A los tres días de romper
el cascarón los polluelos de barnacla cariblanca o gansos percebe, muy común en
las islas del Atlántico Norte, deben realizar un enorme salto para reunirse con
sus padres y comenzar así el resto de su vida.
Gansos percebe de guardia
observan a posibles depredadores junto a sus pequeños polluelos. Foto Iron
Ammonite
Y es que estas anátidas
suelen hacer sus nidos en acantilados rocosos, en zonas que van desde el
Báltico hasta Groenlandia, en paredes extremadamente escarpadas lejos de los
depredadores (principalmente zorros árticos y osos polares), pero también lejos
de la hierba que les sirve de alimento. Al igual que todos los gansos, los
pollos de barnacla no son alimentados por los adultos. Y por eso las crías
incapaces de volar, son animadas por sus progenitores a saltar al precipicio
para así buscar zonas donde pastar.
En las primeras horas de
vida después de su eclosión, estas aves (llamados gansos percebe por el
parecido del plumaje de su cabeza con la concha de este crustáceo) deben dar un
salto gigante desde su nido en lo alto de los acantilados y caer en un salto al
vacío de más de 120 metros con el fin de alcanzar el suelo.
Percebes, crustáceos que
debido a su parecido dan nombre a este peculiar ganso.
En una de las más
emocionantes y perturbadoras secuencias del nuevo documental Life Story de
David Attenborough.
Serie de la BBC recién
estrenada, y en la que han tardado cuatro años en su realización y donde se
pueden ver los primeros pasos en las primeras horas de vida de una gran
variedad de criaturas del mundo.
Una escena rara vez
filmada y que sin duda se va a convertir en uno de los momentos más
emblemáticos de la historia de los documentales de naturaleza.
Como dice Sir
Attenborough: "A los tres días de edad, estas aves ya han sobrevivido al
mayor desafío de sus vidas. En una de las tácticas de supervivencia más
extremas en la naturaleza ".
Anteriormente se creía que
los gansos adultos descendían a sus polluelos en el lomo, pero la realidad es
que las crías se lanzan al vacío desde su nido y lo sorprendente es que más de
la mitad sobrevive a esa caída.
Gracias a su poco peso,
las plumas y el pequeño tamaño, los polluelos no suelen sufrir lesiones graves
cuando golpean las rocas. Los que no sobreviven se los comen zorros árticos que
se siempre están al acecho.
Un curioso comportamiento
de estas aves que ya en la antigüedad estuvo rodeado de leyendas. Historias que
afirmaban que estas aves crecían de las ramas de los árboles, encerradas en
conchas hasta que les salían las plumas y volaban. Que se reproducían a partir
de madera de abeto que flotaba a la deriva en el mar. Y todo debido a la
supuesta conexión existente entre los gansos y los pequeños crustáceos.
Miniatura con los gansos
percebes que crecían en los árboles, bestiario que se guarda en la Biblioteca
Británica.
Un leyenda ampliamente
difundida, por autores medievales como Giraldus Cambrensis o Vicent de Beauvais
en su Gran Enciclopedia. Sin embargo, también fue criticada por otros autores,
entre ellos Alberto Magno, que decía que era una historia inventada por algunos
clérigos irlandeses que consideraban la carne de ganso percebe como aceptable
en los días de ayuno de Cuaresma.
Árbol de las ocas o
"Barnacle tree", árbol que crecía en la islas británicas y de cuyos
frutos al caer al mar salían ocas o gansos.
En el IV Concilio de
Letrán, el Papa Inocencio III prohibió explícitamente el consumo de estos
gansos durante la Cuaresma, con el argumento de que a pesar de su reproducción
inusual, vivían y se alimentaban como patos y tenían la misma naturaleza que
otras aves.