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Por fin, el gobernador de Guerrero Ángel Aguirre Rivero se decidió atender el riesgo que para gobernabilidad del estado supone el descontrolado crecimiento de supuestos grupos de autodefensa civil que han surgido a lo largo de la Costa Chica de la entidad, ayer durante un recorrido por esa región, acompañado del ex senador y líder del Grupo Guerrero, David Jiménez Rumbo, cuyo organización tiene marcada influencia en esa zona, advirtió sobre falsos policías comunitarios que podría derivar en situaciones anómalas, afirmó que quienes pretendan usar la Policía Comunitaria “con otros propósitos se les aplicará todo el peso de la ley”.
La reacción del gobernador Aguirre coincide con la recomendación del asesor de seguridad de Enrique Peña Nieto, el general colombiano, Óscar Naranjo, éste dijo que “los grupos de vigilantes corren el riesgo de ser absorbidos por el crimen organizado para convertirlos en sus aliados y que por esta razón no se les debe de tolerar”. Advirtió que de tolerarse estas milicias civiles, “se estaría engendrando un monstruo que se saldrá de control”, “se está iniciando una carrera que conduce al abismo”, dijo.
Conocedor del profundo entramado de la violencia en Guerrero, el gobernador Aguirre se mostró cauto y toleró inicialmente el surgimiento de estos grupos, hasta que por su misma dinámica social y el número creciente de éstos, encendió los focos rojos del Sistema Nacional de Seguridad desde donde percibieron el carácter anómalo de estas agrupaciones, derivando en la recomendación de no  tolerarlos. A los analistas les resultó demasiado sospechosa la cantidad de individuos enrolados en la supuesta defensa de sus comunidades y alguno que otro se preguntó si acaso estas personas no tienen otras ocupaciones productivas como para dedicarse a únicamente a la vigilancia de sus pueblos sin devengar paga alguna.
En 1799, Francisco de Goya y Lucientes (Goya), pintor y grabador) dio a conocer una serie de grabados titulados, Caprichos. El Capricho más famoso es el grabado que lleva la leyenda: “El sueño de la razón produce monstruos”. La palabra sueño tiene dos significados –dormir y soñar-, lo que permite que la frase se interprete de dos maneras. Si significa dormir, entendemos que cuando la razón se queda dormida, los monstruos nocturnos asoman la cabeza, y por lo tanto es preferible que se despierte para apartarlos. Los monstruos son externos a la razón. Pero si la palabra significa soñar, entonces es la propia razón la que produce esos monstruos cuando funciona por la noche. La razón, por tanto, produce ideas claras, pero también pesadillas. La razón está ausente cuando duerme, porque se dedica a soñar.
Menciono esta ficha cultural para ilustrar la realidad de la violencia en Guerrero y el surgimiento de los llamados grupos de autodefensa, así, parafraseando el Capricho más famoso de Goya podríamos decir que “el sueño del Estado-Gobierno engendra monstruos”. La dejadez, la incompetencia, la impunidad y las complicidades criminales entre políticos y delincuentes prohijaron esta pesadilla criminal en la que estamos inmersos los mexicanos por todo el país.
El estado mexicano se mostrado incapaz de defender a los ciudadanos y sus propiedades, sus políticos se han dedicado a soñar en la obtención de fabulosas riquezas por las vías más diversas y menos legales posibles, mientras la sociedad se hunde cada vez más en una vorágine de degradación, estupidez y violencia. Este lapso, este sueño mórbido del Estado, ha engendrado la pesadilla que vivimos cotidianamente y sus derivados más desquiciantes que vienen a suplantar las funciones del propio gobierno.
Así pues, el despertar de la razón, en esta ocasión, ocurre a tiempo. En este contexto, resulta notable la advertencia que hace el gobernador Ángel Aguirre de no tolerar más el crecimiento de vigilantes civiles, Guerrero ya es un polvorín que espera sólo una chispa para arder, y por mucha razón que tengan las autodefensas, no se justifica, en un Estado de derecho, que hordas armadas hagan o pretendan hacer justicia por mano propia.
En contraparte, el Estado mexicano debe y tiene la obligación de demostrar su eficacia en el combate a la inseguridad y el crimen. Si por un lado exige el desmantelamiento de los grupos de civiles armados, por otro, debe mostrar ya, que está preparado para dar protección a los ciudadanos y que la procuración de justicia es efectiva y la impunidad se acote. De no ser así, a pesar de la dura advertencia hecha ayer, es difícil que los que han tomado las armas para su autodefensa cedan, mientras el pretexto que dio origen a este movimiento permanezca.
Desfalcos y crisis
Mientras el alcalde de Acapulco Luis Walton apenas lanza titubeantes declaraciones y no se decide a actuar abiertamente contra su antecesor, el ex alcalde Manuel Añorve Baños, por el inmenso desfalco financiero en el que dejó la alcaldía porteña (más de mil millones de pesos de deuda), en Tabasco, el gobernador Arturo Núñez ha dicho, en referencia al también inmenso atraco que hizo su antecesor, el ex gobernador Andrés Granier (desaparición de mil 198 millones de pesos), que “no habrá perdón ni olvido; tampoco impunidad para nadie”.
En consonancia, el Gobierno de Tabasco ha iniciado una extensa investigación que abarca desde los ingresos hasta las propiedades de la familia y los ex colaboradores del ex gobernador priista Andrés Granier Melo, confirmó la Contralora Patricia Jiménez.
Jiménez fue la encargada de interponer una denuncia contra el ex Gobernador ante la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de Tabasco. Actualmente, las cuentas bancarias de una de las hijas del ex mandatario estatal están congeladas por orden de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). A Mariana Granier Calles le detectaron 3 mil millones de pesos en una de sus cuentas, y que no pagó impuestos por depósitos en efectivo, a otra de sus hijas le hizo depósitos por 14 millones de pesos del dinero del gobierno de Tabasco.
En cambio, en Acapulco, a cinco meses de haber tomado protesta como nuevo alcalde, Luis Walton sigue enredado en auditorías a la pasada administración a la que timoratamente acusa de haber vaciado las arcas municipales pero sin ninguna efectividad jurídica. Mientras Walton sigue lamentándose de la falta de dinero y del caos que le dejaron para gobernar, Manuel Añorve, ahora diputado federal, pero que ya no tendrá el beneficio del fuero por la reciente reforma constitucional, se pasea por Acapulco haciendo activismo político, pensando en competir en la próxima contienda por la gubernatura. Cuestión de pantalones, pues.
LA CONTRA
La que fuera directora del Instituto Guerrerense de la Cultura (IGC), Alejandra Fraustro abandonó por la puerta trasera la responsabilidad y el proyecto que le confió el gobernador Ángel Aguirre. Sin pensarlo dos veces, dejó tirado el changarro cultural para irse con Luis Tovar y de Teresa que la invitó a trabajar en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
Sin anuncio de por medio, y en pleno ejercicio del oportunismo, dejó colgado al gobernador que tanto la defendió de las críticas por haber sido impuesta por recomendación de Marcelo Ebrard. La Fraustro pagó con deslealtad, las atenciones y el apoyo recibido por el Ejecutivo aquí en Guerrero a donde llegó gordita y mal vestida, y se fue delgadita y vistiendo ropa de diseñadores renombrados.
Su legado es evanescente y trivial, se ocupó de hacer festivales millonarios y de gastarse los recursos de la institución trayendo artista de farándula y carnaval que hizo pasar como grandes eventos culturales. Nada de eso permanece. Nunca instituyó una política cultural de largo aliento que dejará beneficios tangibles en la sociedad más allá resplandor mediático. Su nulo contacto con las comunidades culturales fue suplido por un diligente equipo de profesionales de la administración cultural que, a pesar de ella misma, mantiene funcionando a la institución y atendiendo las necesidades de promoción y difusión de la cultura con dedicación y lealtad a Guerrero.
Nada qué extrañar. Las acciones y logros en el IGC: publicaciones, talleres en centros penitenciarios, diplomados de especialización, conferencias, apoyos a la producción teatral, encuentros, promoción de la lectura, exposiciones y demás que ahora son más ostensibles que nunca, no se debieron a su interés, se deben a una comunidad demandante y son el resultado de gente comprometida con el desarrollo cultural de la entidad.
Ahora, tras la intempestiva salida de la Fraustro, queda en manos del gobernador corregir o empeorar las cosas en su decisión de nombrar un nuevo responsable del IGC. No diremos más hasta saber quién.