Para empezar a solucionar el problema de la inseguridad que campea en el
estado de Guerrero, lo primero que debe hacer un gobierno es reconocerlo y
después empezar a trabajar para otorgarles a sus ciudadanos la tranquilidad que
ha venido demandando en cada colonia, comunidad o municipio de Guerrero.
Parafraseo al gobernador del estado Héctor Astudillo Flores “el problema que le
preocupa a la gente, es el asunto de la inseguridad, que ha lastimado mucho a las familias” y vaya que lo es, y más en estos tiempos
actuales, en donde el temor asecha a todos los ciudadanos que integran los
diferentes estratos sociales asentados en la entidad.
Astudillo es ante todo un ser humano con temores, “si hay temores uno no va
servir a la sociedad” quizá por eso, hace el llamado a cerrar filas ante el
temor que provoca la violencia, a frenar ese miedo para que se pueda cumplir
con la sociedad guerrerense que espera mucho de ésta nueva administración que
encabeza.
La prudencia política de Astudillo debe ser reconocido, porque mientras
algunos personajes políticos se dedican a atacarlo, él no se engancha con
declaraciones surgidas desde las entrañas del hígado político, y en esa
tesitura debe ir caminando sin distraerse en esas voces que durmieron el sueño de los justos cuando
fueron gobierno y que gracias a las omisiones de esos gobiernos, la entidad
está en esa situación.
Héctor Astudillo ha reconocido desde su campaña política que en Guerrero la
situación era sumamente difícil, y desde ese momento comenzó a trazarse su proyecto de seguridad,
los tiempos electorales concluyeron y se tuvo que enfrentar a otro problema, el
económico, nada sencillo cuando se recibe una entidad convulsionada y con un
hueco económico de grandes magnitudes.
Quienes lo critican saben que los problemas heredados en el aspecto de
seguridad pública no se van a resolver
de la noche a la mañana, por el contrario, el asunto va ha llevar un largo tiempo, si tomamos en
cuenta que la seguridad pública, -ha sido
desde siempre el talón de Aquiles de todos los gobiernos y éste no podrá ser la
excepción- el problema va para largo a pesar de las buenas intenciones del
gobierno Astudillista, sin embargo, poco a poco, el estado ha ido tranquilizándose,
existen de pronto brotes de violencia
que alarman provocados por las complicidades que hay entre algunas autoridades
y los grupos delictivos que operan en la entidad.
A esos grupos están enfocados los dos órdenes de gobierno, de ahí que el propio jefe del ejecutivo encabece las
reuniones de Seguridad Pública para tener
el pulso de la información en sus manos y poder tomar decisiones que beneficien
a los ciudadanos guerrerenses que hoy más que nunca demandan Seguridad Pública.
Ojalá todos los alcaldes y funcionarios logren captar el mensaje del
mandatario estatal y con ello emprender
acciones que beneficien a la sociedad que los eligió, de no hacerlo, entonces no sirven para ello.
Por lo pronto, Héctor Astudillo sabe que
las críticas en general ayudan a fortalecer a su gobierno y más cuando
estas vienen con la firme intención de ayudar al desarrollo político y social
de un pueblo, pero ha decidido desechar las que tienen la firme intención de
buscar enfrentar a un pueblo con su gobierno, a esas sencillamente las deja
pasar.
El tiempo habrá de darle la razón a cada uno de ellos. Veremos que pasa,
por lo pronto así las cosas. Vale.