Miguel Ángel Mata Mata |
Palacio
Legislativo, Chilpancingo. Sus compañeros se fueron con el gobernador. Él se
quedó en la sala de plenos. Esperó paciente el debate de “mentadas”,
descalificaciones y precisiones entre panistas y perredistas. Es Héctor
Astudillo Flores. Optó por la opción de la tribuna. Despreció la de la comida,
el vino y el agasajo con el jefe del otro poder, el Ejecutivo. Se quedó solo… pero digno.
La
sesión del jueves en el Congreso Local de Guerrero fue de dos actas de sesiones
anteriores aprobadas; de ocho comunicados enviados a las comisiones de
Presupuesto y Cuenta Pública, Recursos naturales de asuntos políticos y de
conocimiento de la legislatura. Entre esos comunicados el enviado por Fermín
Gerardo Alvarado Arroyo quien solicita se emita decreto de ratificación tácita
e inamovilidad de magistrado numerario del Tribunal Superior de Justicia del
Estado de Guerrero.
Enviaron
a las comisiones de Desarrollo Económico, Justicia y Derechos Humanos las propuestas de
iniciativas de Rodolfo Escobar Ávila y Luisa Ayala Mondragón. El de Acapulco
propone instaurar como el día del trabajador gastronómico el 8 de octubre de
cada año y la de Huamuxtitlán propuso reformas a las leyes de derechos humanos
para evitar la discriminación y violencia contra las mujeres.
De cinco
propuestas de leyes, decretos y acuerdos, los diputados aprobaron el de
Valentín Rafaela Solís, para fortalecer las acciones en contra del dengue
hemorrágico, sobre todo en el ayuntamiento de Cuautepec y enviaron a comisiones
el resto.
TODO
POR UNA MENTADA
Esto
comenzó a las doce del día con 34 minutos. A las dos de la tarde con 19 casi concluían. Llegó el tema de las
Intervenciones y fue ahí cuando vinieron las “mentadas”, las aclaraciones, las
posturas, la evidencia de un Héctor Astudillo sin el resto de sus compañeros de
fracción que se fueron sin explicación. En el pleno el tema fue el viejo y nuevo gobierno federal.
Germán
Farías, del PRD, subió a tribuna con una morrala llena de adjetivos:
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“El de Calderón es el ocaso del peor gobierno de México; inventó una guerra
estúpida; judicializó la político peor que lo peor del autoritarismo; deja mas
de cien mil muertos; él es el Hitler mexicano; lo mínimo que merece Caderón es…
¡una mentada de madre!”, rubricó con singular énfasis.
Algo
pasó entre la bancada del PRI. Uno a uno salieron. Héctor Astudillo se paseaba.
Platicaba. Urgía a acelerar el orden del día. La mesa directiva no le
escuchaba. El tema del gobierno de Felipe Calderón fue la ola. La batahola fue
la mentada de Germán.
Marcos
Efrén Parra, del PAN, subió obligado por los adjetivos de Farías a replicar:
“Yo si hablaré con respeto en ésta tribuna y responderé a las descalificaciones
con argumentos; no se dice que en los doce años de gobiernos del PAN se superó
la mas grave crisis económica que ha vivido el país; tampoco que llevamos trece
semestres de crecimiento; es irresponsable achacar al gobierno tantas muertes”.
Y
los priístas, en inexplicable huida,
salían. Julieta Fernández, la última de los fugados, habló con
Astudillo. Éste dijo no. Ella se marchó y dijo adiós.
Allá
va Abelina López para rechazar y condenar el pacto político nacional entre
partidos y preguntar a los panistas: “¿Cómo le explicamos a las familias de las
víctimas de la violencia que falló la política de seguridad pública?”
Ya
faltas quince minutos antes de las tres de la tarde. El solitario Astudillo
urge a la mesa directiva: “respetemos el orden del día; hablan de un mismo
tema”, dijo. Del PRI nomas quedaron el jefe de prensa de la fracción y el jefe
de prensa personal de Don Héctor, quienes sostuvieron: “no se fueron, están
allá adentro en reunión privada de la fracción”. Ya estaban en el DF.
Jorge
Camacho, del PAN, ofreció cifras para demostrar que los gobiernos panistas
fueron eficientes, y respondió elegante a las acusaciones: “hay quienes pegan
con la izquierda pero cobran con la derecha; ¿qué harían ustedes en la lucha
contra el narco, replegarse, ser omisos, negociar o enfrentar al crimen?
Al
fin dejaron subir a Héctor Astudillo. Ofreció buenos deseos a los gobiernos del
PRD en el DF; a los del PAN, como Guanajuato y a todos los gobiernos del país;
pidió a las oposiciones ser mejores; pidió no hacer el ridículo ni demostrar la
ignorancia en argumentos fatuos; reconoció que en el gobierno del PAN hubo
aciertos como la economía o errores como la seguridad”.
Ya
son las tres de la tarde con trece minutos. Astudillo mejor aquí se quedó. No
alcanzó a sus compañeros que a esa hora seguro degustaban el postre con el
gobernador. Ellos, sus pares, ya estaban en el Disatrito Federal frente a una
copa de vino y buena comida. El anfitrión el gobernador del estado.
Aquí
escuchamos aun a la panista Delfina Concepción quien a manera de consigna
rubricó: “Hemos cumplido”. También la participación del diputado del Partido
del Trabajo quien calificó al gobierno presidencial panista como “la docena
trágica”.
Se
terminó a las tres con veinte. Astudillo se quedó solo. El debate tuvo su
origen en una mentada. ¿La mentada de Farías?