KARMELYNDA VALVERDE |
Nunca
he sido de esas feministas rijosas que están más aplicadas en estar tirándole
calor a los machines, que en ocuparse verdaderamente de femeninos asuntachos
que inspiren y motiven a nosotras, las mal llamadas representantes del ‘’sexo
débil’’. Digo, si tanto hombres como mujeres no podemos jamás pasar por alto lo
indispensable que somos los unos y los otros en la amalgama perfecta de lo
cóncavo con lo convexo.
Y
tanto me enfurruña que ellas ataquen sin ton ni son a los hombrecitos,
escudadas en un mal entendido feminismo…¡como que los machines nos hagan
víctimas de su mal disimulada misoginia!.
Mucho
se ha cacareado en mi pozolero estado acerca de las igualdades de género y
chunches para arriba y chunches para abajo. Equidad de género, le llaman. Pero
mucho me temo que es puro choro, porque todo parece indicar que los machines
politicoides mezcaleros, para no variar andan queriéndoselas hacer gacha a el
viejerío suspirante. Y no me salgan con que esta chincualuda palomita anda
desvariando. Nooo.
Me
tengo bien checadito el dato. Reconozco que hay también brujercitas gandallas, perversonas,
¡nefastas, pues!. Que nomás no la levantarían con un paquete ni siquiera de
mediana responsabilidad. Que nunca, nunca, han demostrado tener un ápice de
vocación por servir, pero que eso sí ya han iniciado enredadas en la bandera de
la equidad de género, recorridos desangelados por media docena de comunidades y
hecho otras tantas pintas ¡y ya se sienten bordadas a mano!.
Pero
Oh la lá. Afortunadamente (y gloria a Dios por ello) aquí en las también
chileneras tierras, tenemos a verdaderas guerreras, de espíritu de acero y
corazón sensible. Guapas, inteligentes, sensibles, talentosas, creativas.
Viejerío de altura, pues.
Como
una Beatríz Mojica, que neta, neta, que bien se vería como gobernadora de
nuestro estado. Una mujer de bien entendida ideología izquierdista, preparada,
culta, sencilla, con muy acentuada vocación de servicio. Aquí se impone la pregunta ¿la dejaran llegar los
machines pedorristas?
O
como una Norma Yolanda Armenta, que tiene amplia experiencia en el quehacer
político, como legisladora, servidora pública y operadora política de su
pricolor partido. Y por si fuera poco, es una mujercita con don de gentes,
siempre dispuesta a dar lo mejor de sí, que sin duda sería una digna y
excepcional representante del verde, blanco y colorado, en la elección del 2015
para alcaldesa de la capital mundial del pozole.
O
una Sandra Bélkys Ocampo Hernández, que aunque no anda con chincuale querreque
alguno, sino muy comprometida desempeñando de manera por demás humana y
extremadamente sensible, su cargo de Delegada federal del INAPAM, es una
enjundiosa integrante del viejerío politicoide de rostro verdaderamente humano,
y al igual que Norma Yolanda Armenta, de las más fieles militantes del
Revolucionario Institucional.
Aquí
no cabe la aplicación aquella de que ‘’la caballada está flaca’’. No, no, no.
Por el contrario al viejerío lo que le sobran son curvas…el viejerío anda
políticamente enjundioso, derrochando guapeza, talento, bien aplicando las
neuronas. El viejerío hace alarde de sensibilidad, de ternura, de valentía y
más les vale a ciertos machines misóginos no meterse con las damitas de acero
porque con toda la ternura y decisión de
que son capaces, no dudaran en sorrajarle –al que se haga merecedor de ello,
aclaro- una buena patada en los gumaros.
Es
por eso que no me canso de gritar en Do de pecho y desde el fondo de mi
chilenero y pozolero corazón ‘’¡¡¡
ARRIBA EL VIEJERÍO!!!’’