sábado, 7 de abril de 2012

EN LA PIEL Juan López




La frase no dice nada. Recuerda la novela de Curzio Malaparte explicando la condición humana actual. Una cutícula que encubre todo el adefesio que somos los seres humanos, trasgredidos por la naturaleza. Cáscara externa que miente y una sonrisa matiza. Palabras que engañan al ofrecer soluciones, que se olvidan pasadas las elecciones. Labia y juramentos que no resisten una mirada a los ojos.
   ¿Recordará René Juárez cuando fue abucheado en Playa Hornos, al asistir a un evento deportivo y tuvo que huir ante la repulsa general, siendo Gobernador del Estado?
   La propaganda electoral está idealizada por bufetes de la Ciudad de México, que desconocen el barro de que están hechas estas criaturas que hoy piden el voto, como si nadie supiera la calaña de sus despropósitos, su apetito voraz.
  La piel no es símbolo político ni discriminación soterrada que se esconda por expiación. Justificación subconsciente, explicación no pedida, exhibe un complejo, el del prietito sandía: gracejo, para reírse de la negritud, a la que sólo puede patológicamente vencer el vitiligo.
  Cuando el candidato no tiene qué ofrecer. Carece de lema y tema, ostenta vacíos profundos y miserias verdaderas, lo único que puede es asesorarse, de expertos en la truculenta sensación de mentir con cinismo pero, abdicar, rendirse antes de tiempo con vaciladas como esa de la piel, es viva confesión de que no le importa, ganar o perder, si pese a todo, de una forma u otra, él será Senador de la República, aún cuando los votantes repudien su candidatura.

   PD: “… Y, sin embargo, se mueve”: Galileo.