Dante Delgado Rannauro es un político con suerte: la fortuna política y económica le ha sonreído cínicamente.
Y, cuando se apostaba por la muerte de su partido –Movimiento Ciudadano--por inanición, va por algo más que un tanque de oxigeno temporal en la batalla por el Distrito Federal, nutrido por parte de la crema y nata que se encumbró en el perredismo para abandonarlo, acicateada por el apetito de poder.
Dante ha vendido a precio de oro el valor del partido de cuyo consejo de administración es presidente. Veamos.
Su paso como huésped de la prisión de Pacho Viejo, una localidad del municipio de Coatepec, próximo a Xalapa, la capital veracruzana, más que evidenciarlo responsable de los actos de corrupción, de los que lo acusó Patricio Chirinos Calero, lo catapultó al papel de víctima-mártir del poder, del que se han servido los políticos de la dizque izquierda mexicana. Y con esa vestimenta ha transitado en los últimos quince años.
Por supuesto, Dante ya no era priista cuando el 3 de abril de 1998 abandonó la prisión sin que el juez de la causa lo hubiese exonerado; en diciembre de 1996 lo habían detenido por su presunta responsabilidad en el delito de enriquecimiento ilícito.
Pero, en ese mes de 1998 ya estaba en franca consolidación el Partido Convergencia por la Democracia que Dante había ideado desde 1995. El 1 de agosto de 1999 el entonces Instituto Federal Electoral, le dio el registro oficial; tres años después Dante determinó deshacer al partido del apellido “por la Democracia” y, en ese proceder camaleónico para ajustarse al ideario de Andrés Manuel López Obrador, el 31 de julio de 2011 decidió convertir a su instituto político en Movimiento Ciudadano.
Y Movimiento Ciudadano dio cobijo a destacados lopezobradoristas e igual se convirtió en receptáculo de dolidos perredistas, aunque al final de cuentas lo abandonaron. Tal fue el caso de Ricardo Monreal Ávila, quien coordinó a sus diputados federales y luego renunció a la coordinación y a la pertenencia emeceísta para ir en pos del Vellocino de Oro, es decir, en busca de la jefatura delegacional de Cuauhtémoc, en la capital del país nominado por Morena.
En fin, el caso es que, sin duda, Dante sabía que sus días estaban contados dentro del PRI cuando estaba a punto de entregar el gobierno de Veracruz, sobre todo cuando se enteró que había la decisión consultada y tomada desde Los Pinos para aplicarle un cobro de facturas. Por eso ideó la creación de Convergencia, sustentada en sus amistades y las lealtades que sembró a su paso como gobernador sustituto de don Fernando Gutiérrez Barrios en Veracruz.
Pero esos apoyos, fundados sustancialmente en el estado de Veracruz, como luego se vería cuando contendió por la gubernatura, no le daban para crecer y participar en solitario en la elección federal del 2 de julio del año 2000. Por eso se incorporó a la Alianza por México que, en conjunción con el PRD, el PT, el PAS y el PSN –los dos últimos membretes que hicieron su agosto—lanzaron la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano a la Presidencia de la República.
Merced a esa alianza, Convergencia por la Democracia tuvo dos diputados federales, una diputación a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y un escaño en el Senado. Por supuesto, Dante le sacaría todo el jugo al hecho de que había ganado la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, pero aliado con el PRD y el PT.
Sin embargo, con el poder centralizado, Dante Delgado no impulsó la creación de cuadros propios y, los que puede presumir son medianamente aceptables, porque ha vivido de las alianzas desde su génesis. Alejandro Chanona y José Manuel del Río son personajes de los que Dante Delgado puede alardear como baluartes de su instituto político, aunque en el caso de José Manuel todo indica que seguirá los pasos de Ricardo Monreal, de quien fue jefe de asesores en la Cámara de Diputados hasta hace poco tiempo.
Por eso, la impresión que se tuvo de la inminente desaparición de Movimiento Ciudadano (MC), o por lo menos disminuido al perder el registro, resultante del proceso electoral intermedio que se dirimirá el 7 de junio próximo, no era descabellada. Sin personalidades que nominar a la Cámara de Diputados o los 9 gobiernos estatales en juego, la votación que se le presagiaba era menor al dos por ciento.
Pero, cosas de la vida política y de ésta paradojas que parecieran producto de esos soterrados e inconfesables acuerdos, hoy Movimiento Ciudadano está en la posibilidad de disputar al PRD jefaturas delegacionales, asientos en la ALDF y curules en la Cámara de Diputados. La ubicación en los primeros lugares de su listado de candidatos plurinominales, de personajes como Marcelo Ebrard y Manuel Espino Barrientos, le atraerá un importante número de votos de organizaciones contestatarias, dirigidas por personajes que deben algún al ex jefe de Gobierno.
Además, hay que sumar a otros personajes que, sin haberlo manifestado abiertamente, estarían en esa condición de sumarse al Movimiento Ciudadano del imbatible Dante Delgado Rannauro, cuyo ángel de la guardia seguramente se formó en las líneas de Maquiavelo.
Hasta el momento hay más de una treintena de políticos que ha renunciado al PRD. Y, aunque Carlos Navarrete asegura que éstos no representan a los más de dos millones de militantes que se quedan en el partido, lo cierto es que cada uno de los renunciantes tiene perfil y liderazgo propio. Unos han echado su futuro mediato a la suerte de Morena; otros de plano se incorporaron a Movimiento Ciudadano.
Son, como usted quiera llamarles, oportunistas, chapulines o sencillamente políticos de la dizque izquierda que proceden igual o mejor que sus vecinos de enfrente, priistas o panistas, a los que acusan de toda lindeza en esto de vivir del presupuesto. Y, bueno, son harto conocidos.
Porque, ¿cuándo han estado fuera de la nómina Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Vidal Lleneras, Sofío Ramírez, María Rojo, Malú Micher, Armando Quintero, Fernando Zárate, Mario Delgado, Agustín Guerrero, Esthela Damián, Alejandro Encinas y, por supuesto, Andrés Manuel López Obrador? ¿A poco no? –el PAN dixit--. MC dará la batalla con su dirigente Delgado Rannauro, un político con suerte y dueño de una indudablemente poderosa organización camaleónica. Conste.
LUNES.- Desde este día y hasta el próximo jueves, en el Puerto de Acapulco se celebra la 40 edición del Tianguis Turístico que, por capricho de Felipe Calderón, se volvió itinerante. Vuelve a su cuna esta vitrina de opciones de la llamada industria sin chimeneas de México. Ya comentaré de sus aconteceres. Digo.
@msanchezlimon