“El mundo no está en peligro
por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad” -Albert Einstein-
Hay síntomas evidentes de
que cada día es menor la credibilidad del ciudadano respecto a lo que plantean
e informan los medios de comunicación no del pasado sino del presente, tienen
un compromiso pendiente con el país, con la democracia y el Estado de Derecho.
Tienen una cuenta pendiente con la verdad y con la ética. Razón por demás el
repudio social y falto de creencia hacia considerables periodistas.
De buena manera los
diputados Julieta Fernández de Añorve y Jorge Camacho Peñaloza, como
responsables en su encomienda en el Congreso de normar algunos puntos en el
Fondo de Apoyo a los Periodistas (FAP), es de suma importancia sus
observancias, pues nunca se debe olvidar que los dineros que se usan para “la comodidad
laboral y desarrollo del periodista”, son recursos monetarios del gobierno
estatal; pero antes es dinero del pueblo guerrerense. Eso no debe olvidarse, por
ello la supervisión de los legisladores.
“En la Ley propuesta por Jorge
Camacho Peñaloza pide que los periodistas sean valorados en su actividad
periodística cada año y sean las empresas editoriales que tengan convenio con
el gobierno del estado”. Es congruente y válida la demanda del panista. Es
regular a los buitres del periodismo.
Por ello debe ser un dinero bien aprovechado según se redacta en
sus principios de la Ley 463 de Fomento a la Actividad de los Periodistas Aprobada
por el Congreso hace 22 años, y enviada por el finado ex mandatario José Fco.
Ruiz Massieu); pero en los hechos desde su creación se ha convertido en un
charco de lodo; pues hasta la fecha aún siguen los deudores, las inquinas, las
reyertas, los robos, el agandalle de sujetos que en tratándose de periodistas, se
comportan como tahúres y embaucadores. Y de allí la sociedad da cuenta de esto.
Allí la repulsa, la incredibilidad. El caso claro el “coordinador”, lo apapacha
y solapa el gobierno municipal de Acapulco de Luis Walton Aburto, con un
salario de policía preventivo de más de seis mil pesos quincenales, que ya ha
sido exhibido ante la sociedad suriana, sin que con esta balconeada se muestre un dejo de honorabilidad o decencia.
Andrés Arias Jurado, que ese es su apelativo, propietario de un medio digital
llamado, “El Regional de la Costa”, enturbia al FAP, para su conveniencia;
donde obviamente debe tener complicidades en Sedesol estatal.
Andrés, de acuerdo a la Ley
¿No que los dueños de medios de comunicación no pueden ser parte del FAP?
Además, el grueso de los que
integran los “sindicatos de reporteros”, en su mayoría se desempeñan en otras
actividades y cuando les da por la extorsión de facto son “periodistas” , como
es el caso en la Costa Chica, Grande y La Montaña, de invasores de calles y banquetas,
soplones, integrantes de otras organizaciones sindicales, camioneros, “orejas” taqueros,
cevicheros, reparadores de radios y TV, árbitros de futbol y un sinfín de
empleos ajenos a la redacción, ya no digamos, a la academia de las ciencias de la
comunicación.
Arias Jurado, quien a su vez
ha sido formalmente señalado por periodistas de que no representa a ninguna
organización y a últimas fechas se ha ostentado como representante de varias
sin el aval de los comunicadores.
Cuesta mucho distinguir a
los estúpidos que se hacen pasar por canallas; de los canallas que se hacen pasar por
estúpidos. Por eso siempre será difícil juzgar bien a los periodistas.
Las reuniones del Comité
Técnico del Fondo de Apoyo a los Periodistas (FAP) se realizan a salto de mata,
por obvias razones. Además es un órgano carente de credibilidad; pues entre
ellos mismos, cual bandidos, pervive la desconfianza, la suspicacia y el
recelo. Quienes en vez de comportarse como como hombres de bien y rectitud, lo
hacen como maricas. ¡Qué bella imagen y ejemplo para la sociedad, que observa lo
que hacen con su dinero!
“Camacho Peñaloza, quien en
el pasado también fue periodista, indicó que es necesario aclarar quiénes son
realmente periodistas en activo, pues “algunos caen en el supuesto de ser
periodistas y, por tanto, beneficiarios de esta ley”. (Periódico La Jornada, jueves
13 de diciembre de 2012, Por Citlal Giles
Sánchez).
La titular de la Secretaría
de Desarrollo Social (Sedesol), Beatriz Mojica Murga, no ha atendido con la
responsabilidad debidamente el asunto del FAP, o sus múltiples labores y
aspiraciones le impiden tomar cartas en el asunto; o al menos, instruir a una
persona con criterio y afán de trabajo, para supervisar este renglón, que como
expliqué anteriormente es dinero del pueblo. Lo que se nota, es desinterés, apatía
y falto de oficio en este menester. No una lástima, sino una desvergüenza, una
desfachatez.
La intervención de los
representantes populares no debe de cejar en su intento por regular los puntos
de la dichosa Ley, pues, la caída de circulación de los medios escritos, salvo
excepciones, es notoria, aunque es más patente la desconfianza a lo que éstos
publican. Y, en ello la desconfianza del Congreso por el papel de los “periodistas”.
Hasta éste momento el gremio
de reporteros, nada sabe o conoce de lo que construye, fortalece, diseña y aporta
el Fondo de Apoyo a los Periodistas; porque si bien ha sido señalado en
infinidad de ocasiones de irresponsables, ladrones e ineptos nada concreto se
ha fortalecido en Guerrero, como para ir a otros estados federativos a exponer
las “lindezas” de un FAP jodido, carroñero y falto de dar lucidez a los puntos
primordiales a los periodistas surianos. Reza el dicho “azadón de palo en casa
del herrero” o del “dime de que presumes y te diré de qué careces”.
El trabajo de Julieta
Fernández y Camacho Peñaloza, no debe claudicar, debe continuar; pero si,
existe un proyecto presentado por el decano del periodismo. Arturo Soto Gómez,
que plasma lo que se debe hacer con el dinero del pueblo, vía gobierno estatal
y la aportación de las empresas periodísticas, para un mejor sustento y plena
armonía de los periodistas. Lo de Arturo es lo más sano, inteligente y fácil de
aplicarse. Soto Gómez, antepone el afán del bienestar humano, ante el desliz del
apañe de un dinero fácil
Lo otro, es saña, farsa y ruindad
de un grupo de iletrados y canallas, encabezados por un policía llamado Andrés
Arias Jurado.
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