Si la tendencia
continúa al ritmo de lo que se vivió la última semana tendremos a los nuevos
líderes de los partidos políticos más importantes del país con un fin común:
impedir que llegue Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia
de la República para 2018.
La pasada elección
mostró un avance importante de la organización política que dirige, el
Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que provocó que instituciones
como el PRD cimbraran a su interior y delinearan un nuevo modelo en la víspera
de saber quién sustituirá a Enrique Peña Nieto dentro de tres años.
De esta manera
quedará al frente del PRI un político fogueado en los menesteres de las
negociaciones políticas, Manlio Fabio Beltrones. Personaje
cuestionado en varias ocasiones por mantener nexos con legendarios capos del narcotráfico
en nuestro país y en el extranjero, hasta el momento no aclarados.
Al frente del PAN
quedaría Ricardo Anaya Cortés quien Gustavo Enrique Madero
Muñoz le enmendó dirigir las riendas del instituto usando su joven figura
política y frescas ideas. Pero el panismo estaría perfilado a continuar con el
desprestigio social que mantiene ante actos como los reiterados “moches” o el
“robo” de las subvenciones a sus propios legisladores.
El PRD desea
renovarse. Decidió usar la misma fórmula que ocupa hoy en día el PAN y así
generar un poco de confianza ante sus propios militantes. Entre las
personalidades resaltan nombres como el de Fernando Belaunzarán, Beatriz
Mujica o Armando Ríos Piter, entre otros más.
Así quedarían
personajes que han transitado casi de la mano en las negociaciones políticas
del país en los últimos tres años, incluso, como la del célebre Pacto
por México, a excepción de Beatriz Mujica. Lo que haría pensar que serían
ampliamente dominados por un experimentado Beltrones Rivera.
Otro dato. Quienes
figuran como líderes de estas fuerzas--o lo hicieron en el pasado reciente--César
Camacho Quiroz (PRI), Gustavo Madero Muñoz (PAN)
y Jesús Zambrano (PRD), serán los personajes quienes negocien
los asuntos de interés público del país en el Congreso de la Unión.
Vale formular las
siguientes premisas: ¿de qué sirvió el proceso electoral si quienes toman las
decisiones de los mexicanos son los mismos?, ¿De verdad las políticas públicas
cambiarán en los próximos años? mejorará la seguridad, se fortalecerá el peso,
habrá más empleos, más lugares para la educación, menos corrupción.
Hace meses estos
tres partidos ubicaron que Ebrard Casaubon competiría en el
proceso de renovación presidencial. Lo etiquetaron como una “amenaza” y lo
apabullaron para desprestigiarlo hasta obligarlo al autoexilio en el
extranjero.
Aunque la figura de
López Obrador está desgastada ante la competencia por la Presidencia en los dos
últimos sexenios, hoy, a tres años de las elecciones, los partidos y sus
representantes tomaron sus previsiones: frenarlo a como dé lugar.
Punto Cero
Hablando
de la continuidad y la preservación de los “amigos” en la política mexicana,
llama la atención los resultados de la investigación del asesinato del
colega Rubén Espinosa. La errática línea de investigación que lleva
a cabo el titular de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.
Se
evidencia que Rodolfo Ríos Garza (PGJDF) desvirtuó, desde el
inicio, las acusaciones que el propio periodista denunció antes de autoexiliarse
en la ciudad de México después de huir de Veracruz; y antes de ser asesinado:
las amenazas del gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, al
comunicador.
Parece
que la línea de protección entre políticos está firme entre la federación, el
gobierno del Distrito Federal y el de Veracruz. Proteger a toda costa a su
“amigo” Duarte de Ochoa, y manchar la
reputación del periodista asesinado.
(*) Periodista mexicano / @JoseVictor_Rdz