La ignorancia es el más mínimo detalle que puede hacer desaparecer a un gobernante.
Antes que nada, me permito hacer un apartado al comenzar esta columna. La gobernanza, va más allá de lo que los libros, los maestros, los expertos y el internet nos ilustren. Es el sentimiento conectado con la mentalidad de un ser despierto. Se origina con atributos filosóficos, esa amalgama de reflexiones sobre las causas y efectos de las cosas naturales, lo que es el hombre y el universo. La esencia de esa idea, nos lleva a un conocimiento exacto y razonado de las cosas. Para cerrar ese círculo, el sentido común nos trae la contemplación de cualquier actividad comunicativa, estética, en donde la emoción, nos llega para interpretar lo plástico, lingüístico, sonoro y mixto. Me refiero al arte directamente, como una concepción de la cultura, que nos hace entender aún más, los componentes sociales y económicos de una población. Transmitir ideas no es fácil, sobre todo si se es un ignorante en el espacio y tiempo en el cual vivimos. Por lo tanto, la gobernanza hoy cobra un significado contundente. Hay que saberlo usar, pero sobre todo, diseñarlo, ejecutarlo y esperar los resultados óptimos. La gobernanza es una palabra que ha cobrado mucha difusión como una materia obligada para ejercer el poder y el control en una empresa, un país o incluso, un hogar. ¿Por qué? Simple. Nos remitimos a una serie de conceptos.
Unos indican que es una noción que busca, antes que imponer un modelo, describir una transformación sistémica compleja, que se produce a distintos niveles, de lo local a lo mundial. En diversos sectores, tanto como público, privado y civil. Parece provenir remotamente de Platón, para denominar metafóricamente el modus de dirigir o gobernar a los ciudadanos. Por otro lado, se gesta del latín gubernatio, que es gobierno. Al término de la Edad Media se registra el uso de esta palabra con el francés gouvernance, del que pasa al inglés con registro de habilitarse en 1380. En sí, como el arte de gobernar. Pero es en el idioma portugués, la palabra governança, y en español se retoma como gobernanza. Aparece definido por primera vez en el Diccionario de la Real Academia Española en 1803, como “antiguamente lo mismo que gobierno”. Ya en 1990, los académicos anglosajones promovían este principio en asuntos públicos, institucionales, de gestión, y como un modelo que promovía el sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía.
Los términos de gobernanza y gobernabilidad son usados en ámbitos de técnica de dirección y gestión de empresas. El conocido management privado, pero aplicable para y en organizaciones internacionales, de las ciencias sociales y de las instituciones políticas tanto nacionales como regionales. La Unión Europea aplica en demasía los procesos y reglas de esos mecanismos de gobernanza. Interesante tendencia que toma forma como gobernanza corporativa, la cual se ejerce en autoridades económicas, políticas y administrativas de una organización, tanto empresarial como gubernamental, o del tercer sector, tales como ONG y Asociaciones Civiles. Este enfoque multidisciplinario no cualquiera puede crearlo y enseñarlo, pero sí cualquiera puede aprenderlo. Ya que también tiene una disposición teórica, y se puede concebir en el comportamiento y aspectos sociales gerenciales, de organizaciones, económicas de los costos transaccionales y economía institucional, jurídicas sobre personalidad de las sociedades y el derecho laboral, así como financieras y su regulación legal. Es una aportación medular para aportar, estructurar, promover, salvaguardar, difundir, respetar, identificar, promover, remunerar y reconocer a los interesados y afectados de dichas actividades en lo que a gobernanza corporativa se refiere, como lo denomina la ISO 26000. Hay diversos tipos de gobernanza, claro está, una de ella es la gobernanza global, la gobernanza proyectiva, la gobernanza de la ciencia y la tecnología, la gobernanza económica (utilizada fielmente en la Unión Europea), la gobernanza política e institucional, gobernanza estratégica, gobernanza en internet, y gobernanza local, entre otras. Es vital subrayar que no es a modo de, sino más bien, por ejemplo el gobierno corporativo, es un plano exacto y preciso entre el directorio, la alta administración y los accionistas.
En un amplio espectro, la gobernanza en Acapulco y en Guerrero, es inoperante e inexistente. Claros ejemplos se observaron en la pasada contienda. En donde el equipo de trabajo en la campaña de algunos candidatos a cualquier puesto de elección popular, asesores y sus directrices, no obtuvieron lo previsto o al menos el ángulo que se quería ganar en tan sólo un planteamiento político y social. Sabemos que ciertos entes toman el sano oficio y profesión de ser políticos por mero deporte, coincidencias de la vida, exclusividad generacional, y porque saben que es dinero ganado fácilmente y en grandes cantidades. Los partidos políticos no necesitan comunicadores ni egresados de ciencias políticas, para difundir la idea central que llevará al éxito la empresa de ser gobernante. Si bien no estudian, aprenden y dominan la gobernanza y sus ramas. Hasta hace poco los incidentes o pifias de algunos que creen ser políticos, son el hazmerreír, o bien, se llevan el cese de sus funciones como tales.
Un caso aleatorio fue en donde un galardonado empresario, ex candidato a la alcaldía por Acapulco y al parecer ex integrante del Partido Verde Ecológico de México, propagó imágenes personales en un yate con escualos en peligro de extinción, que al parecer había pescado. La presunción llegó a tal grado, que las redes sociales lo colmaron y la sede del partido se deslindó y decidió investigar por ese lado este caso, que para muchos fue chusco, para otros, un desagrado e infortunio. Pues se contrapone el pensamiento racional, no hay coherencia en lo que se escribe, se hace, se habla y se piensa. Esto es fundamental y se encuentra en la asesoría operativa, en ejes de trabajo, en la dirección y gestión de proyectos. Para mayor información, puede visitar nuestro portal web.