martes, 6 de marzo de 2012

MIRADA INTERIOR A EXÁMEN EXTRAORDINARIO AL RESCATE DE ACAPULCO Por Isaías Alanís



Chepina, Quique y el Peje, párvulos de indiciados por pretender ser presidente de México. En ese orden, los afamados presuntos, no por el orden de los factores sino del grado de aplicación que demostraron frente al inspector de área educativa continental, Joseph Biden, que pese a considerar que no meterán las manos los maestros del pentágono en las elecciones mexicanas, demostraron lo contrario debido a las bolas en la que se haya el maestro rural de apellido Calderón Hinojosa que se ha peleado con resortera y soldaditos de plomo durante seis años dejando una estela de sangre visible aún desde los satélites guatemaltecos. En esa reunión de evaluación de la calidad educativa del sistema de partidos mexicano, el examen a título de suficiencia, fue malquistado porque la valoración no fue la óptima gracias a que Chepina, llevó un acordeón de sonrisas displicentes y nerviosas; Quique, un telepromter  que fue de inmediato retirado por los guardias del señor Biden (por poco y es Laden); al Peje, se le prohibió sacarse flores de la manga y utilizar el lenguaje de los jipis setenteros.
Mientras en las galeras del trirreme  cuyo rumbo es el bipartidismo convenenciero, los remeros del PRI, PAN y el PANAL, complacientes, ya decidieron con quién y por qué van, y contra quién es la guerra.
A eso vino el embajador Biden, ha cuantificar si en verdad lo que ellos ya saben es así como los que no saben, y ya lo decidieron y para qué. Las preguntas al trío de suspirantes, es chacota, se imaginan si Alejandro Poire fuera a estados Unidos a cuestionar a Obama sobre las operaciones encubiertas a México y al igual que Biden, calificarle un memorable cero en estos momentos de pelea electoral allá en la tierra del Tío Sam. Es simplemente imposible. Ellos si vienen a calificar al trío de tres que ya son uno o una. No se sabe hasta que el Drugs Mexican Cartel, lo decida en el último momento con la venia de los Estados Unidos y no del pueblo mexicano, que se supone vota, Felipe dixit. Si salen reprobados en el examen extraordinario, ni modo, otros setenta años de dependencia económica y a prepararse para el que por gracia del cambio de nombre a México como colonia justicialista al estilo Puerto rico, la nueva evaluación a título de suficiencia se llevará a cabo en la oficina Oval y en los subterráneos del Fondo Monetario Internacional. Ya veremos si aprobaron o no, y si el trío de tres que no cuatro de suspirantes, pasan de panzazo el 1º de julio, tanto el Drugs Mexican Cartel, como la sección de ordenanzas escolares que representa el señor Bin, perdón, Biden, dan su anuencia para que por seis años más, la vida siga igual y la fortuna de mexicanos nobles siga siendo acrecentada ante la flacura del pueblo mexicano que ya no sabe si alumbrarse con mecheros o cocinar con leña por el aumento a gas doméstico, luz eléctrica, gasolina y todo lo que se mueve con ella.

Acá en la aldea de las siete regiones, Acapulco sale de pronto a flote, pese al regreso electoral de la violencia a las calles del puerto. El crecimiento anárquico, fue considerado por algunos expertos en urbanismo la primera experiencia neoliberal. Acapulco donde Acatl y Quiahuitl se prendieron en un abrazo oloroso a espuma, lodo y mota. El puerto transoceánico de la feria de la Nao en el México Novohispano y el entrecruzamiento de mercaderías de todo tipo. Acapulco, puerta de oriente y ventana de occidente. Lugar del encuentro y mítico centro de las luminarias del celuloide en los sesentas y del Jej Set Internacional. El Acapulco de la movida de panza y los lancheros. De personajes como el Perro Largo.  Del Hotel Flamingo, y playa Tamarindos, Caleta, Caletilla y Tlacopanocha. El Acapulco de los sueños infantiles en la Quebrada y los fogosos amores juveniles en las discos de los sesenta. Acapulco: imán desgastado, limado, prostituido y expoliado. He ahí la enorme contaminación de la bahía. No hay gobierno federal y estatal que la norme y castigue a los infractores, que van de casuchas en el lecho del río del Camarón a grandes hoteles cinco estrellas.

Este macro mundo que es Acapulco, ha sobrevivido a diversas vicisitudes y alegrías tropicales: El nacimiento del “Niño diablo”, la matanza de los copreros, las luchas y fama del Rey Lopitos, la triste y decadente historia del burro etílico de la roqueta, las chafas películas de Tin Tán,  las borracheras heroicas de Tarzán por los amores casquivanos de una changuita llamada “Chita”. Lluvias y huracanes como el “Paulina”. Las telenovelas de televisa y festivales bombón de la ídem. Pero el Acapulco del músculo, de las vertebras, del desarrollo que no lo fue con ciudad renacimiento, y del alto  turismo que ya es cadáver ante nuevos destinos de playa que le apuestan a otro concepto acorde con las necesidades espirituales y terrenales de los turistas.
Ah pero Acapulco, sigue siendo el imán. Cientos de autobuses aparcan en Caleta en Semana Santa, puentes y vacaciones. Miles de turistas con emparedado de jamón, chela en mano y su envidiable hielera de espuma comprimida. Vagan por las playas con su vaivén de barco ebrio en plena arena.

Ángel Aguirre ha iniciado una cruzada titulada: Al rescate del Acapulco tradicional, como lo realizó AMLO cuando fue Jefe de Gobierno del defectuoso. El Acapulco de los barrios bravos, cuyas historias andan a la espera de ser publicadas. El Acapulco de las Siete esquinas, oloroso a mojarra frita, a caldo de camarón, a cañería, agua contaminada y basura, sigue igual. En este escenario de química pura de fin de sexenio e inicio del nuevo, el gobernador Ángel Aguirre, convocó a personajes de México como Carlos Slim, que en el ranking de Bloomberg, ha sido considerado el hombre más rico del mundo; para “rescatar” el Acapulco tradicional y moverlo a ritmo de las nuevas ofertas turísticas mundiales. Que bueno, mejor que los festivales chafas y  el olvido durante los seis años que precedieron al actual ejecutivo.