JESÚS LÉPEZ OCHOA |
Los cambios en las dirigencias nacionales del PRI y el PRD obviamente alterarán la correlación de fuerzas en el estado de Guerrero.
En el PRI el simple anuncio de la candidatura de unidad en torno a Manlio Fabio Beltrones ha prendido los focos rojos en los grupos políticos de los ex gobernadores Rubén Figueroa y René Juárez Cisneros.
Es público que en la entidad el hombre de mayor confianza del político sonorense es el diputado federal Manuel Añorve Baños que ha logrado, sin haber sido gobernador, construir su propio grupo político.
Los añorvistas mantienen el control de su partido en la mayor plaza electoral del estado, Acapulco, pese a que les fue disputada sin éxito por el hijo del ex gobernador Figueroa, y es de esperarse que con Beltrones en la dirigencia nacional arrebaten a los figueroístas –salvo algún acuerdo político futuro- las riendas del PRI estatal hoy en manos de Cuauhtémoc Salgado llevando mano en la designación de quienes encabezarán la bancada priista y muy probablemente el Congreso del Estado en la próxima legislatura.
Si alguien pensó que una vez electo Héctor Astudillo Flores se sacudiría a los cuadros añorvistas, el escenario plantea que no será sensato hacerlo, al asumir Beltrones, Añorve estará fortalecido al grado que podría ser la columna que sostenga su futuro gobierno o que se mueva para hacerle caer el techo encima.
Sería pues un factor importante para la gobernabilidad y por lo tanto tendría un reparto importante de posiciones en el nuevo gabinete que entrará en funciones el próximo 27 de octubre. También se le acomodan las cosas para buscar el Senado en el 2018. Al tiempo.
En el PRD la renuncia de Carlos Navarrete es un intento de sucesión disfrazada. En medios se mueve la línea de comunicación de un relevo generacional, mismo término utilizado en su campaña por la candidata perdedora al gobierno de Guerrero, Beatriz Mojica Morga “casualmente” mencionada entre los posibles sucesores y miembro indiscutible del grupo de Los Chuchos.
Navarrete ha llamado a no cambiar para caer en lo mismo, sin embargo los Chuchos, a quienes la militancia acusa de la debacle perredista durante su directriz, presentaron el mayor número de candidatos a través de su corriente Nueva Izquierda, pues de los nueve, al menos cuatro son integrantes de este grupo, aunque uno de ellos, Zoe Robledo, es también cercano al senador Miguel Barbosa quien se separó de dicho grupo para apoyar a Cuauhtémoc Cárdenas.
Barbosa tiene otro prospecto en el senador Guerrerense Armando Ríos Piter actualmente ajeno a las corrientes nacionales; los “amalios” de Foro Nuevo Sol que fue aliada de Nueva Izquierda para llevar a la dirigencia a Carlos Navarrete presentaron tres candidatos y la corriente ADN uno.
El dato de que se trata de jóvenes políticos de 36 a 46 años es irrelevante. Pueden tener la edad que gusten pero en su mayor parte son afines a los Chuchos. Es decir, se trata de los mismos.
De entre todos, suena fuerte el nombre de Beatriz Mojica cuya posible designación fortalecería a Nueva Izquierda que luego de la campaña por la gubernatura logró fracturar al Grupo Guerrero de David Jiménez Rumbo, quien previendo que la sucesión disfrazada recaiga en Mojica intenta apresurar que Celestino Cesáreo Guzmán deje la dirigencia estatal para apoderarse nuevamente de ésta. Veremos qué sucede.