Teresa Gil |
La arrebatinga que se estuvo viendo en la distribución de las candidaturas de los partidos, en la que prevalecieron los intereses creados, exhibió la maniobra de pillos que alguna vez escenificó el premio Nóbel Jacinto Benavente en la obra del mismo nombre. En los últimos meses por la utilización oficiosa de fotografías en las que aparecen delincuentes con políticos connotados o la vinculación de familiares con presuntos infractores, no ha faltado quien haya hablado de la no trascendencia de las penas, El artículo 22 de la Constitución prohíbe en efecto, la trascendencia de las penas. De la mismas manera que prohíbe las penas infamantes, consecuencia a veces de la tortura hoy tan en boga. Respecto a lo trascendente la norma la acomoda a su conveniencia cierta clase política que no deja de tener parientes incómodos. Incluso la usan a contrario sensu, para golpear opositores, como lo hicieron con Javier Corral por los errores de sus hermanos. Pero lo curioso de esa clase política es que la trascendencia política si se la aplican, para expandir, propalar, repercutir, extender, penetrar, ramificar y muchos verbos más los intereses que han creado, en personas de su familia. Ya sean hijas, yernos, hermanos, sobrinos, lo que importa es compartir la tajada que hábilmente se han adjudicado. Se argumenta que dichos parientes tienen trayectoria propia, pero cualquier hijo de vecino no recibe el empujón que a ellos les dan. Lo que está en juego es el dinero público y el escaso interés que tienen por el pueblo mexicano. Jacinto Benavente nació en Madrid en 1866 y se convirtió en premio Nóbel en 1922 tras una larga carrera que casi alcanza las 200 obras. Murió en 1954. La Malquerida ha sido representada miles de veces y llevada al cine bajo el esquema que prohijó el longevo español: la preponderancia de un actor central, vivo, del que se decía había escrito la obra. Las mujeres fueron sus favoritas con actrices que descollaban en la época; así sucedió en Señora ama. Su método muy sobreactuado ha ido cayendo en desuso. En las dos películas de ambas obras, la actriz es Dolores del Río. Y en la primera en la que interviene Benavente ya que era guionista y productor, hace el papel de la hija, la sonorense Columba Domínguez recién fallecida. María Tereza Montoya, otra diva del teatro presumía de haber inspirado obras de Benavente. Los intereses creados ( Salvat 1970) tiene también un personaje apabullante, Crispín, un pillo mayor que induce a un joven a apoderarse de una fortuna. La obra ocupa personajes muy propios de la Comedia del Arte, aunque se le observan antecedentes de Lope de Vega e incluso de Shakespeare. Pero el título es sugerente y se puede aplicar, como ahora en México, a los que diseminan sus intereses con el dinero de los demás, para seguir viviendo bien.