domingo, 20 de septiembre de 2015

TERCERA VÍA. Evodio, “la cuenta inicial” Ernesto Rivera Rodríguez

Seguramente el alcalde electo de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, no duerme sólo en pensar que el electorado del  municipio le entrego  el número premiado de la rifa del “tigre” del domingo 7 de julio pasado, premio que buscó con ahínco, con tesón, contra viento y marea, contra la arrogancia de un gobernador hoy defenestrado que buscaba a toda costa heredar  la “joya de la corona” a su hijo, como premio mayor de la impunidad, la violencia política y la corrupción.

Una voluntad pocas veces vista, no  la voluntad apuntalada en el oportunismo tan común en la mayoría de los políticos locales, particularmente en los tres anteriores alcaldes de extracción perredista: Félix Salgado Macedonio, Zeferino Torreblanca Galindo y Alberto López Rosas, que de la izquierda hegemónica, hablando en términos gramscianos no aportaron absolutamente nada, más que la de abrir calles, zurcir banquetas y darnos agua a cuenta gotas, sin hablar de las materias que los tres nos quedaron a deber:  honestidad, transparencia y  seguridad. La primera, dejaron o permitieron que sus funcionarios se llenaran bolsas, lo segundo, si hicieron de la vista gorda, corrupción, impunidad y violencia, o verdaderamente  no pudieron, o ni siquiera intentaron bajar un  poco los índices de atropello contra la ciudadanía

Los tres anteriores no se comparan con el cuarto alcalde de Acapulco, de los tres primeros lustros de este  siglo. En Manuel Añorve Baños se  conjugaron excesos no vistos en los alcaldes anteriores, ahí donde la opinión pública emite su juicio, ahí donde “Fuenteovejuna” descarga  su total decepción y desengaño, que bien sabe cómo cobrarse. Pero en un sistema  política como el que padecemos “la filiación, el compadrazgo y el amiguismo, es mucho más valioso que todo lo escrito en los códigos de derecho, o en pocas palabras, en la propia Constitución Política de la República, así la Secretaría de la Función Pública, SFP, es un claro ejemplo de ello, de su inoperancia, o ¿cómo juzgar al patrón? O no?
Evodio recibirá el H. Ayuntamiento de Acapulco, de manos del alcalde interino Luis Uruñuela Fey, quien ha cumplido de forma cabal el breve lapso en el que estuvo al frente de una administración iniciada por Luis Walton Aburto, quien desde su campaña política  igualmente se la jugó contra corriente, cuyo adversario no fue el “fiel acapulqueño” sino el propio alcalde saliente. De quien también desde su candidatura a la gubernatura del estado, hizo uso gala de  su perversidad patológica, de quien el propio  candidato priísta a la gubernatura, Ángel Aguirre Rivero,  en su  momento ante su incapacidad de debatir simplemente expreso “¡Manuel, no has aprendido nada!”.

Evodio recibirá no una “Caja de Pandora”, recibirá mucho más que eso, recibirá un  Ayuntamiento acotado, como lo están el resto de los 80 Ayuntamientos de Guerrero, como lo está Guerrero,  por sus propias y graves capitulaciones ante la impunidad y la corrupción anidada mucho más allá de los buenos intereses que en Acapulco, quiso imponer como ética de su administración, porque en Acapulco existe un gobierno de facto, un gobierno que manda en las calles, en las banquetas, en los mercados, bares y antros,  que ha impuesto su ley de facto, y su “orden y paz”, y donde la Ley Orgánica del Municipio Libre, es desgraciadamente letra muerta. Esto es lo que va a recibir Evodio Velázquez Aguirre, ya acotado por la sombra desde  donde esté de Ángel Aguirre Rivero. Mucho es lo que Evodio tiene que rescatar. 

Email:gernestorivera@gmail.com