Desde
que llegó a la presidencia de Venezuela en 1999, Chávez, que hoy en día está
batallando un cáncer, ha desarrollado un lazo excepcionalmente fuerte con Fidel
Castro, quien ha hecho de mentor, asesor médico y figura paterna del
mandatario. La relación personal entre el viejo dictador cubano y su pupilo
autocrático más joven se ha convertido en una red de lazos económicos y
políticos que hoy entrelazan los destinos de las dos naciones. Esa relación le
ha dado a la isla pobre y casi quebrada un poder enorme sobre su vecino
petrolero que es mucho más rico y que goza de una población mucho mas grande.
Cuba, al mando de los
hermanos Castro desde 1959, tiene mucho que perder si Chávez muere. Desde 2007,
Venezuela ha provisto a la isla comunista con alrededor de US$10.000 millones
al año en ayuda económica, en gran parte en la forma de petróleo a un precio
reducido y pagos inflados por miles de doctores y otros profesionales, según el
Centro de Estudios Cubanos de la Universidad de Miami. La ayuda e inversión
totales de Venezuela ahora componen cerca de 22% del Producto Interno Bruto de
Cuba, dijo Carmelo Mesa Lago, profesor emérito de la Universidad de Pittsburgh,
y experto en la económia cubana.
Si
la relación entre La Habana y Caracas se acaba o debilita, muchos cubanos temen
que la frágil economía de la isla pueda ser arrastrada a una recesión, como
ocurrió en los años 90, cuando Cuba perdió la ayuda soviética y su economía se
derrumbó cerca de 40%. "Podría provocar una agitación social", dijo
Riordan Roett, director de estudios latinoamericanos de la Universidad Johns
Hopkins.
En
febrero, después de pasar dos meses recuperándose de su cuarta cirugía contra
el cáncer en 18 meses, en el mejor hospital de Cuba, el convaleciente Chávez
volvió a Caracas en medio de la noche e ingresó a un hospital militar. Su
prognosis es un secreto de Estado, pero muchos analistas creen que se encuentra
en etapa terminal.
Si
Chávez muere, la ley venezolana requiere que se convoquen nuevas elecciones. La
oposición política ha criticado duramente la ayuda del gobierno a Cuba, y
promete gastar el dinero derivado del petrolero dentro de Venezuela.
Asesoría política
El
mayor de los Castro ha sido por años el principal asesor de Chávez en el arte
de la supervivencia política, dicen analistas. Los dos países han firmado más
de 300 acuerdos de cooperación comercial y económica, muchos de los cuales
involucran pactos de intercambio que parecen favorecer a Cuba.
"¿Desde
cuándo los países pobres controlan a los ricos, los países pequeños mandan a
los países grandes y los países débiles dictan a los países poderosos?",
preguntó el ex secretario de Relaciones Exteriores de México, Jorge Castañeda. "Es como si
Puerto Rico controlara a EE.UU. Es una locura".
El
lazo entre los dos países no tiene precedentes en la historia latinoamericana,
dijo Carlos Alberto Montaner, un analista político en Miami. En 2004, incluso
consideraron una fusión formal, añadió. Los venezolanos bromean con que su país
debía cambiar de nombre a "Cubazuela".
La
relación empezó en una pista del aeropuerto de La Habana en 1994. Castro había
ejercido su poder absoluto por 35 años. Chávez era un flaco teniente coronel
desconocido, un golpista fracasado. Recién había salido de la cárcel, indultado
tras servir dos años por rebelión.
Castro,
molesto con el presidente venezolano por dar audiencia a líder del exilio
cubano, desenrolló la alfombra roja para Chávez, recibiéndolo con honores
usualmente reservados para un jefe de estado. Durante la visita de dos días,
Castro estuvo constantemente a su lado, sosteniendo conversaciones que duraban
toda la noche. Encontraron afinidades en su mutuo amor por el béisbol y los
monólogos, resentimientos contra la hegemonía estadounidense y una codicia por
el poder personal. "Fidel vio que Chávez era un diamante en bruto y empezó
a pulirlo", dijo un ex miembro del gabinete de Chávez.
Una
vez elegido presidente en 1998, el venezolano se convirtió en el aliado más
cercano de Castro. Chávez vio a Castro como un padre y una manera de ganar
respetabilidad revolucionaria. Ex funcionarios venezolanos y analistas dicen
que Castro vio a Chávez como un rico inocentón que podía ayudar al
experimentado dictador a continuar su labor de desafiar a EE.UU.
"Es
un cálculo político-estratégico", dijo Brian Latell, ex analista de Cuba
para la CIA y biógrafo del líder cubano. "Pero Fidel es un gran actor y
Chávez pudo haberse realmente convencido de que lo quiere".
El
interés de Fidel Castro por Venezuela, y su petróleo, precede a Chávez por 40
años. Apenas semanas después de derrocar al dictador cubano Fulgencio Batista
el Año Nuevo de 1959, Castro voló a Caracas en su primer viaje internacional.
Fue recibido con gran júbilo por decenas de miles de venezolanos, que un año
antes habían derrocado a su propio dictador.
De
acuerdo con el historiador británico Hugh Thomas, Castro se reunió con el presidente
venezolano Rómulo Betancourt y le pidió su respaldo en la forma de un préstamo
de US$300 millones y petróleo para financiar el planeado "juego con los
gringos". Betancourt se negó y pasó rápidamente a encabezar la lista de
enemigos de la revolución.
Castro
no tardó en poner a Betancourt a la cabeza de su lista de enemigos e intento
derrocarlo, respaldando a las guerrillas venezolanas en una insurgencia
sangrienta. En 1963, John McCone, entonces director de la CIA, testificó ante
el Congreso estadounidense que al menos 200 venezolanos recibieron
entrenamiento militar en Cuba, de lejos el grupo más grande de guerrilleros de
cualquier país latinoamericano. Castro envío a algunos de sus oficiales más
capacitados a ayudar a los insurgentes, patrocinando al menos dos desembarcos
de guerrillas de pequeña escala en Venezuela en 1967.
"Creo
que Fidel siempre pensó en el petróleo", dijo Latell. "Después de
todas estas décadas, recibió su recompensa".
La
relación se afianzó en 2000 cuando Chávez, como presidente, invitó a Castro a
Venezuela para que visitara el pueblo donde nació, Sabaneta. "Chávez,
imagina, en 100 años los venezolanos estarán haciendo peregrinajes a esta
casa", le dijo Castro mientras veían la dilapidada casa donde creció
Chávez, según el ex secretario del Interior, Luis Miquilena, quien participó en
el tour.
Durante
el viaje, Chávez firmó el primer acuerdo petrolero con Castro, proveyendo a
Cuba con 53.000 barriles de crudo al día a precio rebajado, una suma que se ha
elevado a 110.000 barriles en la actualidad. A cambio, Cuba ha enviado a
Venezuela cerca de 40.000 doctores, dentistas, entrenadores deportivos y otros
expertos en campos desde la agricultura hasta las telecomunicaciones. Los
doctores, que prestan atención médica en los barrios pobres venezolanos, son
enormemente populares y han ayudado a mantener el atractivo de Chávez entre las
masas.
Pero
la relación ha sido costosa. La preocupación de muchos venezolanos se agravó
cuando Chávez dijo en 1999 que Venezuela y Cuba estaban nadando juntos hacia
"un mar de felicidad". Para 2002, la retórica de Chávez de una lucha
de clases y su determinación de implementar una educación y políticas agrícolas
al estilo cubano había dividido al país. En marzo, generales del ejército
desafiaron la orden de Chávez de disparar contra manifestantes antichavistas
que se dirigían al palacio presidencial para forzar la renuncia del mandatario.
Chávez
fue llevado a una base naval de la isla y, al parecer, un exilio en Cuba. Pero
Castro llamó rápidamente al venezolano.
"!No
dimitas! ¡No renuncies!", le habría dicho según le contó el mismo Castro a
un biógrafo español.
El
líder cubano también persuadió a generales venezolanos para restaurar a Chávez
en el poder. Respaldado por el ejército, Chávez hizo un regreso triunfal al
palacio presidencial dos días después. Chávez nunca olvidó el favor.
"Chávez
estaba flaqueando, se estaba acobardando", dijo Latell. "Fidel ayudó
a reavivarlo, cuando llamo por teléfono a los oficiales venezolanos. Chávez le
debe una enorme deuda de gratitud".
Es una deuda que aparentemente Chávez ha pagado
con creces.