica. En este contexto, habría que indagar las causas que dieron
origen a todo este desmadre que hoy estamos observado en el PRD, pues como se
sabe, todo efecto, responde o tiene una causa que lo produce. Y esto se está
cumpliendo en el partido del sol azteca. El relajo o desmadre que visualizamos en el PRD, es el efecto originado por una
o varias causas. Solo conociendo esta o estas, se puede entender y explicar el
o los efectos. Con estos elementos “a cuestas”, podemos inferir lo más cercano
posible a la cuestión cuestionada,
válgame la redundancia de estas palabras. Lo primero que me pregunto: ¿En quién
cae la responsabilidad de tener a un PRD, muy disminuido y vulnerable? ¿Acaso
el gobernador causó todo este
desbarajuste perredista? ¿Hay calidad moral para manifestar abiertamente
las inconformidades de los precandidatos
perredistas no avalados?¿Quiénes pueden ser los responsables del enredo perredista al que hoy
asistimos? Todo este cuestionamiento, nos conduce irremediablemente a señalar a
todos aquellos perredistas, que de una u otra manera, están o han estado
inmersos en las decisiones políticas y administrativas que tienen que ver con
nuestro desarrollo y progreso vital; a los miembros del Comité estatal; a las tribus que pululan en el PRD, que
solo lo permean con sus actitudes
mezquinas y de aislamiento, de grupo y personales. Así, mientras los dirigentes
del PRD, tanto directos como indirectos (aquí podrían entrar presidente
municipales, síndicos, regidores, funcionarios estatales y municipales y
legisladores federales y locales), no se despojen del ropaje simulador de la democracia (en este caso, el color
amarillo), con el que se han cubierto en los últimos años para la consecución
de sus propios intereses, seguiremos observando las fregaderas que hoy nos
ofrecen, para vergüenza del movimiento de Izquierda. Por tanto, es imperioso y
obligatorio, que el PRD haga, una vez pasadas las elecciones, un análisis
concienzudo de la o las causas del relajo electoral de sus precandidatos, para
evitar repetir escenitas como las actuales, si es que aún quiere ser un partido
cercano a la gente. Como dato concluyente, habrá que subrayar la convivencia
normal de las tribus perredistas,
chicas y grandes y que ahora, las tribus
pirinolas, no se llamen espantadas.
No se vale, si siempre han armonizado entre ellas….HASTA PRONTO.