ERNESTO RIVERA RODRIGUEZ |
Evodio Velázquez Aguirre,
desde la precampaña menciono para convencer a los convencidos, que él iba a ser
el alcalde de Acapulco más joven de su historia. Premonición o Maldición? Lo
cumplió, y hoy los acapulqueños padecemos
las consecuencias de ello, con seis meses en la administración municipal,
Evodio Velázquez, vive anclado en las vicisitudes de su propia historia y pobre
desarrollo personal conjuntado en este lapso dos elementos que si bien no son
consustanciales son determinantes: el síndrome de Peter Pan y el infantilismo
de izquierda, como lo denominó Lenin, a la egolatría de los políticos, ambas aparecen en el alcalde como
disfraz del retórico altruista y deseos de justicia
social.
Basta mirar la historia
personal de la mayoría de la izquierda local que hoy “cobran en el poder” para
darse cuenta que tienen ese problema que tanto criticaba Lenin: Sebastián de la
Rosa, David Jiménez Rumbo, entre otros
quienes desde la tribuna legislativa la usan para conseguir lo mismo: predican
para el coro sin ganar nada en términos políticos y mucho menos estratégicos, mostrando sus complejos
personales –cómo el berrinche de Sebastián de la Rosa, al renunciar como
coordinador de la fracción perredista en el Congreso de Guerrero… porque nadie
le hizo caso-, y que nunca han
manifestado la menor señal de autocrítica dentro de un partido testimonial y
retórico como lo es el PRD, entregado al canto de las sirenas peñanietistas sin
el menor rubor.
Evodio Velázquez, cuya
retórica predica para los medios,
predica para el coro sin ganar nada en términos reales y menos estratégicos
para su administración, se ha convertido en una voz en el desierto. Ahí está la
Secretaría de Seguridad Pública, el mejor ejemplo de ello, ahí donde Osorio
Chong, lo “agarró con las manos en la masa”, y aún no tiene Secretario de
Seguridad Pública, y donde empecinado en su programa de seguridad que denomino,
“Escudo Acapulo”, este se ha convertido en una coladera sin poder atenuar, ya
no detener la violencia cotidiana que vive Acapulco, donde el cierre de
negocios y la migración de acapuqueños, es cosa de todos los días.
Hoy está desperdiciando el
voto de esa mayoría que lo llevó a la alcaldía de Acapulco prácticamente por
coyuntura, al quedar fuera el “aguirrismo”, con
la retórica diaria aplaudida por sus seguidores, hasta enfurecer al
gobierno estatal en turno, tan sólo por darse el gusto de irritar y
mostrar un poder que en realidad no
tiene. Lo hace por mostrar su infantilismo, su ceguera táctica y egolatría, más
que por análisis político, y estrategia.
Si la izquierda mexicana
no se ha dada cuenta de ello, de la crítica leninista, mucho menos la izquierda
guerrerense que ha deambulado por los estrechos caminos del infantilismo
político y agrupando sus comportamientos que se presentan bajo el nombre de
“Síndrome de Peter Pan”. Esperemos que
no caigan en el delirio… están a un
paso. Email:gernestorivera@gmail.com