domingo, 19 de mayo de 2013

Entresemana El PAN… Moisés Sánchez Limón



Moisés Sánchez Limón
Felipe Calderón Hinojosa perdió la oportunidad de quedarse callado, luego del frustrado
intento de controlar al Partido Acción Nacional a cuya crisis interna y aparición de tribus albiazules contribuyó sobremanera cuando abandonó a su suerte a Josefina Vázquez Mota.
El viernes último, se avistó el estrépito con el que rompería esa enorme ola de la crisis que viven el PAN, impulsada por los apetitos de poder del calderonismo atrincherado en el Senado de la República, donde 24 de los 38 integrantes de la bancada panista apoyan a Ernesto Cordero Arroyo, quien formalmente dejará de ser su coordinador dentro de unas horas, aunque Gustavo Enrique Madero ya lo removió en una decisión dominical orillada por presiones de sus adversarios y del propio Cordero.
En este espacio referí el viernes último el daño enorme que las veleidades de Madero habían hecho al Pacto por México. Debí añadir que ello obedecía a que igual estaba sometido a las presiones de diputados federales y senadores calderonistas, quienes lo acusan de estar echado a los brazos del presidente Enrique Peña Nieto. Incluso la senadora Adriana Dávila reprochó: “(…) veo a un Madero deslumbrado por Peña Nieto”.
Sí, aunque hubo posibilidades de solución salomónica, se avistó el estrépito con el que rompería la ola de la crisis panista, cuando Gustavo Madero, harto de que Ernesto Cordero se haya erigido en un presidente paralelo del PAN, le recordó la facultad estatutaria que tiene para removerlo de la coordinación del grupo parlamentario de Acción Nacional en el Senado.
Cordero desoyó la advertencia; quizá estimó baladronada a lo dicho por Madero. O peor: creyó, a pie juntillas, en la máxima de que la mejor defensa es el ataque y por eso fue a arroparse con el panismo de Baja California, justo donde el PAN está en riesgo de ser echado del Palacio de Gobierno de Mexicali por el PRI, 25 años después de haber ganado la gubernatura con Ernesto Ruffo Appel, quien se perfila como uno de los sucesores de Cordero en la coordinación de la bancada senatorial.
De la mano, la corriente calderonista se engalló y retó a Gustavo Madero a que se atreviera a defenestrar a su coordinador en el Senado. Luego, el sábado, Felipe Calderón se metió en el ajo con un tuit en el que refería: “Vieja regla del PAN: los asuntos internos se ventilan internamente. Cuando los presidentes la preservamos el partido avanzó notablemente”.
Le jugaron al vivo estos senadores porque saben que en cualquier momento el presidente nacional del PAN puede remover a los coordinadores parlamentarios en las Cámaras de Diputados y de Senadores.
Confiaron en exceso en el número que representan en la Cámara alta para defender a Ernesto Cordero. Lo peor es que no se han percatado del severo daño que han hecho al partido, cuyas posibilidades son poco halagüeñas de remontar escenarios negativos en el proceso electoral que se dirimirá en las urnas de 14 estados de la república el próximo 7 de julio.
Así, digamos que a Ernesto Cordero Arroyo, su líder de partido, Gustavo Madero, le aplicó un domingazo contra aquella máxima de que nadie se muere en la víspera y una vez que Cecilia Romero, secretaria general del PAN, avistó la defenestración en términos de que la posición de Cordero no obedecía a un concurso de popularidad.
“Ernesto Cordero es (era) el coordinador de los senadores del PAN en la Cámara de Senadores y no la reina de la primavera”, dijo irónicamente Cecilia Romero.
Y, bueno, Madero confirmó, en entrevista para Milenio TV, que era una decisión tomada la salida de Cordero como coordinador de los senadores del PAN. Así que, la reunión prevista para este martes a las cinco de la tarde, será protocolaria, solo para consultar a esa bancada con mayoría calderonista, qué perfil les gusta de quien deba coordinarlos a partir de ya.
Sí, Madero tiene esa facultad de remover a los coordinadores y dirigir al PAN en espacios de negociación con el gobierno federal, de marcar pautas en materia de participación e iniciativas de políticas públicas, pero no tiene derecho a burlarse del sentido común de los mexicanos.
Y es que asegura no temer a liderazgos paralelos en el Senado ni rebeliones porque, justificó, “no se trata de un manotazo, sino de darle coherencia al partido en el Congreso”. ¿Entonces nomás por molestar a vecino? Lo realmente importante es cómo recomponer a la estructura albiazul y recuperar al PAN que Calderón se encargó de desmantelar mediante el enfrentamiento de sus mejores cuadros. Digo.
(Una disculpa a César Camacho Quiroz, por haberle endilgado el Solís como segundo apellido en la entrega anterior. ¡Qué caray con el alemán!)