NO HAY DINERO, dice la
mayoría de los presidentes municipales del estado para no atender y resolver
los problemas y demandas de sus gobernados, pero el de Tlapa, Jesús Noé Abundiz
García, les gana a todos, pues con ese pretexto no solo no ha iniciado ninguna
obra, sino que tampoco pinta guarniciones como lo hacen otros, y lo que es
peor, con tal de hacerse de recursos, ha reducido el salario de hasta los
trabajadores de limpia del Ayuntamiento que encabeza.
Alcaldes como él, sin duda
hay muchos, culpando de su incapacidad e ineficiencia a su antecesor, aunque,
como bien dicen en mi pueblo, “Cuando la partera es mala, le echa la culpa
al…”, para explicar que alguien, como el edil de referencia, no pueden con la
responsabilidad que tienen.
Es cierto que el alcalde
de referencia, no tiene compromisos con los habitantes de Tlapa, pues llegó al
cargo en cuestión tras la muerte repentina de Javier Morales Prieto, quien ganó
la elección del 7 de junio, y en la que el tal Abundiz García fungió como su
suplente, en una planilla en la que, como muchos otros, iba de relleno.
En consecuencia, Jesús Noé
Abundiz García no tiene, porque no los hizo,
compromisos con los tlapanecos, de ahí que, dicen algunos de sus
cercanos colaboradores, no hay necesidad de atender y mucho menos cumplir las
demandas de la población, sencillamente porque ésta no votó por él. Jejé.
Sin embargo, como alcalde
tiene que hacerlo, pero ocurre que hasta ahora se escuda en que el Ayuntamiento
no tiene recursos, aunque eso sí, “se la pasa en fiestas patronales, comiendo
gratis, como lo hacía Rogelio Ortega (cuando era gobernador del estado”.
“No hay dinero, no hay
dinero”, dice el alcalde una y otra vez cuando los comisarios municipales lo
encuentran en las fiestas, pues canceló las audiencias públicas con el fin de
que no le pidan que atienda sus demandas. “No hay dinero; vamos a verlo el año
próximo”, señala una y otra vez con insistencia.
Y como no hay dinero,
según dice Abundiz García, para tener algo de ello decidió reducir los sueldos
de la policía, “a la mitad”, con el argumento de sus asesores de que no se
justifica que los de seguridad pública ganen bien, y porque además Tlapa está
tranquilo, a pesar de que se han incrementado inclusos los robos a
casas-habitación. Y es que, hasta antes de que tomara las riendas del
municipio, los policías ganaban casi 6 mil pesos, y ahora, “para ahorrar”,
nomás tres mil.
Y en el servicio de
limpia, que en todo municipio los trabajadores que lo integran son los más
humildes, pero tan necesarios como el propio alcalde, de 2 mil 200 pesos que
ganaban anteriormente, hoy perciben mil 500, sin derecho a protestar, que al
fin hay cientos de personas que quieren ganarse un salario.
En fin que esto es lo que
ocurre en Tlapa con un alcalde que llegó al cargo por la muerte de quien ganó
en su momento la elección, y quien con su partida inesperada se llevó los
compromisos que hizo con la población. Por eso es que Abundiz García no atiende
los problemas de ese municipio, porque los acuerdos no fueron con él.
Se la lleva de a muertito,
dicen otros. Es cierto, hay rastreo de caminos, pero eso lo está haciendo la
CDI, pues dice el alcalde que no tiene dinero. Jejé. Como la ves?
Cierto es que el alcalde
de Tlapa, como ya hemos dicho, no es el único, pero sí encabeza la lista del
descaro y el cinismo. Hay otros alcaldes, como el de Zitlala, Roberto Zapoteco
Castro, quien también le sigue los pasos. Lo único que ha hecho es inaugurar
obras que le dejó su antecesor, Francisco Tecuchillo Neri, quien pese a ser
catalogado como inútil, al menos disfrazó su ineficiencia construyendo algunas
obras que hoy muy orondo pone en servicio el actual edil.
Claro. Habrá quien lo
niegue. Quien salga en la defensa de alcaldes como éstos, y se justifica, pues
para eso están, en primera instancia, las oficinas de prensa, aunque claro, es
imposible tapar la realidad con un dedo.
En fin. No tardan, ahora
que están de moda las mantas para hacer anuncios, que aparezcan en Tlapa y en
Zitlala algunas de ellas que digan, en referencia a los candidatos perdedores
en la elección municipal: “Perdónanos”. Jajá.
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