Para
Ana, que está en medio de otro triángulo
Hace un año o un poco
más, utilicé esta misma metáfora ante la triangulación perpetua de la codicia
de los partidos políticos. Recordé la cinta del mismo nombre y a Pitágoras su
creador. Y ante los hechos violentos y
de total inseguridad que vive el país y en especial Guerrero, el teorema en su base matemática es muy
simple y establece que en
todo triángulo rectángulo, el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de
los cuadrados de los catetos. El matemático Tales de Mileto, no se quedó atrás
y su teorema dice: “si dos rectas cualesquiera se cortan por varias rectas
paralelas, los segmentos determinados en una de las rectas son proporcionales a
los segmentos correspondientes en la otra…”.
En la película Teorema
(1968), de Pier Paolo Pasolini (1922-1975), escrita y dirigida por él, sin duda
una obra de arte de la cinematografía mundial. Cinta que fue tildada de
pornográfica e inmoral, cosa por demás disparatada y absurda: “Pasolini logra
conducir al espectador por los laberintos de la soledad, la monotonía, la
intimidad de cada personaje, los deseos y ambiciones reprimidos de una familia
pudiente, cuyo objetivo es encajar en la sociedad burguesa italiana de los años
60, como una familia adinerada y respetable, enraizada en la sociedad de las
apariencias, pero que el precio de la farsa es desencadenar en los abismos de
la confusión , desorientación sexual, bajos instintos, desórdenes mentales, y
múltiples disparadores de patologías psiquiátricas de la existencia humana…”(Eduardo
Ramos Oliveira).
La paradoja de esta película con los tiempos actuales, es
que el personaje representado por Terence
Stamp, encarna a un anti villano, que es condescendiente, humano, detallista,
un consumado deportista. El villano complace a los demás personajes; “sin
importar cruzar las líneas invisibles de la justicia, la ética, moral, status
económico…”.
Esta cita conlleva una analogía sólo semántica con
Pitágoras cuando afirma que “el cuadrado de la hipotenusa es igual a la
suma de los cuadrados de los catetos”. Y con Tales que afirma y comprueba que
si “los segmentos determinados en una de las rectas son proporcionales a los
segmentos correspondientes en la otra”. El Teorema de Pasolini, toca las fibras
de lo humano en toda la extensión y relatividad de la palabra.
Y entre
Tales, Pitágoras y Pasolini, se encuentra este país en medio de un triangulo,
como lo explica un bolero; “sin solución, ni siquiera justificación…”.
Y es redundante
relacionarlo con el Triángulo de las Bermudas y toda la mitología que existe en
torno a su magnetismo traga barcos, aviones y tortas con o sin chile. Esta
tetralogía del terror pánico, tiene más bien una referencia obligada con el
triángulo dorado de las drogas en el norte del país. Y Guerrero, es un vértice.
El
origen del negocio de las drogas en el triangulo dorado, arranca durante al
inicio de la primera mitad del siglo pasado. Curiosamente, en Guerrero, se
incuba este proyecto a mediados de la década de los sesentas, amparado, guiado
y protegido por el estado mexicano, como en Sinaloa, Chihuahua, Durango y que
el narco negocio produjo un santo; Malverde. La implantación de este narco
cultivo en el invernadero natural de la sierra de Guerrero, creció paralelo al
tiempo de la guerrilla.
Terminada
la segunda guerra mundial, el negocio siguió amparado por el Departamento de
Estado Norteamericano o y sus múltiples tentáculos como CIA, DEA y ahora la
oficina especializada en terrorismo; y por el estado mexicano y su partido que
reinaban en ese entonces sin oposición aparente, o bien a modo, organizada y
financiada por el propio estado con dinero de los contribuyentes como hasta la
fecha.
Y como
la vida es un triángulo que se perpetúa en los avatares de la física y la
naturaleza humana, casi ocho décadas
después, este país vive en medio de un triángulo sin solución que se generó con
un ADN binacional durante la segunda guerra mundial y que fue otro negocio
armado, protegido y de gran calado para las finanzas mundiales, y que
representó arrebatarles el mercado de las drogas a las naciones musulmanas y a
los chinos. Una cruzada que en pocos años ha crucificado a miles de seres
humanos, sean policías, sicarios, barones, prestanombres, funcionarios menores o,
campesinos que se opusieron a entregarle sus tierras o su rancho a los
delincuentes protegidos.
Del
triangulo Dorado norteño al triangulo suriano donde “el cuadrado de la hipotenusa es igual a la
suma de los cuadrados de los catetos”. Es una maldición para un estado con una
historia llena de aberraciones históricas, crímenes masivos de campesinos,
tortura, desaparición forzada, aviones de la muerte, Pozo Meléndez, comunidades
arrasadas por el ejército o los delincuentes con miles de desplazados; un
pueblo valiente colocado entre dos aguas, “o le entras o le entras”, o “jálale
o te lleva la chingada”. Un estado de alta marginalidad producto de incontables
hechos de corrupción, valemadrismo por el “otro”; por indígenas
afrodescendientes y campesinos. Un estado donde la balumba de una clase
política ha roto los parámetros de lo humano y ha tocado los límites del
cinismo con una desenvoltura feroz y homicida semejante a los personajes de
Pasolini.
En medio de otro triángulo, que lo contiene
y lo dota de infinito-finito, está el advenimiento de la nueva administración.
No dudo ni tantito que Héctor Astudillo Flores, tiene los pies bien puestos, no
sobre el triángulo de las Bermudas; el triangulo dorado de Acapulco o el
norteño, sino sobre la tierra suriana. Porque su gobierno tendrá que luchar
contra lo más cañón de la historia de Guerrero. Son décadas de ausencia de
políticas públicas solventes, realistas y que en los últimos catorce años han
convertido a Guerrero en un estado de los más violentos y pobres de la
republica por el inusitado crecimiento de la siembra, trasiego, procesamiento
de la amapola y el abandono frugal de los gobiernos a la ciudadanía de las ocho
regiones de la entidad.
Y en medio de ese triangulo, “sin solución
ni si quiera justificación”, se haya el gobernador electo que habrá de tomar
posesión de las riendas del gobierno de Guerrero el 27 de octubre próximo; un
estado que ha dejado de ser “bronco” para
ser cada vez más y más violento.
He escrito en otras Miradas que HAF, es uno
de los políticos priistas más lúcidos que conozco en Guerrero, entre pocos. Sin
embargo, la situación nacional no es nada halagüeña.
En el estado donde nació Macrina Rabadán, algunos
creyentes esperan que de la triangulación Peña Nieto-Manlio-Manuel Añorve-Astudillo
Flores, se logre negociar un equilibrio para que cese la violencia y Héctor
pueda gobernar con paso y mano firme.
Habrá que esperar si se acomodan los astros
y la fuga del dueño de Guerrero, no entorpece los arreglos cupulares con
empresarios antagonistas; y las medidas que la nueva administración habrá de
tomar sean para bien del dolido y ensangrentado pueblo de Guerrero y ser el
peso en la balanza que logre un equilibrio administrativo y anti corrupción esperado:
colocar a los mejores hombres y mujeres a que sirvan a sus semejantes y
comprobar en los hechos si “en todo triángulo rectángulo el cuadrado de la
hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos”. O la nación y
Guerrero, continuarán su devenir histórico en medio de un teorema, “sin
solución, ni siquiera justificación”, como reza la letra del bolero.