La visita del papa Francisco ha despertado las elementales filias y fobias políticas y sociales entre los mexicanos que suelen descalificarse atados a los tiempos idos. A unos les despertó el fervor sujetado durante años al laicismo constitucional; a otros dio pauta oportunista para parafrasear al jefe del Estado Vaticano y asumir una línea salpicada de mimetismos.
MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN |
Encontrar en los mensajes papales al destinatario se convirtió durante el pasado fin de semana en el deporte de políticos y opinadores. Francisco se ha caracterizado por su liberal forma de pensar y conducirse, la apertura por lo menos en el discurso que habrá de sujetarse a la práctica doméstica en la iglesia católica.
Sin duda buena parte de la sociedad mexicana es tolerante e incluyente, aunque aquella que presume esa condición, signo fundamental de los nuevos tiempos, en las redes sociales ha volcado la descalificación y la crítica a ultranza a políticos y personajes públicos que se atrevieron a dejar de lado la mochería.
Por ejemplo, no falta la comparación entre esa crítica severa que el priismo de esos días hizo a Vicente Fox cuando besó el anillo papal con la que hoy se hace a Enrique Peña Nieto por haber comulgado en la misa celebrada por el papa Francisco en la Basílica de Guadalupe.
El Presidente de la República podría disculpar su proceder en la consideración de que, primero, se encontró con el jefe del Estado Vaticano, al que recibió con ese carácter sin sustraerse, elemental, del peso de su catolicismo y, luego, como líder o pastor de la iglesia católica que no tiene parecido alguno con papas que le han precedido.
Lo cierto es que en uno y otro escenario, en el político y en el pastoral, ninguno de los participantes en los ceremoniales puede despojarse de su representación. Vaya, es una vacilada decir que los políticos estuvieron con el Papa en actos religiosos como católicos en su tiempo libre, o que fueron a actos protocolarios del jefe de Estado, convocados por el jefe del Ejecutivo Federal y en acatamiento a la etiqueta que demanda la convivencia de los poderes de la Unión.
El caso es que la presencia del papa Francisco dio rienda suelta a, decía, las filias y fobias de los mexicanos que se llaman progresistas y de avanzada, tolerantes e incluyentes que han inundado las redes sociales con las, incluso, burdas y oportunistas posturas.
Y, en esos escenarios de la impunidad que otorgan las redes sociales o la de ésta de la inmunidad que da el fuero político, lo mismo se han cebado en la figura de la esposa del presidente Peña Nieto, Angélica Rivera, por su presencia tanto en los actos de Francisco, como en la adelantada conclusión de que el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, quedó fuera de la carrera presidencial porque los chilangos estamos encabronados porque secuestró a la capital del país parta facilitar la visita papal.
Hay, igual, entre la grey periodística una extrema cuanto irresponsable consideración de dizque expertos en asuntos clericales como los terrenales y se asumen dueños de la verdad y expertos intérpretes de los mensajes de Francisco ya en su discurso en Palacio Nacional ya en la homilía en Catedral o en la Basílica de Guadalupe. Y ni qué decir de su presencia en San Cristóbal de las Casas, en cuya catedral reposan los restos del controvertido Samuel Ruiz.
Y qué decir de lo declarado, mediante comunicado difundido por su oficina de prensa, por Jesús Zambrano Grijalva, diputado perredista y presidente de la Cámara de Diputados, cuando aludió a los dichos del Sumo Pontífice en Palacio Nacional y consideró que los aplausos de dirigentes políticos, del propio presidente de la República y de los principales líderes empresariales del país, tienen que traducirse en hechos.
O sea, ¿hay que seguir la línea papal? Porque, de acuerdo con el ¿ex marxista y comunista?, gobierno y empresarios deben atender el mensaje del Papa y mostrar con hechos su disposición para lograr el bienestar de la gente y atender los problemas de exclusión y de oportunidades para una población que ya no soporta más la indiferencia de sus autoridades.
¡Ah!, pero reflexiona: “¿Por qué esperar a que el Papa venga a decir a gobernantes, a políticos y empresarios los que se necesita hacer? ¿Por qué esperar a que el Papa venga a evidenciar lo que no han querido reconocer, los grandes problemas del país, como la inequidad, el beneficio de unos cuantos sobre la mayoría, corrupción, narcotráfico, exclusión, violencia, tráfico de personas, secuestro, muerte, y sufrimiento de las víctimas y sus familias?”
Y del otro lado de la derecha, el coordinador de los diputados federales del PAN, Marko Cortés, igual mediante comunicado de su oficina de prensa, asegura que “mucha razón tiene el Papa Francisco, en su llamado a construir un mejor futuro para los jóvenes, ante el lamentable escenario económico que enfrenta nuestro país”.
Además, refiere que tuvo “la oportunidad de conversar muy brevemente con el Papa Francisco en su primer día de actividades en México, nos dijo "La buena política, es la expresión más grande del amor humano"; también nos recomendó a los coordinadores parlamentarios del PAN y PRI "Peléense y reencuéntrense en beneficio de México". ¿Esa fue la recomendación a los políticos mexicanos? Bueno, el joven Marko asume esa línea.
Pero la buena fe se le olvidó de inmediato para zarandear al prójimo priista. “Los diputados de Acción Nacional -agregó- coincidimos con esa expresión y estamos decididos a seguir defendiendo nuestras convicciones y construir en todo lo posible, haremos como él lo sugirió "Política de la Buena", para tratar de corregir el pésimo rumbo de la economía del país y trabajar entre otras cosas, por un salario digno para los jefes de familia; buscando como su Santidad lo pidió ensanchar las oportunidades para todos los jóvenes”.
Y qué tal si mantenemos nuestra calidad de buenos anfitriones y dejamos de ser candil de la calle y oscuridad de la casa. El papa Francisco vino a lo suyo: poner orden en la Iglesia de la que es líder, dar algunas recomendaciones, sacudir conciencias pero no a dar línea. Quien así lo asuma estará en su libre condición mimética. Como dijo el ateo: gracias a Dios que cada quien se quede con lo suyo. ¿La fe mueva montañas? Digo.
LUNES. Lo dicho, Morena trae consigo las mismas prácticas de aquello que critica y descalifica. El pasado fin de semana, el diputado Jacobo Cheja Alfaro, coordinador de la Comisión Operativa Estatal de Movimiento Ciudadano, exigió que el ayuntamiento de Texcoco, gobernado por Movimiento de Regeneración Nacional saque las manos del proceso electoral extraordinario de Chiautla, Estado de México.
Cheja demandó al partido de Andrés Manuel López Obrador que pretenda engañar y confundir al electorado, sobre todo que el ayuntamiento de Texcoco, deje de intervenir “en un proceso que le corresponde de manera exclusiva a los ciudadanos libres de Chiautla".
Y zanjó acusaciones. Dijoque la única alianza o coalición que Movimiento Ciudadano tiene, es con la ciudadanía y participarán con el mejor candidato ciudadano “capaz de responder a las necesidades de los Chiautlenses y no a los intereses de grupos o cacicazgos”. Es vox populi quiénes son las cabezas de esos cacicazgos que crecieron con el PRD y hoy están al servicio de los intereses de Morena. ¿Sacará las manos López Obrador de este proceso que se dirimirá en las urnas el 13 de marzo próximo? Conste.
@msanchezlimon
Vanguardia Digital