Sustitutazo…
El asesinato de Rubén Espinosa, foto-reportero de Veracruz, ocurrido en la ciudad de México, este fin de semana, nos pone, a quien ejercemos este oficio, por demás mal pagado, pero sí gratificante, de nuevo de cara frente a la realidad, y que tiene que ver con lo peligroso que es ejercer el periodismo.
Y es que nunca como ahora, quienes de una u otra forma ejercen el periodismo, habían estado tan expuestos a la muerte, y hay que decirlo, no solo por parte de quienes ejercen y se encuentran en el gobierno, sino también de quienes integran la delincuencia organizada, y lo que resulta paradójico, también por miembros de los “movimientos sociales”. Al menos, eso ocurre aquí en Guerrero.
Es cierto. Ningún periodista se va a morir de parto, aunque el hecho de ejercer el periodismo, como cualquier profesión u oficio, trae sus riesgos. Sin embargo, llama la atención que ningún crimen, ninguna muerte de un periodista se ha esclarecido plenamente.
Es lamentable, criticable y condenable la muerte de un periodista más, y más lamentable los oídos sordos de las autoridades, no solo las encargadas de impartir justicia, sino también las que tienen por obligación de prevenir los delitos. Y es lamentable, criticable y condenable que sean los propios gobernantes los responsables de estas muertes.
Así, la lamentable muerte de Rubén Espinosa, y otras cuatro personas, quien había salido de Veracruz ante amenazas de quienes ahí gobiernan, se acumulan día a día, como ocurre aquí en Guerrero, pese a la protesta, principalmente, de quienes ejercemos el periodismo.
La muerte de Rubén Espinosa, nos duele, nos lastima y nos preocupa como otras tantas muertes que a diario ocurren, muertes que por cierto no se investigan y solo engruesan las estadísticas del gobierno.
No es posible que se siga asesinando a periodistas por el solo hecho de escribir lo que ocurre. No es posible que se les siga quitando la vida por contar historias públicas. No es posible que nos sigan matando porque a los poderes, incluidos los fácticos, no les conviene.
Como muchos otros, ciertamente no conocí a Rubén Espinosa, como tampoco conozco a muchos, a muchos otros periodistas, pero el saber que salió huyendo de un estado con el fin de proteger su vida, por solo hecho de ejercer el periodismo, no sólo me hermana con él, sino que me hace sufrir el dolor de su familia, y exigir castigo para los responsables.
¿Acaso, también hay que armarnos? ¿También hay que bloquear calles o carreteras, para que nos hagan caso? ¿Hay que incendiar oficinas o secuestrar vehículos para que las autoridades nos hagan justicia?
“Con el hallazgo del cadáver del fotoperiodista Rubén Espinosa entre las víctimas del multihomicidio en la colonia Narvarte en la ciudad de México, suman de 2000 a la fecha 151 los asesinatos contra las primarias libertades: 125 periodistas, 10 trabajadores de prensa, 9 familiares, 6 amigos de comunicadores y 2 civiles.
Sí. Justicia para Rubén Espinosa que este fin de semana fue hallado muerto, junto con otras cuatro personas en la ciudad de México, pero también justicia para todos los periodistas asesinados o que han sido víctimas de quienes, desde el gobierno, la delincuencia y los movimientos sociales, como el MPG, han sido golpeados, ultrajados y violados sus derechos humanos.
Cito el comunicado, respecto a los hechos, del Club de Periodistas del Estado de Guerrero, A.C., del cual formo parte, y difundido en conjunto con la Fapermex, el Club Primera Plana, y la FELAP:
Sí. Exigimos justicia para todos nuestros compañeros. El Club de Periodistas de Guerrero, la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (Fapermex); Club Primera Plana, y la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP-México), reiteran su demanda a las más altas autoridades del país, para que terminen con esta vergonzosa impunidad en cuanto a los atentados a los informadores, y cumplan con las medidas cautelares para protegerlos, como lo ordenan las leyes correspondientes”.
“Debemos considerar que estás cifras terribles se incrementan ante la vergonzosa impunidad prevaleciente, de ahí el reclamó de la aclaración, tras una investigación profunda, del quíntuple homicido: las 4 mujeres y el colega reportero que “decidió exiliarse temporalmente” de Veracruz al ser amenazado y acosado por sujetos desconocidos que lo siguieron a su casa, en los alrededores de su trabajo y en el desarrollo de sus actividades periodísticas.
“Los cuerpos de las víctimas fueron hallados maniatadas, con heridas de arma de fuego y signos inequívocos de tortura”.
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