jueves, 15 de diciembre de 2011

¿ Y HUMBERTO SALGADO POR QUÉ NO? jeremías Marquines



¿Y Humberto Salgado por qué no?
 Jeremías Marquines

La renuncia del procurador de Justicia del estado de Guerrero, Alberto López Rosas, del secretario de Seguridad Pública, Ramón Almonte y demás funcionarios menores, si bien, no es suficiente, es un muy mínimo comienzo para intentar aclarar el crimen cometido por policías ministeriales en contra de dos estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, ocurrido el día lunes en Chilpancingo.
No son pocos los que han visto en el sacrificio de estos funcionarios una cortina de humo con el fin de proteger al secretario General de Gobierno, Humberto Salgado Gómez, quien ya debió haber renunciado porque siendo el encargado de la seguridad interior y de los asuntos políticos del estado, no estuvo a la altura de las circunstancias para atender con anticipación y celeridad las demandas que venían planteando los normalistas, en lugar de estar atento a los problemas del estado, este funcionario se la pasa de dama de compañía del gobernador Ángel Aguirre. Más que secretario General de Gobierno parece secretario privado y pilmama del gobernador.
Humberto Salgado tiene el mismo nivel de responsabilidad en estos hechos por su omisión, como la tuvieron los funcionarios cesados. Sin embargo, su intimidad con el gobernador le ha asegurado un fuerte manto de impunidad y sigue gozando del cargo a pesar de haber fracasado en su tarea. En las últimas horas, Aguirre ha declarado bonachonamente a los medios de comunicación: “que durante su gobierno no permitirá que se cometan actos de impunidad, no voy a meter las manos al fuego por nadie". En consecuencia con estas afirmaciones, ya debió haberle pedido la renuncia a su amigo del alma, Humberto Salgado, quien aparte de funcionario fallido, aspira a senador por el PRD.
Aunque si bien es cierto que las renuncias de funcionarios no resuelven nada, también es cierto que su permanencia en el cargo, ofende a la ciudadanía. Desde que ocurrió el asesinato de los dos estudiantes, Humberto Salgado no ha hecho ninguna declaración al respecto, se ha vuelto un bicho escurridizo y toda la carga de la tragedia se la dejó al gobernador quien ha  venido haciendo el trabajo de su secretario. Por lo tanto, este señor no tiene nada más qué hacer al frente de esa Secretaría pues su permanencia inútil envía un grotesco mensaje de impunidad a los afectados y a la sociedad misma.
Ángel Aguirre tiene que olvidarse ya de las simulaciones y las tácticas dilatorias. Si quiere evitar que este asunto se le desborde aún más, tiene que dejar el cantinfleo demagógico que acostumbra, y asumir la total responsabilidad de los hechos. Su obligación es procurar el castigo que se merecen los policías asesinos, así como los elementos policiacos estatales y federales que golpearon y torturaron tanto a estudiantes detenidos como a ciudadanos que pasaban por el lugar, entre ellos, al escritor y periodista Erick Escobedo, a quien detuvieron y torturan por varias horas, sólo porque la lógica deductiva de estos Sherlocks ejidales lo confundió con estudiante de Ayotzinapa. ¿Acaso esta golpiza también va a quedar impune? ¿Y los que lo hicieron van seguir estando en la corporación esperando para volver a repetir lo mismo contra cualquier otro ciudadano que se parezca a Bin Laden?
Por otra parte, el gobernador deberá prever y atender con anticipación, la acción de grupos oportunistas que tomarán bandera de lo ocurrido con el fin de buscar una mayor desestabilización de su gobierno. Ya hay anuncios de varios grupos ultras que preparan a sus huestes para sacar tajada de lo ocurrido. Estos temas deben ser atendidos y resueltos con anticipación si no quiere comenzar el próximo año con tomas y plantones. Los pendientes de Aguirre son muchos y el tiempo de gracia se le acaba.
Sobre la responsabilidad de lo ocurrido, la mayoría coincide en que ni el gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, ni el procurador de Justicia, Alberto López Rosas ordenaron el uso de armas contra los normalistas. Aún no están tan locos como para autoinmolarse políticamente de esa manera. Sobran en las corporaciones policiacas de Guerrero asesinos sanguinarios que han sobrevivido a los cambios de esa corporación haciéndole el trabajo sucio a los poderes fácticos. Muchos de estos individuos sólo usan la institución como objeto de impunidad pero en los hechos trabajan por cuenta propia. En las últimas horas circulan versiones que desde las catacumbas de los poderes fácticos que durante años han controlado a la Policía Judicial de Guerrero se aprovechó la ocasión. El resultado es la salida del Procurador Alberto López Rosas, quien venía realizando una exhaustiva investigación contra el acalde de Tlapa, Willy Reyes, entre otros casos de alto impacto, así como la depuración de la propia corporación.
Una cosa cierta sobre este atroz crimen, es que aún falta lo más importante por dilucidar. Los asesinos están a la vista: hay cientos de fotografías y videos mostrando a los que disparan sus fusiles contra la multitud, por ese lado no hay mucho que buscar, el verdadero problema de todo este asunto es: ¿quién les ordeno hacer qué?, ¿y para qué?
LA CONTRA
Es repudiable el calificativo déspota y degradante que algunos medios de comunicación usan, así como alguno que otro seudocomentarista, cuando se refieren a los jóvenes normalistas como Ayotzinapos. No cabe duda que la estupidez está a flor de piel…. Esta columna se solidariza con Erick Escobedo, compañero periodista y reciclador de historias urbanas, fue madreado por judiciales de Guerrero que andan impunes.