Que en la Cámara de Diputados el Partido Revolucionario Institucional delinee la agenda de la política económica de Enrique Peña Nieto, es un procedimiento elemental, praxis obligada del partido que es gobierno y usa su mayoría legislativa; cuestión que no fue característica del PAN en los últimos doce años.
Y es que, el Partido Acción Nacional además de haber sido en su momento mayoría en el Congreso de la Unión y gobierno con dos inquilinos en Los Pinos, tuvo coincidencias y alianzas inéditas con el Partido de la Revolución Democrática, pero ha sido recurrente su queja y la de Vicente Fox en su momento y luego de Felipe Calderón por la supuesta postura de diputados y senadores priistas contra iniciativas de origen presidencial y albiazul.
Sin embargo, la bitácora legislativa contiene un mentís a esa queja y acusación que pretendió asumir a los legisladores tricolores como los malos de la película. Por supuesto, los priistas no son hermanas de la caridad y, desde la LVIII Legislatura, cuando Vicente Fox asumió la Presidencia de la República, se consolidaron en un frente que buscó y logró cogobernar con el PAN.
En los años que han corrido de este milenio, empero, se concretó una camada de políticos panistas que se sacudió atavismos doctrinarios y aprendió, a fuerza de derrotas en la discusión y negociación de importantes iniciativas de reformas legales, pero la injerencia del Presidente de la República –cada cual, Fox y Calderón, en su turno—fue determinante a la hora de las decisiones.
Nadie puede comparar como políticos y negociadores de nivel a, digamos, César Nava con Santiago Creel, o incluso al hoy senador Ernesto Cordero con Carlos Medina Plascencia. El fondo es forma decía Jesús Reyes Heroles y el profesor Enrique Olivares Santana invocaba al aseo político a la hora de las negociaciones de nivel, de alto nivel e impacto para la vida nacional.
Hoy se sacuden conciencias y presumen la existencia de más de medio millar de iniciativas de reforma laboral planteadas en años recientes, y hablamos por supuesto de lo ocurrido en las dos administraciones federales panistas.
Porque, salvo la abierta posibilidad que tuvo la reforma laboral de prosperar en el sexenio foxista, fue cuando el entonces secretario del Trabajo y Previsión Social, Carlos María Abascal Carranza, el resto no hizo absolutamente nada por negociar y cabildear con seriedad una reforma de esa naturaleza. Javier Lozano Alarcón despedazó cualquier posibilidad.
¿Por qué fracasó el proyecto del aeropuerto internacional alterno de la ciudad de México en terrenos del municipio de Texcoco? Porque los dizque operadores políticos de Vicente Fox se perdieron en la discusión de qué fue primero: el huevo o la gallina, y antes de negociar con los dueños de los terrenos, les anunciaron que les iban a comprar en centavos lo que valía pesos. Vicente Fox Quesada puede asumir la paternidad de los macheteros de Atenco y presumir que le salieron bien combativos y ajonjolí de todos los moles.
Las iniciativas preferenciales del presidente Calderón serán aprobadas, no lo dude usted, en los próximos días. La laboral muy posiblemente el jueves de esta semana en el pleno del Senado de la República y, en la Cámara de Diputados, la minuta correspondiente de la Ley General de Contabilidad Gubernamental, porque al PRI le interesa contar con el basamento de otras reformas, incluso constitucionales.
Al PRI, como partido en el gobierno, le interesan ambas reformas y aprobará lo conducente. Por supuesto es difícil que el tricolor logre unanimidades en sus posturas, pero ha comenzado a operar las negociaciones como dicta el librito, en esto de estira y afloja en la discusión de los dictámenes.
Poco se recuerda que al PAN se le haya acusado de pretender agandayarse en la discusión y aprobación de dictámenes en el pleno de los diputados federales o el senatorial, como ahora se señala al PRI. Pero así es el juego que todos jugamos.
Y si alguien duda del retorno de los maestros de la negociación, los priistas en el Congreso de la Unión, sólo hay que evaluar el anuncio que hizo Manlio Fabio Beltrones respecto de la urgencia de una ambiciosa Reforma Hacendaria para respaldar al paquete económico para 2013.
El tema viene contundente. El objetivo es acabar con los privilegios fiscales, asegurar la progresividad del sistema recaudatorio que oriente el gasto público, impulse el crecimiento económico y disminuya el lastre de la desigualdad.
¿Usted cree que haya sido una casualidad que prácticamente a la par la Cámara Nacional de la Industria de Transformación, en su publicación semanal, se pronuncie por una reforma hacendaria después de la reforma laboral?
El PRI ha comenzado a operar como PRI-Gobierno. Y el PAN, vaya, sus dirigentes y prohombres en el Congreso de la Unión debe saber de sobra que pasó su oportunidad. En la izquierda lo único que queda es asumirse como lo han presumido: moderna y propositiva. Nadie les aplaudirá retomar el todo o nada. La negociación, señores, la negociación y no la oposición en las reformas que vienen. Digo.