Guerrero, cuna de uno de los llamados Siete Sabios
de México, está entre los referentes nacionales de una mala educación, rubro en
el que las proyecciones de los expertos son catastróficas, lo que debiera
ocupar a nuestras autoridades, maestros y a nosotros mismos como padres de
familia, dada la situación de violencia que experimentamos, ya que la
ignorancia también es factor de ruptura del tejido social que tanto anhelamos
reconstruir.
La fundación mexicanos primero en su reporte
titulado “Ahora es cuando” expresa que “Guerrero presenta un panorama
preocupante”, pues advierte que de no emprenderse una serie de medidas
congruentes y focalizadas, 9 de cada 10 jóvenes estarían fuera del sistema
educativo para 2018.
El dato es alarmante. Traducido a la vida real
significa que de cada 10 muchachos que actualmente estudian primaria o
secundaria, solamente uno tendrá la probabilidad de concluir una carrera
universitaria que le provea el acceso a empleos bien remunerados y al resto, los
estamos condenando a vivir del salario mínimo, en el supuesto de que opten por
una vida pobre pero honrada.
Hay que tomar en cuenta que la única igualdad que
los nueve jóvenes excluidos del sistema educativo compartirían con el que
seguiría dentro, sería la de necesidades, pues al igual que éste deberán
procurarse alimentos, vestido y techo para ellos y su descendencia, que en
personas con escasa educación suele ser numerosa.
Las desigualdades serán más, empezando por el
acceso al trabajo con mayor remuneración
para un licenciado, doctor, arquitecto o ingeniero y con esto a la
facilidad para obtener los satisfactores requeridos por ellos y sus familias
que hablando de gente mejor informada y preparada para enfrentar la vida,
suelen ser planificadas.
Consciente de estas diferencias, un profesionista
hará su prioridad que sus hijos concluyan una carrera. Sin duda algunas
personas sin estudios también se empeñarán en sacar a los suyos adelante, como
estamos seguros que muchos buenos padres y madres lo hacen, pero habrá otros
para los que no resulte importante dado que ellos tampoco estudiaron.
El sabio
guerrerense
El chilpancingueño Alberto Vázquez del Mercado
Marquina, quien fuera ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
fue también considerado uno de los siete sabios mexicanos junto con Manuel
Gómez Morín, Antonio Castro Leal, Vicente Lombardo Toledano, Alfonso Caso,
Teófilo Olea y Leyva y Jesús Moreno Baca, con quienes fundó la Sociedad de Conferencias
y Conciertos.
Si bien, a partir de su educación media superior
estuvo en la Ciudad de México, nuestro paisano cursó su educación primaria y
secundaria en Chilpancingo, donde sin duda obtuvo una sólida base para sus
próximos niveles de estudio.
Guerrero es cuna de uno de los referentes del
intelecto mexicano, pero también, de los maestros que lo formaron en sus
inicios y de sus padres que estuvieron pendientes de su educación. ¿Cuándo otro
sabio guerrerense? ¿Cuándo otros profesores como los que tuvo?
Cada niño sin escuela es una moneda al aire para
las futuras generaciones. Cada padre y cada maestro deciden si éste será una
cara en la sociedad y tal vez hasta en la historia como fue el caso de nuestro
sabio de Guerrero, o una cruz en el pavimento de la calle del olvido como
muchos de los caídos por la violencia en nuestro estado. ¿Usted a qué le
apuesta?