>> Dicen que ha habido avances
>> Mas muchos son sólo simulación
Llega el día de la mujer y los feministas y publicistas, y propagandistas atascan las redes sociales y todos los medios de información y propaganda, escritos y hablados y actuados, de textos e imágenes en torno al tema.
Pero muchos lo hacen de manera inconsciente. No tienen ni idea de que, aunque existan leyes, programas y presupuestos destinados a la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos, su implementación aún es precaria y se sigue considerando a las mujeres como poblaciones vulnerables, no como sujetos de derechos.
La fundación Angélica Fuentes presentó este miércoles un análisis titulado Género e Igualdad, en el cual, a partir de la situación de inequidad, se advierte que la política social debe sobrepasar el asistencialismo (asistencialismo tipo cruzada contra el hambre), abatir los estereotipos de género y transformar las relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres.
Al mismo tiempo, advierte la fundación, hace falta generar la voluntad política y presupuestaria a todos los niveles de gobierno, en la iniciativa privada y en la sociedad, para que la igualdad se traduzca en una realidad para todas las mujeres, lo cual requiere de evaluaciones de impacto en todas las políticas y programas dirigidos a alcanzar la igualdad de género, ya que hoy son inexistentes.
Cierto lo que advierte el estudio de la fundación Angélica Fuentes. Se ha parloteado mucho en torno a los derechos de las mujeres (de paso, faltaría hablar de sus deberes) y lo peor es que lo han hecho feministas connotados de todos los colores. Pululan las organizaciones llamadas ONG (no gubernamentales) que dicen dedicarse a la defensa de las mujeres y sólo medran.
Pero las mujeres sobreviven, viven, en las mismas condiciones, y lo más grave es que la mayoría es conformista, aún piensa que su condición de mujer la pone por debajo del varón y de un importante sector femenil que medra con el feminismo. Las mujeres, incluso las que han logrado un grado elevado de autonomía personal, de conciencia y de desarrollo profesional, siguen siendo las víctimas de los machos.
El estudio es contundente: a las mujeres les afecta de manera más aguda que a los hombres la desigualdad salarial, la distribución de la riqueza, la pobreza, el acceso a la educación y a la salud, entre otros.
La discriminación que viven las mujeres limita su desarrollo y coarta la justicia social y económica del país. La violencia basada en género incide en la salud pública, en el goce de la educación y en la autonomía plena de las mujeres para ejercer plenamente sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.
Y la verdad es que la consolidación de una sociedad justa y democrática seguirá siendo un sueño mientras toda su ciudadanía, incluyendo a todas las mujeres – sean rurales, urbanas, indígenas, mestizas, Afrodescendientes, pobres, ricas, jóvenes, viejas, migrantes y cualquier otro determinante de mayor discriminación- tengan acceso a las mismas oportunidades, y puedan exigir la garantía de sus derechos humanos en todos los ámbitos.
Hasta hoy el acceso a la justicia es casi nulo para todas las personas, pero las mujeres enfrentan obstáculos adicionales derivados de la falta de conocimiento de sus derechos y6 de cómo exigirlos, la falta de independencia económica y la discriminación a la que se enfrenta por parte de los operadores del sistema. Y para que exista un real estado de derecho, las mujeres tendrán que poder recurrir a un sistema que sea capaz de resolver problemas en materia familiar y proteger su integridad personal frente a actos de violencia física, sexual, laboral o doméstica, entre otros.
En materia de acceso a la justicia para mujeres víctimas de violencia, dicen que se han dado avances importantes en la aprobación de normatividad, políticas e instituciones. Con todo, no han tenido aún un impacto significativo en la reducción de la violencia ni en el combate a la impunidad en la que permanece la mayoría de los actos de violencia contra las mujeres.
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