En un intento por transparentar los haberes de políticos
dueños de haciendas cuantiosas, obras de arte, autos de lujo, colecciones de
armas, de arte y otras colaciones patrimoniales, y lo que se suponía una
rendición de sus bienes, se convirtió en tropiezo para el presidente y en la
negativa, chance por temor al crimen organizado- de dar a conocer la realidad
de sus abultadas cuentas bancarias, terrenos, casas, autos, yates de lujo y lo
que nadie nombró, sus bienes raíces en el extranjero. Pero además, nunca se
dijeron montos ni nada por el estilo.
Y la gota que derramó el vaso, fue el titubeo de EPN, él
miércoles pasado al nombrar erróneamente el Instituto Federal de Acceso a la
Información y Protección de Datos en una ceremonia en la que revelaba sus
ingresos como presidente y propiedades personales. Este desliz copetón, generó
una multitudinaria reacción en las redes sociales y los partidos de oposición
real. Al referirse a una de las
iniciativas de ley, dijo qué: "tiene que ver con la ampliación de
facultades del instituto de información y de acceso", luego repitió
"de información y de acceso a la opinión pública de toda la información
disponible para la ciudadanía".
Este trastabillo presidencial desencadenó un alud de
comentarios y trompetillas en redes sociales. Y el juego de espejos sobre el
tema de la transparencia se convirtió en sainete virtual y en duras críticas al
jefe del ejecutivo que no sólo no fue claro en sus bienes, sino que convirtió
ese auto republicano, en comidilla de caricaturistas, líderes, estudiantes y
gente de la calle. La gente de la calle se pregunta, que si este acto realmente
se considera como el comienzo de un sexenio de transparencias o de todo lo
contrario.
La respuesta inmediata del ejecutivo estatal ante el
nacimiento de los comités de defensa en Tecoanapa y Ayutla, es una prueba de
que la experiencia de llevar refrigeradores a Olinalá, no funcionó. Porque esa
no es la estrategia, al contrario, está desconectada de la realidad. En esta
reunión con los comités de defensa de Ayutla y Tecoanapa y todos los pueblos
que han desoxidado las carabinas viejas y un pañuelo para guardar su identidad
ante extraños, el gobierno de Guerrero, dio un paso adelante. No sólo
escucharlos, sino interactuar con la fuerza de las comunidades. La petición del
gobernador de que se “quiten los paliacates”, se ve muy peliaguda. Habrá que
esperar los acontecimientos de este fin de semana.
En esa ruta de resquemores se ubican las acusaciones de
los ciudadanos de Costa Chica, de que la policía está metida con el crimen
organizado, que tampoco es nada nuevo. Existen cientos de miles de páginas,
declaraciones de testigos protegidos y de los propios delincuentes de la forma
en como toman por asalto las plazas. “Estacas” les llaman los zetas. Y como montan en días una estructura
económica y de poder paralela al estado. En ese aluvión de opacidades, los
habitantes levantados en defensa civil,
apresaron a un supuesto “jefe de plaza” y sus secuaces y lo tienen retenido. La
prensa nacional y local ha dado cuenta de este acto que pone a la policía del
estado en entredicho y a los órganos de impartir justicia por los suelos. Estos
hechos han desencadenado una mega información en redes sociales, y como dijo mi
abuelita, que pongan sus mentiras a remojar los que creen que todavía se puede
esconder la verdad con retórica barata. El mundo ya cambio, ahora falta que los
políticos, también cambien.
Por el bien del país y del estado, las autoridades
federales, estatales y municipales, le atoren a este problema heredado por el
gobierno panista, que no supo conducirlo y dejó un saldo negro de miles de
muertos regados por los campos, caminos y ciudades del país.
Que la experiencia de Guerrero, un estado eminentemente
indígena, cuyas usos y costumbres, tequios
y organizaciones comunitarias vigentes, le abra los ojos a la propia
delincuencia y al gobierno federal, que no ha sopesado la fuerza de un pueblo
cohesionado en estructuras simbólicas y bien organizado, cuya fuerza ha sido el
motor de los cambios desde la independencia a la revolución y al levantamiento
armado de los zapatistas de Chiapas, que vuelven a escena. Olinalá no es lo mismo que Ayutla y Tecuanapa,
como tampoco los levantamientos de Sinaloa y del Distrito Federal. En la Costa
Chica, estamos ante un pueblo dolido cuya estructura social y comunitaria y
capacidad de organización aún no se han manifestado del todo. Aguas. Acechan en
la sombra la guerrilla y los poderes facticos invisibles.
Y además del programa de entrega de abrigos y mantas a
cargo de Laura del Rocío Herrera, mediante el cual se enviaron 30 toneladas de
cobertores a comunidades de Cochoapa el Grande y Metlatónoc, de la región de la
Montaña a la población más marginada de América Latina, en Ayutla el
gobernador, habló de implementar programas y proyectos que detonen un
desarrollo sustentable.
Habrá que esperar que los funcionarios encargados de
estos programas no se trancen la plata, y que realmente impacten en las
regiones y lleguen a sus destinatarios, que los esperan desde hace más o menos
500 años.
El día que se acaben los pobres de la Montaña de
Guerrero, ese día se les termina el negocio a quienes lucran con la pobreza extrema
de los hermanos indígenas.
DE REOJO
¿Qué fue lo que realmente trató Ángel Aguirre con dos ex
gobernadores, Rubén Figueroa y René Juárez Cisneros?