Rodrigo Huerta Pegueros |
Al
gobernador Ángel Aguirre Rivero le regresó el alma al cuerpo una vez que
escuchó de viva voz y ante un público nutrido e importante (como son los dueños
de la banca) el apoyo del presidente de la República, Enrique Peña Nieto y su
gobierno para que en Guerrero impere el Estado de Derecho y se eviten los actos
violentos como los protagonizados por el Movimiento Popular de Guerrero en la capital estatal donde no solo
destrozaron sedes de los partidos políticos sino de algunas dependencias de
gobierno sin saldos trágicos o humanos que lamentar.
La zozobra,
incertidumbre y temor que cundió entre la población capitalina hacia ver en
todo su esplendor la ineficacia de las instituciones públicas, particularmente
la del ayuntamiento local y del gobierno estatal. Fueron los propios
manifestantes quienes después de haberse cansado de hacer desmanes y destrozos,
por propia decisión se retiraron a su ‘’plantón’’ permanente desde donde
escucharon horas después la voz tronante de un gobernador fastidiado, molesto,
inquieto y decidido, quien les dijo que el diálogo se había terminado y que
ordenó a la procuraduría general de justicia del estado la liberación de las
órdenes de aprehensión, particularmente contra los dirigentes y voceros de la
Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG),
Minervino Morán y Gonzalo Juárez, así como de otros 35 involucrados en la serie
de desmanes ocurridos durante las pasadas marchas, movilizaciones, bloqueos y
destrucción de inmuebles de los partidos políticos, las perdidas económicas de
los comerciantes y empresas del sector servicios y turismo de la capital y del
puerto de Acapulco y Zihuatanejo.
El
gobernador habló por la tarde-noche, el día del caos total en Chilpancingo, a
los medios de comunicación nacionales, en tanto que su secretario de gobierno, Humberto
Salgado Gómez, acompañado por la procuradora de justicia estatal, Martha Elba
Garzón Bernal, refería respecto a los daños causados en las sedes partidistas,
la intromisión de personas en el movimiento popular que estaban armados y de
las órdenes de aprehensión que iban a ser liberadas.
Tras
ofrecer media docena de entrevistas a los medios de comunicación, Aguirre
Rivero se dispuso a recibir en el puerto de Acapulco al presidente Peña Nieto,
quien acudió a la inauguración de la convención nacional bancaria y en donde
ocupó –el gobernador—parte de su estancia, para volver hablar del movimiento
popular de Guerrero, el cual, dijo a un periodista de Milenio Televisión, que
éste estaba siendo financiado con recursos de personas, grupos externos al
magisterio y a la misma entidad. No lo dijo, pero lo dio a entender, que el movimiento
magisterial que pasó a ser popular, lleva mas de 50 días siendo financiado por
quienes quieren desestabilizar la entidad y hasta el país, pues soltó la idea
de que desde otras entidades se financia a la disidencia.
No
aceptó nunca, aunque su actitud corporal lo dijo todo, es que con este
movimiento se pretendiera derrocarlo y se arropó con el argumento de que el
embate no es solo contra su gobierno sino contra quienes impulsaron la reforma
educativa (o sea la federación). Lo cierto es que el gobernador habló así ante
cámaras de televisión una vez que recibió de parte del presidente de la
República a través de terceras personas, su total apoyo, lo cual reiteraría una
vez más ante los banqueros y que tuvo una difusión inmediata, lo cual tuvo sus
consecuencias inmediatas en el MPG quienes han decidido hacer una especie de
tregua de cinco días para evaluar y planificar próximas acciones con el apoyo
de la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación).
En
tanto, han sido los normalistas de Ayotzinapa los que han levantado las
banderas y han realizado marchas para protestar por la libertad de policías
acusados de ser los autores materiales de la muerte de sus dos compañeros en el
fatídico día 12 de Diciembre del 2011. Y no se han amilanado y hasta han
provocado a los policías federales al bloquear nuevamente la autopista del Sol
en un día de alta actividad vehicular. Hasta el momento no ha sucedido nada
trágico pero en cualquier momento puede suceder lo impredecible.
El
gobernador Aguirre ahora si no tiene ninguna posibilidad de dar marcha atrás en
cuanto a la ejecución de las órdenes de aprehensión y no volver a la mesa de
diálogo sino hasta que se fije un compromiso de ambas partes para que los
acuerdos suscritos se cumplan al pie de la letra y no se caiga en
irresponsabilidades como las que se registraron anteriormente en donde ni los
maestros ni el gobernador respetaron acuerdos ni palabra empeñada.
Ahora
con nuevos elementos a su favor, el gobernador Aguirre podrá evitar el desborde
de los actos de manifestantes, siempre y cuando él mismo otorgue posibilidades
de solución a las demandas planteadas, pues reprimir por reprimir sin que
exista de por medio solución alguna, es ni mas ni menos que autoritarismo puro
y llano.
Periodista/Analista
Político*