Parafraseando la canción de
Miguel Arizmendi Dorante “Cada quien tiene un pero,…” se antoja decir que cada uno de aquellos que
rememoramos su hacer y decir en el VI
aniversario de su fallecimiento, atrajimos
vivencias de cuándo y cómo lo conocimos, de aquello que nos transmitió,
de su amabilidad y su legado artístico cultural. Entre otras cosas recordé la
canción que le compuso a mi tierra natal, una canción que, como lo dije en otro
momento, conlleva anhelos, dejos de nostalgia y un adiós anticipado:
De pie sobre una roca
milenaria,
Contemplo con cariño
tu paisaje,
Y mi canción errante y
solitaria
Termina aquí su largo
viaje.
Recorro callejuelas
paso a paso,
Queriendo recordar mi
edad temprana,
Ahora en más romántico
el ocaso,
Y sueño al abrir cada
ventana.
Si acaso no volviera
Tixtla hermoso,
No olvides que tu
imagen va conmigo,
Te dejo mi canción
como una rosa,
Que mi alma y corazón ya están contigo.
También se me ocurre
afirmar que Miguel aun en su ausencia terrenal, sigue siendo como El Sembrador de Rafael Blanco
Belmonte: “…sigue sembrando, siempre
sembrando…”