¿Te has
preguntado qué piensan las personas sobre ti? ¿Será que tus relaciones
interpersonales se encuentran en buen estado? A continuación, te presentamos
algunos factores que podrían explicar el hecho de que las personas no te
llamen, se les olvide invitarte a las reuniones con los amigos, o simplemente
que tus colegas del trabajo te ignoren. ¿Podría estar sucediendo esto contigo?
Estos son algunos comportamientos que debes vigilar para evitar que tus amigos
se alejen.
1 – Deja de hablar mal de todo el mundo.
¿Has
conocido a una persona que vive señalando los defectos ajenos? La verdad es que
a nadie le gusta quedarse demasiado tiempo al dado de un individuo así –
incluso porque siempre terminas con la duda: “¿Hablará también así de mal sobre
mí?”. Es innegable: las personas terminan poniendo distancia a los chismosos
compulsivos. Si eres así, ¿qué te parece si te empiezas a guardar tus
comentarios?
2 – Aprende a comportarte mejor.
Por más
cuestionables que sean algunas normas de etiqueta, y por mucho que no te
parezcan, vale la pena recordar que tener buenos modales no hace daño a nadie.
Puedes ser una persona más libre cuando estés con tus amigos, por su puesto,
pero cuando estamos hablando de un convivio con colegas del trabajo, no cuesta
nada, por ejemplo, comer con la boca cerrada.
3 – No seas el bromista inoportuno.
Resulta
lógico que la risa es agradable, y todo el mundo adora una broma una vez. El
asunto es que algunos individuos parecer no tener la más mínima noción de
límite. Si no sabes distinguir una broma de una grosería, lo único que tienes
que hacer es evitar los comentarios que te parezcan elocuentes y divertidos,
pero que en el fondo no pasan de ser meros prejuicios, machismos, sexismos,
racismo y cosas afines. Ante la duda, piensa si aquello que deseas expresar
realmente es gracioso o si sólo se trata de un humor ordinario y vulgar.
4 – Aprende a trabajar en equipo.
Es
evidente: ¿te gustaría estar cerca una persona que valora a los demás o de una
persona que se aparta del grupo? La verdad es que resulta necesario trabajar en
equipo, ser comunicativo, reconocer el trabajo de los demás, aprender a elogiar
y elaborar críticas constructivas.
5 – Comienza a dividir las cuentas.
No seas
gorrón. No porqué tu amigo se ofreció a pagar la cuenta una vez significa que
nunca te va a tocar dividir o invitar a ti. Los “gorrones”, que dicen el famoso
“paga por mí que después te regreso el dinero”, dejan, obviamente, de ser
invitados a algunos eventos. Si hay escasez de dinero, simplemente no salgas o
elige la opción más barata.
6 – ¡Deja de hablar, por el amor de Jesucristo!
Si eres
de ese tipo de persona que disfruta de desbaratarse en intensas discusiones
para demostrar que tiene la razón, y pese a saber que no está en lo correcto
sigue argumentando como si así fuera, sólo para no perder en la discusión, te
tengo una mala noticia: estás en la categoría de persona más aburrida del mundo
y resulta obvio que tus amigos dejarán de hacerte invitaciones.
Si una
persona tiene la intención de escuchar a otra hablar durante horas sin parar,
se va a una maldita conferencia. La mesa del bar no es un lugar para hacer un
discurso sobre tus convicciones – por más brillantes que creas que estas sean,
a algunas personas simplemente no les importa un demonio lo que piensas sobre
determinado asunto. Entonces, no insistas en ser aburrido, por tu propio bien.
7 – Comienza a escuchar.
Este tema
tiene mucha relación con el anterior, pues quien habla hasta por los codos
nunca resulta un buen oyente – anota. El problema de las personas que hablan
demás es que hacen a un lado el discurso del pobre bastardo que intenta
interrumpir su monólogo.
A nadie
le gusta ser interrumpido por la persona verbosa y egocéntrica de la mesa. Si
hablas sin parar, ya es molesto; ahora, si hablas sin parar y no dejas que
nadie más hable, eres prácticamente insoportable.
No todos
somos psicólogos para estar escuchándote y atendiéndote, por favor, entiende
que el equilibro en los diálogos es fundamental – y relativamente simple: las
conversaciones están compuestas de palabras y silencios. Si ninguno de los dos
prevalece sobre el otro, todo está muy bien.