CARLOS REYES ROMERO |
El hartazgo ciudadano
hacia las elecciones, los políticos y sus partidos, está rebasando los límites
conocidos hasta ahora. Incluso el dirigente del PAN Gustavo Madero hace de esto
la fundamentación principal de su solicitud de que se reprograme el partido
México-Brasil previsto para el próximo 7 de junio, día de los comicios.
“Nos preocupa y puede ser
perverso ̶
dice el presidente del PAN ̶ que se organice un partido de fútbol el 7 de junio, porque se puede
ver agravado el desinterés,
el desánimo y el abstencionismo. Se puede
generar una mayor distracción
de los ciudadanos ante las elecciones”
Tan grave está la cosa
que, apenas el pasado 26 de marzo, el propio presidente Peña Nieto se ha visto
obligado a salir al quite mediante un mensaje televisado donde asegura que ésta
será la elección más transparente.
Que yo me acuerde las
elecciones más limpias que ha habido en el país fueron las de 1994, cuando
Ernesto Zedillo resulto ganador incuestionado de la contienda. En ese entonces,
a instancias de Luis Donaldo Colosio y de Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz,
fueron removidos del naciente IFE muchísimos funcionarios proclives al “mapachismo”
y los “mapaches” mayores fueron puestos en un avión y enviados a recorrer el
mundo.
De ahí en adelante y hasta
la fecha las trampas electorales, la utilización de programas gubernamentales y
recursos públicos, la compra votos y la manipulación de la voluntad popular se
han vuelto a enseñorear en los procesos electorales.
No es un problema de
leyes. Si alguna legislación ha sido sometida a frecuentes reformas ha sido la
electoral. Candados van y candados vienen y los partidos políticos repiten y
reiteran las mismas nefastas conductas. De una o de otra manera le encuentran
como violentar, eludir o simplemente no acatar la ley.
El caso más concreto y
reciente es el del Partido Verde, al que le valen madres las leyes electorales
y las reiteradas sanciones que se le imponen. Al fin y al cabo no es dinero de
la bolsa de sus dirigentes y militantes sino del erario, de nuestros impuestos.
Y además tiene al PRI para defenderlo; para algo son aliados.
Aunque si fuéramos más
precisos habría que decir que el PVEM es la cara más golpeadora y fraudulenta
del PRI. Pero cuidado, porque cuando la perra es brava hasta a los de casa
muerde como está sucediendo en Acapulco, donde el PVEM está postulando al
empresario Joaquín Badillo Escamilla, expresidente de la Coparmex, quien al
parecer tiene una alta preferencia electoral, aprovechándose de los
encontronazos que traen el triunvirato integrado por el diputado beltronista
Manuel Añorve Baños, el senador René Juárez Cisneros, exgobernador de Guerrero,
y el candidato del PRI Héctor Astudillo Flores con el exgobernador Rubén
Figueroa Alcocer y su hijo el diputado local con licencia Rubén Figueroa
Smutny.
Encontronazo que por
cierto puede ser definitorio para la segunda derrota de Héctor Astudillo
Flores, como lo fue para la primera vez que fue candidato del PRI a la
gubernatura en 2005.
El sábado pasado, a la más
pura usanza gansteril, en un acto de no más de 20 minutos ̶ y
cómo alguna vez lo hicieron para imponer
al presidente del Colegio de Economistas de Guerrero ̶ el triunvirato de marras proclamo al oncólogo
Marco Antonio Terán Porcayo como “candidato de unidad” del PRI para Acapulco.
Si así se las gastan ahora que será si llegan a la gubernatura del estado.
¡¡Dios nos agarre confesados!!
En Guerrero el suelo está
todavía muy parejo. Los tres principales candidatos Luis Walton, Beatriz Mojica
y Héctor Astudillo ̶
en estricto orden alfabético
inverso ̶ van corriendo para ver quien alcanza el
tercio mayor. Todavía
faltan poco más
de dos meses para los comicios y aún
es temprano para decir quien va punteando.
Lo que sí es seguro es que
el PRI y el PVEM están echando mano de todos los recursos del gobierno federal
y del apoyo de los gobernadores priístas para trampear a sus contendientes y
comprar la voluntad popular, al fin y al cabo que el árbitro electoral, el
ahora INE, y hasta el TRIFE les perdona finalmente todo, véase sino el caso
Monex.
En la izquierda habrá que
esperar hasta principios de mayo para ver cuál de los candidatos va punteando,
para que los demás declinen por él o ella o en su caso llamen a los electores a
cruzar su voto a favor de una u otro. Ojalá tengan la altura de miras para
anteponer los intereses de Guerrero a sus intereses personales.
Beatriz Mojica Morga y
Luis Walton Aburto ̶
aquí sí
primero las damas ̶ tienen la alta responsabilidad de darle al
electorado guerrerense la oportunidad de elegir un candidato común al gobierno del Estado; de la misma
manera que Pablo Amílcar
Sandoval Ballesteros y Alberto López Rosas, debieran en su momento considerar
la factibilidad de declinar de facto y llamar a votar por Beatriz Mojica o Luis
Walton, cuando ellos anuncien la declinación de una por el otro o de uno por la
otra. Guerrero lo va a ver bien y se los va a agradecer.
Por cierto, que mal se ven
los dirigentes del PRD al andar lloriqueando porque el PRI les arrebató a Jorge
Salgado Parra, aunque haya sido con amenazas y presiones. Lo cierto es que
Jorge Salgado Parra y su padre Jorge Salgado Leyva siempre han sido un activo
del PRI. ¿O qué ya se les olvido a los dirigentes perredistas, o nunca se
enteraron, que Salgado Parra busco la candidatura a su actual diputación
simultáneamente en el PRI y en el PRD? Hasta Ángel Aguirre Rivero se mofaba de
él.
La izquierda no tiene por
qué ser cómplice de bribones, eso que lo hagan los priístas; antes bien la
izquierda debe ser la primera en exigir que se investigue y sujete a proceso a
quienes en el gobierno de Ángel Aguirre hayan incurrido en faltas administrativas
o en delitos, máxime si éstos tienen que ver con un manejo desaseado o con el
hurto de los recursos públicos.
No hay que hacer lo que el
candidato y la dirección estatal del PAN están haciendo, al cobijar a Zeferino
Torreblanca Galindo bajo sus siglas, a sabiendas de que está acusado del
asesinato de Armando Chavarría Barrera, que tiene pendientes de comprobación
ante de la Auditoría Superior de la Federación y, lo más reciente, que está
demandado por su señor padre de haber, él y sus hermanos, falsificado su firma
para despojarlo de sus bienes.
¿O en cuánto negoció
Andrés Bahena Montero, el dirigente estatal del PAN, la entrega a Zeferino
Torreblanca de la candidatura a la alcaldía de Acapulco y de la segunda y
tercera diputaciones locales plurinominales
̶
esas sí seguras ̶ para los zeferinistas Magaly Salinas y
Fernando Donoso?
Si de algo está hasta la
madre la ciudadanía es de la corrupción, el nepotismo y la impunidad con que se
mueven los políticos y sus partidos. Por eso estas elecciones van de las más
desairadas de la historia de México y de Guerrero.
La ventaja es que el voto
duro de todos los partidos está muy resquebrajado y los militantes y adherentes
están vaciando las estructuras partidarias para involucrarse en acciones
ciudadanas y por otra parte, ya se avizora en el horizonte el despertar de la
conciencia ciudadana y el ejercicio directo de la soberanía nacional por los
pueblos y comunidades.
Por eso, tiene razón la
conseja popular: no hay mal que por bien no venga.
29 de marzo de 2015.