El
estado de Guerrero es pionero de esta cruzada contra el hambre que ahora lo han
convertido en un programa nacional,
mismo que fue puesto en marcha el pasado lunes por el presidente Enrique
Peña Nieto, en el mítico estado de Chiapas, uno de los tres mas pobres del país
(compartiendo estrado con Guerrero y Oaxaca) y en donde también están en forma destacada
los municipios mas pobres de América Latina y por ende, sus pobladores tienen
severas dificultades para poder llevarse el pan a la boca y por consecuencia su
población infantil registran los mas altos niveles de desnutrición lo que
también se pretende combatir en el programa federal, mismo que operará desde la
Secretaría de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga.
En un evento inusual, donde se dice acudieron
poco más de 20 mil indígenas de la región, el presidente Peña insistió en la
necesidad de atender las necesidades mas elementales de poco más de 7.4
millones de mexicanos (de una población cercana a los 114 millones) quienes
habitan en poco más de 400 municipios de diversas entidades, según registra en
su evaluación el CONEVAL y el INEGI. Indiscutiblemente Guerrero será atendido
en más de cuatro de las siete regiones en que está dividido y particularmente
los municipios enclavados en las regiones de la Montaña, Costa Grande, Costa
Chica, zona Centro y algunos de la tierra caliente y colonias paupérrimas de municipios
importantes como Acapulco y Zihuatanejo, en donde también se registran los
niveles mas altos de analfabetismo.
Lo
destacado de la cruzada nacional contra el hambre, es que, el programa no será
asistencialista sino mas bien de apoyo y solidaridad con los marginados a
quienes se les incluirá en acciones que tienen que ver con la productividad a
fin de que en poco tiempo puedan salir de la situación deplorable en que se
encuentran.
Mucho
énfasis hizo el presidente Peña sobre la necesidad de coordinarse la federación
con los otros niveles de gobierno, esto es, con los estados y municipios, para
que en una conjunción de esfuerzos se pueda lograr avanzar mas rápido y se
pueda evaluar las acciones para corroborar que lo invertido está dando
resultados positivos, pues hasta ahora, reclamó, mucho se ha invertido en el
combate a la pobreza y se han duplicado presupuestos, pero muy pocos resultados
positivos han dado estos programas.
Y
cuando el evento contra el hambre se estaba anunciando en Chiapas, en el estado
de Guerrero el gobernador del estado, Ángel Heladio Aguirre Rivero realizaba
una gira por la región de la costa chica a fin de atender la demanda de los
pobladores de esa zona quienes en forma por demás preocupante y alarmante han
realizado actos de autodefensa armada para enfrentar a los delincuentes y a los
del crimen organizado ante la incapacidad del gobierno estatal de ofertarles
seguridad pública y protección a la ciudadanía.
Seguramente
el problema de la inseguridad pública en esta entidad no es menor, pero no por
ello se debe desatender otros programas importantes como es el de la cruzada
contra el hambre, sobre todo cuando se tienen los números de personas y
localidades donde están asentados estos núcleos de población que sufren de
hambruna, de desnutrición crónica y de falta de apoyo y solidaridad de parte
del gobierno para sobrevivir a estas circunstancias tan trágicas.
Al
gobernador Aguirre le pasó de noche la puesta en marcha de la cruzada nacional
contra el hambre y ojalá no le pase de noche también su participación en el
diseño y aplicación de los programas para atender esta población marginada y
con hambre, pues esto si no se lo perdonarían los pobres mas pobres de México y
que se localizan en Guerrero.
Desde
luego que el problema de la inseguridad pública va en aumento y así se puede
leer con la actuación de poblados, comunidades y municipios que se han
levantado en armas para defender sus propios intereses. El gobernador Aguirre
solo se ha dedicado a entregar enseres y no a ir al fondo del asunto que es la
recuperación del poder público el cual cada día se le ha ido minando y no
sabemos si los legisladores federales y locales puedan hacer un juicio al
respecto para conocer en que punto se encuentra la gobernabilidad en esta
entidad.
Ya
el senador Armando Ríos Piter ha dicho que hay serios problemas en Guerrero y
lo ha calificado como un ‘estado fallido’ en materia de seguridad pública, lo
cual no solo debemos verlo como una evidencia de que de seguir esta situación
pueden afectar el funcionamiento de las instituciones las cuales cada vez se
convierten en líquidas y por lo tanto disfuncionales.
Veamos
si no es preocupante que en una entidad como la nuestra se mezclen inseguridad
y hambruna, lo que produce irremediablemente un coctel explosivo y un caldo de
cultivo para aquellos grupos radicales que no se han olvidado de que los
rezagos históricos han sido pospuestos y que la justicia no ha llegado y mucho
menos que se haya atendido al ser humano como prioridad en un gobierno que se
jacta de progresista y hasta de izquierda.
De
seguir la tendencia igual y no frenar a los pueblos de que se alcen en armas,
una gran sorpresa puede darse en Guerrero, donde la tradición de lucha no ha
mermado nunca y donde los soñadores y utópicos se cuecen a parte y se
multiplican.
Olvidar
esos mínimos detalles sería irresponsable. Luego entonces, el gobierno estatal
debe ponerse a trabajar en lo prioritario y devolver la legalidad a los pueblos
hoy sublevados y no darles mayores esperanzas de querer transformarse en algo
así como territorios libres similares a los que existen en el estado de
Chiapas, donde hoy día el subcomandante Marcos ha vuelto a sus andadas y ha
vuelto a poner el dedo en la llaga al desenmascarar a los dueños del poder
público en México.
Periodista/Analista Político*