sábado, 7 de abril de 2012

ABOLICIÓN DE LAS CORRIDAS DE TOROS. MÉXICO SALE DE LA BARBARIE, Por Arturo Morris


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Consideradas por unos como un arte, una fiesta, un deporte, una tradición y una cultura, las corridas de toros no son otra cosa que un espectáculo bárbaro, digno no de una civilización avanzada ni de los actuales tiempos. Son un producto de tiempos ancestrales en donde predominaba la barbarie, los conceptos morales no existían y dominaba la intolerancia, la tortura, la esclavitud y otras costumbres y culturas que hacían de muchas naciones un ejemplo de inmoralidad.
Traídos por los españoles,  estos crueles inhumanos y denigrantes espectáculos, se esparcieron por todos los territorios conquistados y por siglos se arraigaron en las poblaciones latinoamericanas.
Pero echemos un breve vistazo a la “fiesta brava”.
 Se trata ni mas ni menos de la tortura sistematizada y premeditada  y el  asesinato tumultuario con planeación alevosía, ventaja en contra de un ser vivo que siente y sufre como cualquiera de nosotros.
Primeramente, se escoge un toro de una ganadería y se le arranca de su entorno y de su familia, en donde y con quien debería estar.  Se le transporta en las peores condiciones. Días antes de la corrida, se le encierra en la oscuridad, se le limita la alimentación y el agua. Se le mutilan los cuernos en la punta. Se le golpea continuamente  para “aflojar” los músculos. Al momento de la corrida, se le espanta hacia el callejón y por fin en el ruedo, desorientado y semisegado por la luz después de días de oscuridad y por abundante vaselina en los ojos para este propósito, corre en busca de una salida por donde escapar.

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Ahí es recibido por un escuadrón de torturadores asesinos bien entrenados para esto. Primero toca el turno al rejoneador  y armado con una larga lanza , quien montado en un caballo también entrenado, persigue y clava en múltiples ocasiones la punta de su arma en el lomo del toro, brotando de inmediato borbotones de sangre bajo el rugido y aplausos de un publico enajenado por el morbo.
Después de esto, entra al ruedo, un estúpido abusador, torturador vestido como payaso con tendencias femeninas y se da a la tarea de cansar y burlar al toro con el capote, para después armado de banderillas (filosas lanzas de 15 cm.) clavarlas en el lomo del toro.
Finalmente, llega el momento esperado por todos.
Entra el matador a terminar lo que sus compañeros iniciaron.  En este momento, este cobarde sujeto se enfrenta a un animal extenuado, gravemente herido y desangrándose profusamente. Asi con las pocas fuerzas que le quedan al toro, el abusivo se luce toreando y cansando aun mas a su victima. Finalmente, “el valiente torero” va por su espada, un filoso y delgado metal de 85 cm.  Y así ante su victima ya casi inmóvil, se encarrera y clava el frio metal hasta la empuñadura. No bastando eso, media docena mas de abusadores, entran a seguir toreando al agonizante animal hasta que cae ahogándose con su propia sangre.  Así, aquel enorme animal lleno de energía, fuerza y vitalidad, es reducido a una masa sanguinolenta que se estremece con los últimos signos de vida en un gran charco de sangre.
En seguida, y como si hubiera hecho un acto heroico, el infame asesino, es paseado en hombros por el ruedo y aclamado con un cumulo de aplausos, arrojándole flores, sombreros, besos, risas y la emocionante narración de los cronistas en los medios.

Esto sin duda refleja el lado salvaje de algunos seres humanos. El como los bajos instintos superan a la moralidad, las buenas costumbres y lo establecido por la ley de Dios, quien nunca en su mensaje aprueba la violencia, el daño o la muerte por diversión de un ser inocente. Y al respecto resulta interesante preguntarse cual seria el diagnostico de un psiquiatra ante una mente que disfruta con la tortura, sangre y muerte de un animal. 

Afortunadamente, los países desarrollados como E.U., Inglaterra, Alemania, Japón y otros tiene prohibido este tipo de espectáculos, prohibidos por leyes de protección a los animales.
Afortunadamente, en nuestro país se esta dando un gran paso para abolir estas infames practicas.
Cristian Vargas y Norberto Solís, Diputados del Verde Ecologista y de PRI se pronunciaron muy atinadamente por la abolición de las corridas de toros en el D.F.  Y es que de acuerdo a una
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encuesta hecha por  las empresas Parametra y Mitovski, arrojan entre un 80 y 90  de la población rechaza las corridas en el D.F.   Mientras, El periódico El Universal reporte un 71.59 al respecto.
A este movimiento, se han unido diversas organizaciones de protección animal como AMEDEA, META, PETA y otras internacionales.
Y aunque todo parece favorecer a este movimiento, tenemos también la contraparte. Aquellos quienes con la mente torcida y sicópata, pretenden parar este acto de justicia y clemencia con los animales.
Rafael Herrerias, promotor y operador de la Plaza México  y delincuente fiscal con orden de aprehensión dijo que por sobre su cadáver pasarían para abolir los toros en el D.F.  Pues muérete pinche viejo carcamán junto con tu espectáculo , porque esto no lo para nadie.  

Cabe mencionar que en este aspecto España ya nos rebaso, pues se han cerrado innumerables plazas de toros y 86 de sus municipios son anti taurinos. Somos el país más taurino a nivel mundial, pues no contamos con ningún municipio o estado donde estén prohibidas las corridas de toros y es de los pocos lugares donde los niños tienen acceso no solamente a asistir a este tipo de eventos, sino a torear desde temprana edad, a diferencia de España, donde hay más de 80 municipios antitaurinos y a ningún joven menor de 16 años se le permite torear.
Esperemos por una sociedad moralmente civilizada y por una juventud con menos violencia y que este gran proyecto se vea culminado en la realidad. Por lo pronto, le invito a Ud estimado lector a participar aunque sea entre platicas o comentario el rechazo hacia el maltrato de los animales.