Mientras el ruido de
una tambora desafinada con el nombre de Quadri grabado y el mal sonido
conectado a una vieja nissan de redilas taladra nuestra tranquilidad de trabajo
en la esquina de Pie de la Cuesta y Revolución no podemos sino dar gracias al
Creador porque el miércoles al fin concluirán las groseras campañas políticas
Quien vino el martes
a irrumpir frente a la redacción de Diario 17 fue un candidato mas del PANAL.
Se llama Mariano Gutiérrez Otero y se dice portador de la verdad democrática
que sanará nuestras dolencias antidemocráticas para erigirse él mismo en la
encarnación de la molestia al vecino de al lado sin ofrecer una disculpa y con
el aliento a sus huestes a la agresión a una reportera.
Don Mariano cerró la
calle Revolución. Es la que baja a la vieja Zona de Tolerancia de Acapulco.
También cerró la mitad de la calzada Pie de la Cuesta con dos camionetas
atiborradas de bocinas con ensordecedor ruido, un cuarteto de matraqueros, otro
tanto de bandereros y otro tanto que agredió a Kenia Guzmán, editora de éste
medio, cuando ella quiso estacionar en el cajón que corresponde al diario.
¿Cómo pretendía la reportera
usar su cajón de estacionamiento cuando éstos individuos bajados del Olimpo
hacen su campaña bloqueando la vía pública nomás porque quieren llegar al
Congreso Local a cobrar medio millón al mes, a costillas de nuestros impuestos?
¿Cómo va a ser? ¿Cómo se atreve la reportera?
Preguntamos a la
Secretaría de Seguridad Pública Municipal del permiso a éste señor para cerrar
las calles. La respuesta fue una patrulla que pasó por sus veinte pesos y una
cerveza. Dejaron a los ciudadanos de la zona con los oídos taladrados y la
ofensa sin la disculpa previa.
¿Es correcto que
soportemos la prepotencia, soberbia y abusos de éstos señores? Claro que no.
Pero nadie hay que les eduque en el respeto a las buenas costumbres o, al
menos, al vecino de al lado. ¿Se imaginan a éstos energúmenos convertidos en
diputados?
Demos gracias otra
vez a Dios. A partir del miércoles concluyen las estridencias de éstos tipos.
Se irán a sus casas y al menos por los próximos tres años nos dejarán vivir en
paz.