viernes, 26 de abril de 2013

Médula Construye la Ceteg Morena presos y capital político Por Jesús Lépez Ochoa


En Guerrero existe el riesgo de que las formas no convencionales más extremas de acción política terminen legitimándose, ante un aparato estatal que carece de eficacia para satisfacer demandas, voluntad para aplicar la Ley, y estrategia para manejar las crisis.

En lo que va del año han sido las organizaciones sociales constituidas en grupos de interés las que le han marcado la agenda política al gobernador Ángel Aguirre, a los partidos políticos y a todos los guerrerenses.

Empezando por el llamado Movimiento de Autodefensa que aprovechó el vacío de autoridad para reivindicar la lucha por la seguridad ciudadana, una de las demandas más legítimas de la sociedad e insatisfecha por los tres órdenes de gobierno, ante el cual, el de Guerrero, no tuvo más opción que unirse con el enemigo al no poder con él.

Con ese apoyo los miembros de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), obtuvo amnistía para portar armas y asumir funciones policiales, pero también la Policía Comunitaria de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC).
De la UPOEG se desconoce el origen que algunas personas han atribuido al propio gobierno estatal para hacer contrapeso a la CRAC, la cual reivindica la autonomía de los pueblos indígenas y por tanto es afín ideológicamente a otras como 500 años de Resistencia Indígena entre otras de las organizaciones que se sumaron al llamado Movimiento Popular Guerrerense en apoyo a la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG).

No está de más decir que se trata de organizaciones que por afinidad de intereses y de ideología se suman a casi todas las luchas habidas y por haber. Guerrero es caldo de cultivo para ello debido al atraso en el campo y su accidentada geografía donde predomina la cultura parroquial y un nivel nulo de secularización que ha permitido a estas organizaciones socializar orientaciones afectivas adversas al sistema político.

De tal manera que reivindican los usos y costumbres como quiso hacerlo la CETEG con el  Instituto de Evaluación alterno que proponía incluir en la Ley de Educación, en aparente aplicación de un modelo sociocultural a su lucha que en realidad es sabido sigue un modelo económico de preservación de prerrogativas al magisterio.

La izquierda que apoya a la CETEG se dice progresista pero se ha opuesto a las inversiones en minas, presas y todo aquello que genere empleo y modernización. Está contra la derecha conservadora pero defiende la preservación del estado de las cosas como la pobreza. Clama la desaparición de poderes, pero no deja de cobrar salarios al Estado.

Este comportamiento contradictorio se ve reflejado en el movimiento magisterial. Pedían diálogo y el gobernador se sentó ocho veces con ellos. Que se garantizara la gratuidad de la educación y se hizo, aun cuando ya estaba establecida. Antes de la última sesión legislativa dijeron sus dirigentes estar de acuerdo en que las plazas a normalistas no fueran automáticas y como quiera resultaron inconformes con la segunda votación de su Ley de Educación.
Su objetivo no era tal aprobación sino la desaprobación reiterada para dar paso al ataque a los partidos políticos. Es decir, generar un escenario de inconformidad social contra éstos como canalizadores de demandas ante el sistema, por la razón de que en abierto apoyo a ellos está una organización naciente como partido político, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) cuyo líder moral, Andrés Manuel López Obrador ha estado muy callado respecto a las protestas magisteriales en Guerrero, Oaxaca y Michoacán.

Con el ataque a los partidos e instalaciones de gobierno, se busca obligar a Aguirre a dar cumplimiento a las órdenes de aprehensión contra los líderes del magisterio, ya que si bien éstas se fundamentan en delitos como el de vandalismo y allanamiento, entre otros, no dejarían de ser presos políticos, en tanto que se trata de un asunto de participación política colectiva el que los llevaría tras las rejas, permitiéndoles alargar su movimiento y capitalizarlo políticamente antes de 2015 en favor de un nuevo partido que representaría mejor sus intereses.

De tal manera que el gobierno estatal se encuentra nuevamente entre la espada y la pared por parte de los cetegistas, que hoy por hoy establecen la agenda política estatal y al parecer lo seguirán haciendo porque las costumbres se hacen leyes.