Quienes piensan que la
"lucha" que llevan a cabo las huestes desalmadas de Minervino Moran y Gonzalo Juárez, son actos
de justicia social, se equivocan. Los movimientos que realizan estos vándalos y
sus falanges de profes sin oficio de maestro ni beneficio de educador, son por
demás hechos y sucesos fuera de la Ley; y demandas muy personales de esos dos
sujetos y su séquito de seguidores. Sin olvidar, explícitamente, a quienes los
manipulan, los manosean y son quienes mecen la hamaca acá en esta parte de la
costa suriana.
¡Aplicación de Ley!, es lo
respetable y decente que manifiestan y destacan desde empresarios encumbrados
hoteleros, como parianeros; como lo más soez: ¡rómpanles la madre! Eso de
manejar calendáricamente sus actos inhumanos, sanguinarios, atroces y de
gavilla, es una forma de dar a entender que su actitud delincuencial formar
parte de su rango de convivencia existencial no tan solo en su vida personal,
sino en el entorno escolar. Lo cual es un peligro latente para estar al frente
de un grupo de estudiantes. Muy cuestionable su permanencia en cualquier
escuela.
Sobra demás decir, ante un
mundo violento, mantener a este tipo de sujetos en las aulas, no es garantía,
ni seriedad, menos confianza de que nuestros alumnados estarán en buenas malos,
en sabios consejos, menos en actitudes o aptitudes de tratar de hacer buenos y excelentes discípulos.
¿Dónde aquellos maestros hombres
y mujeres valientes, cultos, dignos, competentes?
¿Dónde esa estirpe de
mujeres y hombres honestos, decentes, meritorios, justos, oportunos, cómplices
y hasta bonachones?
Hoy el iletrado, el
analfabeto, el irreverente, insolente, el mediocre anida y satura no tan solo
las aulas, sino que ahora llega a la calle y lacera las buenas costumbres del
ciudadano pacifico, del comerciantes trabajador y dador de empleos. Ultraja
edificios y casas habitación en renta. Daña, destruye y reta, busca la camorra
para justificar su barbarie su salvajismo. Su saña interior. Su desajuste
emocional.
Ante la grave situación en nuestra
sistema educativo, hace unos años se lograron trazar 5 metas en materia educativa, en un plazo de
12 años: más años y más horas de escuela; Cambiar las prácticas y los
resultados; que los maestros sean educadores profesionales; que el gasto sea
transparente y eficiente y que las escuelas cuenten con autonomía y los padres
participen y se involucren para así estar poder exigir un sistema educativo que
ofrezca a los niños y jóvenes la oportunidad de competir con los jóvenes del
mundo.
Cambiar los planes caducos y
miserables de educación. Los sistemas de enseñanzas anacrónicos deben dar paso
a nuevos visos de educación debido a las necesidades especiales que esta etapa
de la vida presenta, por su desarrollo, así como la evolución de sus
capacidades físicas, cognitivas e intelectuales, es importantísimo que tanto el
Estado como las familias pongan especial atención en la educación de las niñas
y niños.
Guerrero, como el niño
idiota de la familia, debe emprender nuevos caminos. No en la complacencia ni
justificación de que somos un estado pobre: ¡somos miserables!, no pobres.
Porque así lo hemos querido, anhelado. Es nuestra coartada; pero debemos hacer
esfuerzos por abatir en hechos esa realidad y llevar a justicia a quienes no
tan solo de manera salvaje alteran el devenir del pueblo, sino también a los
que mecen y bambolean la hamaca. Esos
merecen, paredón.
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