domingo, 18 de enero de 2015

Je Suis Gringo Rogelio Faz/CARTAS DESDE CHICAGO.

Rogelio Faz/ Se podrá vivir dentro o fuera de los Estados Unidos y, en diferente medida, vivir el sueño americano, imitarlo u odiarlo. A EU se le conoce como el país de la abundancia y las oportunidades. Y no solamente es un eslogan, es una sensación real de progreso que estimula la incentiva sin tantas trabas, sean sociales, económicas, culturales o políticas.
Recién se ha dicho que China es el país número uno en economía. Pero se antoja difícil pensar emigrar a aquel país. Así que EU sigue siendo el que tiene ese plus.
Ya estando adentro se encuentra a un sinnúmero de mundos, los mismos que hay afuera. Con la salvedad de poder salir avante si se quiere, y sin tener que depender de influyentismos o corruptelas. O vivir condicionados a favores o abusos de virreinatos políticos o familias pudientes, que necesitan de la plebe para satisfacer su ego de superioridad y poder. Y como si fuera poco, el crimen organizado como contraparte. Resultado: el México actual.  
En EU cada quien puede traer su mundo en el morral y estar en contacto con el “american life”, al menos en lo material, populachero pues.
Algo similar sucede afuera. Se podrá vivir en regiones apartadas de Latinoamérica donde claramente se ve el abandono o incapacidad de las autoridades, la ausencia de la inversión privada y la indiferencia de la sociedad por lo que surgen ideologías supuestamente de justicia social y contra el neoliberalismo, como esas de la Escuela de Chicago, la de los Chicago Boys.
Consciente o inconscientemente se contradicen con lo que dicen y hacen. Pues desde un indígena en el monte hasta un anárquico urbano en la ciudad de México o Guadalajara, pueden lucir una imagen del odiado capitalismo salvaje. Ya que no falta quien salga de entre los matorrales como sucede en el estado de Oaxaca, Chiapas o Guerrero, donde ser guerrillero puede ser normal, o a la inversa. Y portar una playera de los Cowboys de Dallas. O un “maistro chuntaro” de la CNTE, que después de lanzar una bomba molotov o dar machetazos al pavimento, exhiba su camiseta desteñida importada de segunda mano con frases ocurrentes del neoliberalismo. Al menos una playera original del Barça “Made in Tepito”.
Es más, se puede vivir en EU y estar renegando del sistema, disfrutando en un restaurante “fast food” un café con una ‘jamburger chatarra’, y conversar sobre el intervencionismo estadounidense. Libre expresión. Como también habrá quien pueda apreciar las cosas buenas de EU sin llegar a vanagloriarlo, y valorizar lo propio.
Quienes más renieguen o despotrican contra todo lo gringo o contra cualquier sistema de gobierno, más bien parece un reproche a su entorno y acaban por mal imitar o admirar con recelo. Y para hacer valer el tan pregonado ‘derecho de expresión’, destruyen la propiedad pública y privada, bajo su concepto equivocado de liberalismo. Cuando muchos “maistros” no han de saber ni siquiera dónde queda Francia ni que aportó su Revolución. Pero guerrilleros como Lucio Cabañas, Genaro Vázquez y el Che Guevara son sus ejemplos. Y cuidado con insultarlos.
Habrá que hacer un paréntesis. Los intereses económicos jalan para donde lo exige la gula del capricho consumista, y en ese sentido EU es puerta giratoria. Las corporaciones están al acecho y abiertos al capital para satisfacer al “american life” donde se encuentre.
Como ejercicio de sinceridad sería bueno saber ¿cuántos de esos izquierdosos que con cualquier provocación sacan su violencia fanática, y se contradicen con su pasión por uno de los símbolos representativos más recientes del capitalismo estadounidense: el “football”? Lo que se podrá constatar ahora que se acerca el Super Bowl.  
Es donde intereses económicos manipulan ese fanatismo patrocinando productos que condenan a la sociedad al consumismo. El que se deja pues.  Podríamos reducirlo a una simple frase: Todos somos gringos, o el de moda: “je suis gringo”, unos adentro y otros afuera, unos más que otros.
EU podrá no ser la sociedad ideal pero dentro de sus fronteras aún prevalece lo que muchos quisiéramos que sucediera en nuestras regiones: oportunidades, confianza, orden, voluntad, autoestima, respeto; que se expresa en la espectacularidad deportiva o artística, en política o economía. 
Y para justificar la contradicción se dice que el deporte, la música o las artes en general son universales. Religiosamente cerca al neoliberalismo y tan lejos del mundo de las oportunidades. (entresemana.mx)