domingo, 28 de abril de 2013

Entre la verdad y la ficción MECEDORES DE HAMACA: VILLANOS Por Jorge Luis Falcón Arévalo*


Quienes piensan que la "lucha" que llevan a cabo las huestes desalmadas  de Minervino Moran y Gonzalo Juárez, son actos de justicia social, se equivocan. Los movimientos que realizan estos vándalos y sus falanges de profes sin oficio de maestro ni beneficio de educador, son por demás hechos y sucesos fuera de la Ley; y demandas muy personales de esos dos sujetos y su séquito de seguidores. Sin olvidar, explícitamente, a quienes los manipulan, los manosean y son quienes mecen la hamaca acá en esta parte de la costa suriana.

¡Aplicación de Ley!, es lo respetable y decente que manifiestan y  destacan desde empresarios encumbrados hoteleros, como parianeros; como lo más soez: ¡rómpanles la madre! Eso de manejar calendáricamente sus actos inhumanos, sanguinarios, atroces y de gavilla, es una forma de dar a entender que su actitud delincuencial formar parte de su rango de convivencia existencial no tan solo en su vida personal, sino en el entorno escolar. Lo cual es un peligro latente para estar al frente de un grupo de estudiantes. Muy cuestionable su permanencia en cualquier escuela.

Sobra demás decir, ante un mundo violento, mantener a este tipo de sujetos en las aulas, no es garantía, ni seriedad, menos confianza de que nuestros alumnados estarán en buenas malos, en sabios consejos, menos en actitudes o aptitudes  de tratar de hacer buenos y excelentes discípulos.

¿Dónde aquellos maestros hombres y mujeres valientes, cultos, dignos, competentes?
¿Dónde esa estirpe de mujeres y hombres honestos, decentes, meritorios, justos, oportunos, cómplices y hasta bonachones?

Hoy el iletrado, el analfabeto, el irreverente, insolente, el mediocre anida y satura no tan solo las aulas, sino que ahora llega a la calle y lacera las buenas costumbres del ciudadano pacifico, del comerciantes trabajador y dador de empleos. Ultraja edificios y casas habitación en renta. Daña, destruye y reta, busca la camorra para justificar su barbarie su salvajismo. Su saña interior. Su desajuste emocional.

Ante la grave situación en nuestra sistema educativo, hace unos años se lograron trazar  5 metas en materia educativa, en un plazo de 12 años: más años y más horas de escuela; Cambiar las prácticas y los resultados; que los maestros sean educadores profesionales; que el gasto sea transparente y eficiente y que las escuelas cuenten con autonomía y los padres participen y se involucren para así estar poder exigir un sistema educativo que ofrezca a los niños y jóvenes la oportunidad de competir con los jóvenes del mundo.

Cambiar los planes caducos y miserables de educación. Los sistemas de enseñanzas anacrónicos deben dar paso a nuevos visos de educación debido a las necesidades especiales que esta etapa de la vida presenta, por su desarrollo, así como la evolución de sus capacidades físicas, cognitivas e intelectuales, es importantísimo que tanto el Estado como las familias pongan especial atención en la educación de las niñas y niños.

Guerrero, como el niño idiota de la familia, debe emprender nuevos caminos. No en la complacencia ni justificación de que somos un estado pobre: ¡somos miserables!, no pobres. Porque así lo hemos querido, anhelado. Es nuestra coartada; pero debemos hacer esfuerzos por abatir en hechos esa realidad y llevar a justicia a quienes no tan solo de manera salvaje alteran el devenir del pueblo, sino también a los que mecen y bambolean  la hamaca. Esos merecen, paredón.

*www.guerrerogradocero.blogspot.com
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