Los priístas sesionaron en
sus municipios; bueno mientras unos se encontraban unidos; otros, se
"aliaron" para buscar los caminos del "sano" consenso y
poder llegar "pulcros" hacia donde les interesa: el poder por el
poder.
Los acuerdos ya iban en
mente de unos; y, en carpetas de otros. Las designaciones se habrán de dar en
los que habrán de dirigir a los comités municipales del tricolor, en un par de
semanas, mientras lo dicho y planeado logra ser consensuado entre los grupos.
La costa grande, no es la excepción, pues se carece de un líder por estas parte
de héroes insurgentes. No hay hombres y mujeres con personalidad política, ni carisma,
menos con un discurso que logre concretar un solo bloque. Es por ello mandar
delegados; y, hacen bien.
En breve lo harán los panistas,
perredistas, verdespriistas; perdón ecologistas; los de movimiento sin ser
ciudadanos. Comparsa de todos y amigos de nadie; los petistas –de izquierda canalla y cínica- y
los demás organismos que se acumulen. Todos, sin un perfil democrático.
Muchos políticos no
escuchan. No entienden las observaciones de gente externa a los partidos, y a
la parafernalia que esto implica. Los políticos no saben debatir; esto por su
escasa preparación no tan solo académica, sino de propia información periodística
mundial diaria; pues el obtener un título universitario, no los hace experto en
tal o cual especialidad, sino para lograr la experiencia requerida se requiere
de un ejercicio intelectual, de una preparación educativa. Y de ello, muchos,
hartos, bastantes carecen. Hay ausencia de credibilidad.
Más anida en los organismos políticos,
la plebe, la raza, la chusma, la morralla, el conglomerado, el lumpen, la masa,
grillos, la caterva, chismosos, mitoteros, el montón, el “equipo” Gente de esa
alcurnia de la polaca, que evade la responsabilidad
que la política como función social -ya como ciencia sería demasiado exigir- debe otorgar; y, responde con una “cultura
política” ambigua, confusa, turbia, anatema, imprecisa, oscura, de mendicidad, de indigencia, de miseria, de carestía, se
diría que hasta inapropiada.
Los tiempos “modernos” de la
política mexicana en el bufet de sus partidos oficiales se ha pasmado, se congelaron, paleolítica, prehistórica,
arcaicas, añejas. Es como su lenguaje: coloquial, que se circunscribe en cien palabras
de caridad, bondad, clemencia, incluyendo tolerancia.
La farsa política, es una
amenaza seria contra la gobernabilidad. No se puede mantener por mucho tiempo mentiras
tras mentiras. Pues la farsa, termina en comedia y ésta en risas siniestras.
México requiere construir verdades y éstas habrán de hacerse desde la sociedad,
aunque parsimoniosa, ha entendido que es momento de recorrer el velo, ante
tanta hipocresía y farsantes…embusteros de dios.
*sin.marca@gmail.com