miércoles, 7 de noviembre de 2018

ENTRE LA VERDAD Y LA FICCIÓN Lectores orgánicos y lectores de la violencia Por Jorge Luis Falcón Arévalo*


“La paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa” 

-Erasmo de Rotterdam-

La inmensa mayoría de los políticos, no son acuciosos lectores, mucho menos apasionados a la lectura relacionada a la humanística, a la paz, a la concordia. Una sencilla razón que los denota, es su reducido léxico en el manejo de su lenguaje tanto en sus pláticas como en sus discursos.
Conozco si, un reducido grupo de políticos que son lectores que aprenden y aprehenden de las lecturas de los diversos géneros. Su modo de expresar, sus habilidades para la conversación y el manejo creativo de sus planteamientos, son prueba de ello. Las estructuras lingüísticas, son fiables, en el expresar, en el entender y la interpretación.

El político por regla general, se "entera" por libros leyendo las solapas. Otros buscan al menos las síntesis bibliográficas de ejemplares más de "best seller", que de otros géneros que alimentaran su espíritu de tanta necesidad. Los más se "educan" de oídas, de rumores, de lo que otras u otros, también, les comentan o susurran. No se puede ser un individuo  dominado por las pasiones y por los impulsos de bajo nivel. Son representantes populares provocadores y bravucones.

Hoy las tecnologías de la Información, son implacables en las rutas cibernéticas en el aprender y entender, no se entera, quien padece pereza mental. Como tampoco se debe confundir que cuando se haya concluido una carrera profesional, ya se es sabe todo. No, cuando se concluye una profesión universitaria, es cuando se inicia el verdadero estudiante. El estudioso de verdad. El filosofo de su especialidad. Pero la educación cuesta; y, pocos son los que prefieren pagar el precio de la pacificación; y, otros  mantenerse en estado bestial.

Cuantimás político busca siempre en su afán por distinguirse por sobre los demás, anda en busca de libros que les "provea" de los secretos para el triunfo, el éxito, ser el as, el ganador. En pocas palabras el "chinguetas". Y, se avoca sobre libros, como "El arte de la Guerra", "Maquiavelo", "La reina del pacífico", "Los señores del narco", Mi lucha, etc.

La cosmovisión del lector político debe y puede, tal vez entenderse la vida como un conjunto de repeticiones inútiles, vacías y carentes de sentido y significado, que se llevan a cabo más por costumbre, tradición e inercia que por coherencia y lógica. Por ello, es necesario que los y las nuevos actores de la vida política nacional deban ser lectores de libros de sabiduría para una mejor calidad de ser humano; y, no violentar a la raza, por sus actividades e intereses mezquinos, voraces y codiciosos.

La violencia es el resultado de la interacción entre la agresividad natural y la cultura. Es decir, violencia es cualquier acción o inacción realizada a otro ser humano con la finalidad de causarle daño físico o de otro tipo.
Mantener en el escenario a los mismos políticos de hace diez, quince o 20 años, es una violencia de facto, porque han sido individuos, que en nada han favorecido el panorama de evitar este tipo de agresión.

Recordemos que el significado supremo de la vida humana es una situación de regocijo y no de desolación. Sin embargo, no debemos de pasar de forma inadvertida que la violencia no es innata, sino que se “aprende" a lo largo de nuestra vida. Y, los ejemplos, los tenemos en cualquier rincón de nuestra existencia, en estos momentos.

Leer es una forma pacífica de saberse un mejor ser condescendiente y humanamente hermanado. Mejor bajar las armas y dialogar.

@GradoCero_Gro